El feminismo va, paso a paso, triunfo tras triunfo, sin pausa y sin desmayo, sumando logros y objetivos hacia una igualdad real que finalmente haga de este mundo otro lugar mejor que el que actualmente vivimos. El flamenco, este arte mítico de orígenes cuasi telúricos tan identificados con nuestra cultura y razón de ser, es un mundo aparte donde el feminismo tiene mucho que decir y hacer. La entrevistada, presidenta de la Federación Provincial de Sevilla de Entidades Flamencas y secretaria de la Confederación Andaluza de Peñas Flamencas, es buena conocedora de él y, optimista, asegura que, al igual que ocurre en otros apartados de la sociedad en general, la lucha por la igualdad va dando pasos de gigante también entre cantaores y cantaoras y bailaores y bailaoras. Mucho ha llovido ya desde aquellos tiempos en que las peñas flamencas en sus inicios “eran lugares de reunión masculinos, había algunas incluso en las que se negaba el acceso a las mujeres”, recuerda Prieto Falcón.
El flamenco es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2010. ¿Cómo se encuentra este arte actualmente a nivel de igualdad?
Hoy día hay una mayor presencia de las mujeres en las programaciones flamencas y eso ya da una idea de cómo va evolucionando este arte. Además contamos con una estupenda nómina de jóvenes cantaoras, bailaoras y también, cada día más, mujeres guitarristas. Mujeres jóvenes que tienen muy claro su lugar y que no es otro que el de trabajar en igualdad y empoderar a la mujer flamenca y ahí hay que seguir.
Todo son alabanzas y muestras de respeto hacia todo lo que rodea el flamenco, pero, ¿qué hay actualmente detrás de tanta luz que no brilla tanto y supone un lastre para un arte tan admirado a nivel mundial?
El mayor lastre que tiene este arte es ser un arte más valorado fuera de nuestras fronteras que dentro. El flamenco es andaluz. Forma parte de nuestra identidad como pueblo, nace y se desarrolla en nuestra tierra. Es nuestra cultura y se lo debería cuidar mucho más por parte de las instituciones públicas.
¿Quizá el machismo sigue siendo aún uno de sus principales escollos, o no es precisamente este uno de sus principales problemas en absoluto?
El flamenco siempre ha sido espejo de la sociedad y lo sigue siendo. Hoy día, nuestra sociedad está mucho más concienciada en la igualdad y el flamenco también. Aunque queda mucho camino por andar.
“La Llave de Oro del Cante se le debió haber otorgado a Pastora Pavón, la mejor cantaora de todos los tiempos”
¿De qué manera debería ayudar el arte del flamenco a educar en igualdad a estratos sociales que no han podido recibir estas enseñanzas por los motivos que fuesen?
Cualquier forma de arte puede ayudar a educar en la igualdad y, por tanto, también el flamenco. El flamenco además es un contenido interdisciplinar que puede abordarse desde diferentes asignaturas y no solo en la de música. Hay por ejemplo experiencias docentes en las que, trabajando desde las biografías de artistas flamencas que fueron ejemplo a seguir, se trabaja en la escuela el tema de la igualdad y la puesta en valor de las mujeres.
¿Puede existir el flamenco del siglo veintiuno si no se implica de forma activa en la lucha contra las violencias sobre las mujeres y a favor de una igualdad real entre hombre y mujer?
El flamenco del siglo XXI es, como ya he dicho, reflejo de nuestra sociedad y siempre va a haber artistas que se impliquen socialmente, tanto en estos temas, como en otros. La denuncia social siempre ha formado parte del flamenco.
¿Hacia dónde va el flamenco? ¿Hacia dónde debería ir?
El flamenco va a ir donde lo lleven los y las artistas porque ellas y ellos son los que crean y desarrollan este arte. La libertad creadora debe respetarse. El público elegirá, como ha hecho siempre, lo que le guste e impondrá modas.
“La denuncia social siempre ha formado parte del flamenco”
Como representante de peñas flamencas, ¿cómo llega a ellas la nueva savia flamenca desde un punto de vista feminista y de perspectiva de género?
Las peñas flamencas en sus inicios eran lugares de reunión masculinos, había algunas incluso en las que se negaba el acceso a las mujeres y en el resto (excepto algún caso muy aislado) la mujer era la acompañante del socio. En estos espacios se afianzaba la idea de que saber de flamenco era una cosa de hombres a la que las mujeres difícilmente podían acceder. Ha costado mucho romper esa barrera y en la actualidad continuamos en esta lucha, aunque hay muchas peñas en las que hay ya más socias que socios, e incluso hay en Sevilla capital una peña feminista “Las Asarvajás”. La entrada de socias y socios jóvenes es fundamental para acabar con esto, como lo es también programar conferencias que muestren la importancia de las mujeres en la historia del flamenco, mujeres que también fueron rompedoras en su manera de afrontar la vida. Las mujeres en las peñas flamencas estamos ocupando cada día más puestos directivos, con lo que se está fortaleciendo nuestro poder de gestión y decisión y, por supuesto, esto sirve para enriquecer nuestras asociaciones, porque estamos modificando reglas y prácticas que favorecían la desigualdad.
La Llave de Oro del Cante sólo se ha otorgado, desde su creación en la segunda mitad del siglo XIX, a cinco artistas, todos hombres. ¿Para cuándo una mujer en este Olimpo de los mejores cantaores de flamenco de todos los tiempos?
Bueno, lo de la Llave de Oro del Cante es hoy, por desgracia, más un tema político que flamenco. La Llave de Oro se le debió haber otorgado en su momento a Pastora Pavón, la mejor cantaora de todos los tiempos, en lugar de a Antonio Mairena (dicho esto sin restarle ni un ápice a los méritos del maestro de los Alcores) y, a partir de aquí, ya todo lo que se ha hecho habría que valorarlo desde esta perspectiva.