“No hay mejor ingrediente que el de descubrir la belleza que le escondemos al mundo por el qué dirán”

Adrián Báñez llegó al pozo de la desesperanza pese a su juventud después de atravesar un infierno indescriptible. Ahora, retoma la senda de la felicidad y cuenta todo el proceso en la iluminadora ‘Alma de cristal’ para enseñar el camino a otros jóvenes

22 de Septiembre de 2024
Guardar
“No hay mejor ingrediente que el de descubrir la belleza que le escondemos al mundo por el qué dirán”

Descender a los infiernos para exorcizar los fantasmas que lo vienen aterrando desde su infancia tiene un mérito adicional al tratarse de un joven veinteañero que se muestra en Alma de cristal (Almajara) a pecho descubierto con una escritura límpida, fluida y deslumbrante pese a su corta edad. El onubense Adrián Báñez se estrena en el siempre complicado universo de la literatura con un libro poderoso, que va directo al corazón del lector, buscando su empatía y sobre todo la complicidad para que la experiencia que él relata de forma descarnada en sus páginas no se repita en otros jóvenes como él, y sobre todo para servir de guía a aquellos que han sentido que el suelo se les abre bajo los pies sin colchón que amortigüe la caída al abismo. Este libro es mucho más que una obra de autoayuda, su lirismo y sinceridad apabullan y emocionan, y nos compromete a todos a ser mejores personas de lo que demostramos en nuestro día a día.

El propio título de su libro es ya una clara declaración de intenciones. Después de escribirlo, ¿sigue con el alma de cristal o ya es de acero?

Creo que hoy día y siempre seré un ser con un alma de cristal. La fuerza que quería transmitir con este título es el hecho de esa combinación de algo puro e inmortal como el alma junto con el proceso que sufre el cristal para transformarse en algo tan simple y bello a la vez. Una mezcla impensable, pero que se siente realmente más resistente que el propio acero. Fui una persona a la que moldearon, quemaron y fundieron en un molde cerrado, sin que las manos que me procesaban se dieran cuenta que la intención de destruirme desembocaría en el más claro ejemplo de resistencia. La mezcla que me haría arremeter con todo sin temor: mi alma de cristal, frágilmente indestructible.

“Siempre hay una regadera esperando para devolverte la vitalidad que lo sombrío te arrebata”

En sus páginas hay mucho amor, pero sobre todo se respira muchísimo dolor, pero también una infatigable lucha de superación. ¿Lo que no te mata te hace más fuerte?

Es irónico lo que la vida en ocasiones es capaz de hacerte sentir, pudiendo mostrarte que incluso estando en medio de un jardín lleno de vida, para ti puedes ser como la única flor marchitada y sin vida. Pero ahora me doy cuenta de que siempre hay una regadera esperando para devolverte la vitalidad que lo sombrío te arrebata. El hecho de vivir estando muerto es algo muy duro de contar, pero a medida que combates contigo mismo ves que tus raíces pueden brotar y que desde lo más oscuro de tu corazón vuelva a nacer una nueva flor, más bella y fuerte que nunca.

Pese a su extremada juventud, decidió que debía plasmar por escrito todos estos sentimientos que durante años le han martirizado tras atravesar un verdadero calvario personal. ¿Qué le impulsó a dar este paso?

Cuando por fin pude decir estoy bien sin que mi voz se quebrara, me di cuenta que el destino no hizo nada en vano y descubrí el papel que este me asignó. Ayudar a que ningún alma rota vuelva a sentirse sola y con ello, a su vez, dar voz a los que hoy no pueden hablar porque no pudieron descubrir la belleza de ser feliz. Por ellos que viven aún la batalla para agarrarles de la mano y ayudarles con cada una de mis palabras. Proporcionarles lo que yo un día busqué en un libro y no encontré, compañía.

“Gracias a mi madre volví a vivir. Tenía que luchar por ella”

Cuando se produjo esa catarsis que le impulsó a salir del hoyo en el que se había metido, ¿fue consciente de que ya no habría vuelta atrás?

En mi mente solo persistía de quitarme el peso de mi espalda poco a poco y pasara lo que pasara. Aproveché las mínimas fuerzas que me quedaron y limpié mis heridas para comenzar a escalar el hoyo. Viví ese proceso como me prometí, pero no como me imaginé, pero nadie me dijo que fuese a ser fácil llegar a la vida de nuevo. Entonces, padecí las espirales del progreso porque, aunque me volviera a caer y volviese a retroceder, supe que tenía que levantarme y volver a intentarlo hasta escapar de la mismísima oscuridad de los infiernos.

Su libro es una lección de autoayuda personal, pero también es sin duda un catálogo de consejos para jóvenes como usted que tengan o hayan tenido los mismos problemas, ¿no cree?

Esa fue mi inspiración para esta nueva aventura. Como siempre digo, ser la cura o al menos la tirita de todos esos corazones dañados y de esas mentes destruidas siempre sentí que fuese mi papel, que después de yo reconstruirme me tocaría ser el faro del náufrago para acortar su deriva en un mar de desesperación. Quise que, en cada palabra de mi historia de vida, el receptor fuese capaz de sentirse identificado y para que mi dolor, muerte y resurgir fuesen el antídoto que eliminaría su veneno.

“El hecho de vivir estando muerto es algo muy duro de contar, pero a medida que combates contigo mismo ves que tus raíces pueden brotar”

¿Hasta qué punto cree que sus palabras pueden ayudar a otras personas?

