La Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), el colectivo de ámbito estatal que inició las exhumaciones científicas de fosas comunes en el año 2000, ha solicitado a la Generalitat Valenciana que los lugares de represión, torturas, detención ilegal y asesinatos, como el campo de concentración de Albatera, sean denominados con respecto al daño que produjeron a la sociedad quienes los crearon.
La ARMH reclama que no se utilice para ellos el término "memoria democrática" que oculta y camufla a los verdugos, despeja del contenido el hecho de los crímenes y reproduce la cultura de la impunidad a través de un lenguaje que ni enuncia, ni denuncia, las violaciones de derechos humanos cometidas en estos espacios. Quizá deberían denominarse lugares de represión franquista o algo similar.
La noticia de que se pretende denominar lugar de memoria democrática al campo de concentración de Albatera pone de manifiesto el uso de un lenguaje que invisibiliza a los verdugos, que esconde sus crímenes y no señala esos espacios cómo territorios del terror y la violencia ejercida por los franquistas.
De ese modo se les modifica el significado de lo ocurrido en ellos y se convierte en insignificante el dolor y el padecimiento de quiénes fueron allí, y en otros lugares, encerrados y enterrados contra su voluntad y sufrieron todo tipo de violencias físicas y psicológicas como castigo por no haber apoyado el golpe de Estado del 18 de julio de 1936.
Llamar a un campo de concentración lugar de memoria democrática es un eufemismo cómo lo sería llamar al campo de concentración de Auschwitz o al de Gusen, en el que murieron tantos republicanos españoles, lugares de memoria democrática o lugares de memoria judía o lugares de memoria gitana o lugares de memoria republicana de una manera aséptica y que esconde el terrible significado de lo ocurrido en ellos.
La petición de la ARMH termina exigiendo “que revisen la denominación que se utiliza para los lugares de memoria democrática y utilicen un lenguaje que conserve y denuncie la memoria de las atrocidades que se cometieron en ellos, dónde miles de personas fueron convertidas en víctimas y donde quienes dieron un golpe de Estado en julio de 1936 ejercieron una inmensa violencia para imponer su ideología fascista sobre una sociedad que había votado libre y democráticamente la elección de su Gobierno en febrero de 1936”.