Con base en un importante estudio sobre sus raíces genealógicas, Pedro Carmona y sus familiares decidieron hace años acogerse a la Ley 12/2015, de 24 de junio de 2015, en materia de concesión de la nacionalidad española a los sefardíes originarios de España. Carmona utilizó esta Ley para obtener la nacionalidad española y para lograrlo aportó una copiosa y acreditada documentación para lograr su objetivo. En esta entrevista, nos cuenta cómo fue el proceso y el camino recorrido en el mismo junto a otros asuntos.
La Ley a la que se acogió Carmona finalizó sus plazos en septiembre de 2019 y tenía sus orígenes en el Decreto del dictador Miguel Primo de Rivera, de 20 de diciembre de 1924, y que permitió obtener la nacionalidad española a algunos sefardíes en los años veinte y ser utilizado el mismo por algunos diplomáticos españoles para salvar a algunos centenares de judíos durante el Holocausto, quienes portando el pasaporte español pudieron salir del infierno nazi en que se habían convertido sus países de nacimiento.
Me gustaría saber si en el pasado usted había investigado sobre sus raíces sefardíes y si tenía algunas noticias de sus orígenes familiares.
Sabía que a través de la rama familiar Álvarez, podríamos tener algunos orígenes sefardíes y con la valiosa ayuda de mis hermanas, quienes en ese momento residían en Venezuela, y a través de ese vínculo, comenzamos a investigar nuestras raíces familiares, y sus entronques con una rama sefardí española. Entonces contratamos a un genealogista venezolano, Marco Ghersi, a quien conocíamos, y así empezó este proceso. Tengo una profunda admiración y respeto por el estudio que hizo este experto, que se remonta en forma totalmente documentada al siglo XIV, y así trazó toda una historia y una cronología sobre los vínculos de nuestra familia con el mundo sefardí. Es un gran trabajo, fruto de meses de estudio y de dedicación, que solamente puedo definir como extraordinario. Después, la Asociación Israelí de Venezuela validó y dio el visto bueno a todo ese trabajo y luego, en un largo proceso, también recibimos una aprobación a dicho trabajo por parte de la Federación de Comunidades Judías de España, que era uno de los pasos más difíciles que dar en este largo trayecto hasta la nacionalidad. Creo sinceramente que presentamos un gran trabajo, gracias a este genealogista, y el mismo fue valorado positivamente por las instituciones oficiales españolas que tenían que otorgar la nacionalidad y así llegamos satisfactoriamente a concluir este proceso. Al principio, cuando estaba en Colombia, tenía dudas si presentar la solicitud, pero ya con este trabajo extraordinario realizado en las manos, me decidí a acompañar a mis hermanas en esa iniciativa, gracias a lo cual el resultado final fue exitoso.
¿Usted previamente, en Venezuela, había tenido alguna relación con la comunidad judía local?
Yo conocía, claro, sabía que existían comunidades judías organizadas, tanto en Venezuela como en Colombia, donde viví durante décadas, pero no tenía relación especial con esas comunidades, que están bien organizadas en Venezuela. Ni tampoco tenía una relación especial con el mundo sefardí, al cual ahora sí conozco mejor y sigo investigando y estudiando en ello. Ahora por ejemplo conozco que muchos sefardíes llegaron a Venezuela a través de Curazao, y de allí pasaron entre otros a la ciudad de Coro, Estado Falcón, una de las primeras ciudades fundadas en Venezuela en el Siglo XVI, donde existe aún un antiguo museo, testimonio de la presencia sefardí en la ciudad. Evidentemente, el origen de estas comunidades tiene que ver con el famoso edicto de expulsión de todos los judíos de España dictado por los Reyes Católicos y tenemos noticias de que muchas familias sefardíes llegaron a Venezuela y fueran acogidas con amplitud. Posteriormente, hay que destacarlo, Venezuela, al inicio de la Segunda Guerra Mundial, en 1939, bajo la presidencia del General Eleazar López Contreras, fue el único país de la región o de las colonias inglesas en el Caribe, que autorizó atracar a dos buques procedentes de Alemania, con 251 judíos que huían del totalitarismo y el genocidio nazi. Eran los buques Caribia y Königstein, que de no haber recalado en Puerto Cabello, habrían tenido que regresar a Alemania, con el destino atroz que les esperaba. Los judíos no olvidan ese noble gesto.
