“Una frase muy peligrosa y que carece de toda misericordia es decirle a un niño: ‘Tienes que madurar”

El escritor venezolano afincado en España Edgar Borges enarbola en Los expulsados la imaginación como “detonante” para remover la conciencia de la ciudadanía, mientras mantiene un velo de intriga en sus tramas que atrapa al lector de principio a fin

10 de Marzo de 2025
Guardar
EDGAR BORGES 1

Unos niños misteriosos en un lugar opresivo, una expulsión no menos inexplicable y la música de David Bowie como telón de fondo de una historia absorbente, que atrapa y hace pensar como ya lo consiguió en obras precedentes. Con estos mimbres en apariencia sencillos, el escritor caraqueño afincado en España Edgar Borges (1966) ensambla un poderoso artilugio literario donde la imaginación posee una fuerza arrolladora para llevar al lector hacia recovecos que nunca creyó necesario explorar, de ahí su enorme atractivo.

Cada nueva propuesta literaria suya se convierte siempre en un inesperado giro de guion. ¿Es la sorpresa uno de sus objetivos o aborda cada nuevo libro sin premeditar previamente hacia dónde discurrirá?

Me planteo cada libro asumiendo que la imaginación es un detonante. Esto debo sentirlo yo y suponer que el lector también lo va a experimentar. Nunca me ha interesado la literatura que se preocupa por ser un espejo de lo existente; a partir de ahí necesito sentir que la creación es un acto de rebeldía ante lo establecido. No diseño una reacción de laboratorio para impresionar al lector; se trata más bien de una intención, de una necesidad expresiva de compartir un espacio en donde ocurre algo.

“El riesgo es lo que te mantiene verdaderamente vivo”

Ya lo advierte el gran Vila-Matas sobre su literatura: Ama el riesgo”. ¿Hasta qué punto es así y por qué?

El riesgo es vital para no terminar escribiendo por oficio, por experiencia. La burocracia literaria no me interesa. Me retiraría el día que se me apague el fuego y comience a escribir por oficio. El riesgo es lo que te mantiene verdaderamente vivo.

En Los expulsados, la infancia es el elemento vertebrador de toda la historia, una infancia a punto de perderse para siempre a cambio de la entrada en el mundo de los adultos ya sin vuelta atrás. ¿En qué momento se la jugaron al ser humano y lo engañaron con esta transacción de madurez a cambio de inocencia?

Tal vez se la jugaron al ser humano en el mismo momento en que un grupo de poder decidió convertir sus deseos en mercancía. Creo que la sociedad fue diseñada para que la madurez se convierta en una carga de resentimientos. Nadie nos enseña a atravesar el trayecto que hay entre la infancia y la vida adulta. Ese es un trayecto que se vive a base de golpes y temores. Es como si para bautizar la llegada de un nuevo adulto antes hubiera que entrarle a palos. En esa paliza intervienen familiares, amigos y extraños. Voluntaria o involuntariamente la mayoría se presta a desinflar los sueños de los niños de forma implacable. Una frase muy peligrosa y que carece de toda misericordia es decirle a un niño: “Tienes que madurar”. El niño es expulsado de sus aventuras, de su fantasía, de su mundo, sin previo aviso. Sorprende que todavía no nos hayamos puesto de acuerdo para cambiar radicalmente la dinámica social, pues hemos creado una fábrica de resentimientos.

El narrador asegura que la infancia se pierde cuando nos educan la mirada”. ¿Por qué debe ser esta una regla imprescindible para poder vivir en sociedad?

Creo que es una regla para vivir en el modelo de sociedad que conocemos. En este sistema se necesitan miradas adoctrinadas, uniformes, obedientes. La mirada del niño es salvaje, cercana a lo primitivo, al origen, a la naturaleza de donde venimos. Cambiar esa mirada individual de cada niño por una visión cuadrada me parece la forma de conquista más brutal y sistemática que se comete entre todos.

EDGAR BORGES 2
EDGAR BORGES

La peripecia que emprenden Sara, Andreu y Marta, ¿tiene más de fuga o de expulsión? ¿Por qué?

Es una fuga impuesta, si no se iban los echaban. La fuga se convierte en una expulsión anticipada. Estos tres niños, víctimas de distintas formas de maltrato, un día decidieron poner punto final a la rutina que les habían impuesto. De alguna manera, el verdugo de los tres era el pueblo en donde nacieron, de ahí que partieran sin ni siquiera responder a la sonrisa de los vecinos.

Ha situado nada más y nada menos que hasta diez estaciones” en ese trayecto en el que los tres niños protagonistas se han perdido: Escuela, Discoteca, Cafetería, Vértigo, Sosiego, Interludio, Silla, Fogata, Plaza y Bosque. ¿Qué nos quieren decir todas ellas?

Cada estación es una transición hacia la nada, es un dogma, es un invento que le han fabricado a los transeúntes de ese lugar para que la vida se les vaya en una diatriba inexistente. La novela transcurre en el territorio de la descolocación, un lugar que en realidad está vacío en forma y fondo, pero ha sido cubierto por estaciones que no son otra cosa que espejismos. El territorio de la descolocación y las estaciones representan mucho en “Los expulsados”, pero me gustaría que el lector hiciera su propia interpretación de estos aspectos y del recorrido que hacen Sara, Andreu y Marta.

“Nunca me ha interesado la literatura que se preocupa por ser un espejo de lo existente”

El propio título del libro tiene mucho de alegórico, pero también es fácil de trasladar al mundo personal de su autor, residente en España desde hace ya dos décadas procedente de un país, Venezuela, que también tiene mucho de distopía permanente. ¿Se puede establecer esta correlación?

Si hay algo inconsciente no lo sé, pero de manera directa no me interesa la literatura que retrata, que es réplica del espejo. Lo que escribo debe tener la creatividad que le permita al lector suponer su propia historia. Formas de expulsión hay muchas, la mayoría discretas, aunque todas violentas; cada lector que identifique la que más se acerque a su perspectiva.

Y la música de David Bowie. ¿Qué aporta a la historia?

La música de Bowie acompaña a los tres personajes que realizan el trayecto por el territorio de la descolocación. Bowie fue su referente musical y ahora, cuando se han extraviado, necesitan que sus canciones les conecten con el punto que no encuentran. Escogí a David Bowie por su perspectiva del espacio, por el interés que le despertaba el universo. Toda la necesidad de que el universo nos revele algo está presente en la música de Bowie y en la vida de los tres personajes centrales de la novela.

Los expulsadosEdgar BorgesBerenice200 páginas17 €
Los expulsados Edgar Borges Berenice 200 páginas 17 €

 

Lo + leído