Las “tractoradas” producidas en media Europa y también en nuestro país, han puesto de relieve, una vez más, que el actual modelo de producir los alimentos que consumimos está en crisis. En sólo 15 años, la Unión Europea (UE), según Greenpeace, ha perdido casi el 40% de sus agricultores, y la mayor parte eran propietarios de pequeñas y medianas explotaciones.
Ese tejido que va perdiéndose es el que nos da de comer. Eso, y que solemos tener una imagen idílica del campo, hace que la población sienta simpatías por quienes padecen esta crisis.
Uno de los temas de debate son las normas ambientales que se aplican en Europa. Son cada vez más estrictas y, si queremos aumentar la calidad y salubridad de nuestros productos han de seguir por ese camino. Bien es cierto que han de ser para todos igual. Es cierto que esas normas no se aplican en otros países que ejercen competencia con sus productos con los europeos -que pasan mayores controles y tienen restringidos el uso de determinados pesticidas-. Y también es cierto que el sector que produce en ecológico certificado pasa por mayor burocracia, control, exigencias y ello redunda en que ha de sortear mayor competencia aún.
Pero tradicionalmente este sector, no solo no ha protestado, sino que ha exhibido esos controles, certificaciones, como garantías de su éxito; cada vez hay más superficie dedicada a la producción ecológica en España (país número uno en ello de toda Europa), y son más las empresas del sector.
Este ámbito, de pequeños y medianos productores, también tiene el problema del resto de agricultores, que la Política Agraria Común (PAC) se distribuye en función de las hectáreas de tierras agrícolas en propiedad. Así, beneficia al más grande.
¿Por qué la producción ecológica es la alternativa?
El sector ecológico en España, el que ofrece productos certificados 100% “bio”, es la alternativa y, pese a todos los problemas descritos, goza de una salud ejemplar. ¿Cuál es el “secreto”? Pues que aprovecha mejor los recursos naturales en una época de escasez por la crisis climática. También porque es menos dañino para el medioambiente al no usar pesticidas ni otros producto contaminantes de la comida y de la naturaleza.
Y todo esto es bueno para la salud de las personas pues representa un ahorro en gasto sanitario ya que los productos químicos tóxicos usados en el campo, y en las empresas de transformación, y en general en la industria alimentaria dañan nuestra salud.
También en la alternativa por algo muy importante, porque cada vez más se trabaja directamente con los productores y se fomenta que estos sean lo más locales posible para intentar eliminar intermediarios que encarezcan los productos. A los agricultores y ganaderos bio, se les ofrece una remuneración justa por su trabajo.
En Espacio Orgánico, que originariamente se estableció en Alcobendas (Madrid) y desde el 4 de marzo hay uno nuevo en Majadahonda, somos una empresa familiar con más de 11 años de trayectoria y el 100% de sus productos están certificados como ecológicos. Pues bien, ofrecemos un mínimo de un 60% de alimentos directamente de sus productores, por compromiso corporativo.
Entre los productores ecológicos madrileños, por ejemplo, podemos encontrar: conservas Cachopo, fresas y frescos de Finca Monjarana, panadería El Árbol del Pan, cereales y frutos secos Sierra Ecofoods, vino Andrés Morate, cerveza Gabarrera, aceite La Aceitera de la Abuela, verduras y hortalizas El Jardín de Sanse o quesos y yogures Suerte Ampanera.
Y contamos con secciones de producción propia en temporada gracias a la finca que tenemos en Lozoya (Madrid) y Kilómetro 0. También impulsamos un sistema Zero Waste, Residuos 0 para usar lo mínimo posible plásticos.
Todo ello en 500 metros cuadrados en el centro comercial Equinoccio, con tienda y salas para terapias y conferencias.
El motivo de abrir un nuevo Espacio, según Nacho López, su gerente, “es cumplir con uno de nuestros propósitos: Llevar la alimentación ecológica, la sostenibilidad y la conciencia al mayor número de personas posible”.
Además, la producción ecológica es mejor. Se ha demostrado científicamente que tiene más nutrientes, luego pagamos por lo que en verdad nos ofrecen.
Pues bien, la clave para superar la crisis del campo es que el público entienda el enorme poder que tiene al hacer la compra pues lo que está en juego es el modelo agroalimentario que deseamos.