¿Esos sefardíes de Venezuela han conservado algunos rasgos de su identidad y hablan en ladino o judeoespañol?
No, no hablan el ladino, ni he conocido a alguno que lo hable. Pero sí algunos han conservado sus señales de identidad sefardíes e incluso en Venezuela contamos con un museo de historia de los sefardíes. La lengua sefardí, el ladino, como ha pasado en otras latitudes del mundo, se ha perdido y ya casi nadie la habla. Además, la Asociación Israelita de Venezuela ha conservado siempre dentro de la misma las dos ramas tradicionales de la cultura judía, la askenazí y la sefardí, siendo convivientes en la misma comunidad. La comunidad judía cuenta con un Centro de Estudios Sefardíes en Caracas, adscrita a la Asociación Israelita de Venezuela. Existe además una Asociación de Amigos de la Cultura Sefardí y un Museo Sefardí en Caracas. Es importante recordar que la presencia sefardí en Venezuela se inició entre los siglos XVI y XVIII, aunque esporádica, y que tras la independencia y la derogación de la inquisición, llegan numerosos judíos sefarditas desde la isla de Curazao, principalmente de origen marroquí a la ciudad de Coro, y desde allí se diseminaron en Venezuela principalmente dedicados a actividades comerciales. En 1939 se fundó la primera sinagoga en Caracas.
Y aquí, ya asentado en Madrid, ¿ha mantenido alguna reunión o ha visto a alguien de las comunidades judías sefardíes?
Todavía no, pero en algún momento lo haré, pues tengo el más vivo deseo de hacerlo. Además, aunque todo esto ha sido un descubrimiento tardío ha cambiado, en cierta medida, mi vida y me siento muy orgulloso y satisfecho de ser español a merced de haber recuperado la historia de mis ancestros sefardíes, que me han permitido contar con la nacionalidad española. He comenzado una nueva etapa de mi vida en España que me llena de energía y satisfacción. Aunque tengo ya 83 años, mantengo un gran entusiasmo por esta nueva etapa de mi vida y descubriendo cada día nuevas cosas, gracias a la rica actividad intelectual y cultural que ofrece España, habiendo sido todo lo que me ha ocurrido en los últimos meses una grande y enriquecedora revelación.
Aparte de sus hermanas, que también se han acogido a su derecho a obtener la nacionalidad española por sus orígenes sefardíes, ha conocido a más venezolanos que lo han hecho.
Sí, claro, ha habido muchos venezolanos y también colombianos que se han acogido a esta Ley 12/2015. Recuerdo que cuando fue la ceremonia de la jura como ciudadano español en el Consulado del Reino de España en Bogotá había un gran número de colombianos que juraron junto conmigo en ese acto. No debemos olvidar que en el departamento de Antioquía, en Colombia, había un gran número de sefardíes que se asentaron allá y muchos de sus descendientes se han acogido a esta Ley para obtener la nacionalidad española.
No sé si usted sabía que esta Ley tenía sus antecedentes en un decreto del dictador Primo de Rivera que ya recogía este derecho de los antiguos sefardíes a obtener la nacionalidad española y al cual se acogieron muchos diplomáticos españoles para salvar judíos durante el Holocausto, ¿tiene algo que ver esa Ley con el Decreto de 1924?
Sí, hay un cierto basamento en la Ley con ese Decreto, pero digamos que ha sido actualizada y adecuada a los nuevos tiempos. Coincide en el sentido de que es una reparación hacia los judíos expulsados por los Reyes Católicos, al otorgarles la ciudadanía española, y podría añadir que es una Ley generosa, noble y muy bien fundamentada y desarrollada.