Nunca pretendí que me aceptasen como medicina o ejemplo en medio de sus caídas, sino que simplemente caminasen conmigo. Siendo así, a través de contarles cómo caí sigilosamente, mostrándome vacío y con mi interior abierto sin filtros, agarrados de mi mano verían que en la fragilidad del cristal puede fortalecerse un alma resiliente. Esto no es una fábula o la fantasía de un cuento, son letras de sangre y pureza que salían desde lo más profundo de mí porque, aunque doliese revivir cada capítulo pasado, si el dañado me seguía mis palabras podrían ser las que calmen su llanto. 

La intolerancia y el odio se han convertido en señas de identidad de una sociedad deshumanizada como es esta que vivimos, atrapados en la oquedad de las redes sociales. ¿Sólo el amor y la empatía hacia el prójimo pueden salvarnos de este callejón sin salida?

Una pregunta bastante difícil de responder porque efectivamente estamos en una era en la que hay un estándar en continuo cambio en el que no todos estamos dentro. Por eso, como principal fundamento diría al mundo que es el amor propio quien puede salvarnos de ser succionados por las mentalidades actuales. Tener un corazón noble y sin odio no va a librarte de ser juzgado, pero si yo al principio de mi historia no me hubiese guiado por la opinión ajena me habría puesto el camino más fácil. Es muy triste pensar que haya tenido que verme sin vida para saber que cuando nos sintamos marionetas de lo externo hay que cortar o simplemente jalar los hilos de la mano que nos mueve a su gusto para comenzar a abrazarnos y ver lo bonito que es ser uno mismo.

¿Cuál es la ‘receta’ que usted propone para llegar a ser verdaderamente como nosotros deseamos ser, sin impedimentos de terceros ni presiones externas que frenen nuestras ilusiones?

La receta que le propongo a todos esos corazones dañados es simple, tanto que solo lleva un ingrediente: quererte. Nunca comprendí la importancia de buscar el significado que queremos darnos; el hecho de dejar de pensar cómo nos van a ver para comenzar a mostrar cómo queremos vernos nosotros mismos. Siendo yo mi punto de mira y el reflejo para compararme con lo que quiero destacar o arreglar de mí. No hay mejor ingrediente que el de descubrir la belleza que le escondemos al mundo por el qué dirán.

El miedo se apoderó de todas sus decisiones y ello le llevó por un camino de renuncias encadenadas, incluso la que más le apasionaba entonces, que era montar a caballo. ¿Por qué el ‘qué dirán’ se apodera de nuestro ‘yo’ más íntimo, en un chantaje emocional constante?

Así fue, me arrebaté lo que entonces era mi mayor ilusión. Permití perder la conexión animal y humano que me curaba, lo dejé todo. Ahora miro ese pasado y es la secuela más dolorosa que tengo de esta historia. ¿Por qué lo hice? Porque le di fuerzas a mis miedos, sentiría vergüenza en lugar de sanación si iba. Las ganas de que la vida dejara de apuñalarme con lo que más quería me hicieron capaz de ser yo el peor de los puñales. Y así lo hice, quise acabar sin saber que me estaba yo acuchillando como nadie; quise que pasara el chaparrón y provoqué mi tormenta.

La ansiedad, la depresión y los trastornos mentales pueden llegar a ser el detonante con el que nuestro cuerpo nos avisa de haber tocado fondo. ¿Fue consciente de haber llegado a ese lugar tan profundo de desazón?

Este tipo de enfermedad te ataca de forma silenciosa. No te das cuenta de que la voz de tu cabeza a la que le das poder escuchándola sin cesar te va consumiendo por dentro. Mi experiencia conviviendo con estos problemas mentales fue un camino de espinas en el que cada paso era un suspiro acompañado de lágrimas. Cuando me di cuenta con lo que estaba conviviendo ya me sentía arrestado y preso de estos pensamientos, ahogándome en las profundidades del mar de pena en el que me sumergí. Después del choque con la realidad me tocaría batallar en la peor de las guerras, donde yo era mi propio veneno. Yo siendo el peor de mis enemigos y al mismo tiempo teniendo que ser el mejor de mis guerreros.

¿Dónde o gracias a quién vio el primer rayo de luz entre tanta desesperación?

El punto que me hizo darme cuenta de la gravedad de la situación fue la preocupación de los míos. Ellos veían en mis ojos el dolor y la desesperación, pero, aunque quise que me diera igual todo para poder descansar, yo veía en la mirada de ellos la preocupación y el miedo a perderme. Comprendí que ya me situaba en el extremo del precipicio, a punto de saltar al vacío, cuando esa mirada temblorosa era la de mi madre, que con un mar de lágrimas en sus mejillas me rogaba que despertara de la pesadilla y dejara de castigarme. Gracias a ella volví, gracias a mi madre volví a vivir. Tenía que luchar por ella.

¿Qué mensaje, a grandes rasgos, quiere transmitir con su libro a otros jóvenes que puedan encontrarse en su misma situación personal?

El mensaje que le daría es que disfruten de las cosas bonitas que tiene vivir, sentirse vivo y sonreírle al dolor para ser nosotros quienes dominemos al problema. Que salgan de casa para divertirse, no para distraerse; que acepten el problema para combatirlo, no para apartarlo a un lado; y que aprendan a hablar con ellos mismos para perdonarse por encerrar sus corazones y romper sus sueños, no para que sus palabras lo conviertan en llamas y cenizas. Que no están solos, que Alma de cristal llega para dar luz a sus rincones oscuros y alegría a los tristes. 

LIBRO ADRIÁN BÁÑEZ
LIBRO ADRIÁN BÁÑEZ

 

Lo + leído