La Audiencia Nacional celebra este lunes el juicio contra Adil E. C., un hombre detenido en 2023 por su presunta actividad en redes sociales con el objetivo de difundir el ideario yihadista, exaltar a autores de atentados terroristas y formar a otros usuarios en la ideología violenta del Estado Islámico (DAESH). La Fiscalía solicita una pena de hasta cinco años de prisión por un delito de adoctrinamiento pasivo, o tres años y multa por enaltecimiento del terrorismo.
De la exhibición pública a la radicalización privada
Según el escrito de acusación, el procesado mostró una evolución ideológica sostenida desde 2016, cuando comenzó a utilizar plataformas como Instagram, TikTok y Facebook para difundir contenido de corte islamista radical. Sus publicaciones, cada vez más explícitas, incluyeron simbología y frases vinculadas al Estado Islámico. En uno de sus perfiles llegó a incorporar la imagen de una espada con la inscripción "Mahoma es el mensajero de Dios" —emblema habitual en la bandera de DAESH— atravesando un cráneo pintado con la bandera de Israel.
En su contenido compartido, Adil E. C. incluía frases como: "Son dos caminos: alcanzar la victoria o bien el paraíso eterno, donde se encuentran los miles de héroes que combatieron con aquellos que levantaron la bandera de la victoria". La Fiscalía interpreta estos mensajes como una glorificación explícita del martirio violento y de la lucha armada en nombre de la yihad.
A partir de 2022, su actividad comenzó a replegarse. Pasó de una estrategia de difusión pública masiva a una de contacto privado y discreto con seguidores, lo que, según el Ministerio Público, buscaba facilitar la formación ideológica yihadista en entornos más controlados y menos visibles para las autoridades.
Propaganda, formación y captación digital
Durante el registro de su domicilio en Almería, los investigadores encontraron dispositivos informáticos con material audiovisual vinculado a la propaganda de DAESH, incluyendo discursos de líderes salafistas extremistas, llamados a la yihad violenta y cánticos conocidos como anasheeds, habitualmente empleados por las organizaciones terroristas para atraer y fidelizar a sus seguidores.
La acusación sostiene que Adil E. C. no solo consumía ese contenido, sino que reproducía y redistribuía de forma continua materiales diseñados para atraer nuevos adeptos al terrorismo yihadista. En sus perfiles, se definía como parte de los "Ghuraba", o "personas libres en un mundo de esclavos", una expresión con fuerte carga simbólica en el discurso del Estado Islámico, con la que se identifica a los “justos” despreciados por las sociedades occidentales.
Para la Fiscalía, el acusado representaba un riesgo evidente de radicalización de terceros, motivo por el cual fue enviado inicialmente a prisión provisional sin fianza tras su detención en noviembre de 2023. Actualmente se encuentra en libertad provisional, a la espera de la resolución judicial que pueda derivar en una condena de hasta cinco años de cárcel.
El caso de Adil E. C. ilustra los mecanismos mediante los cuales la radicalización terrorista ha encontrado en las redes sociales un terreno fértil para difundirse y captar nuevos seguidores. Más allá del juicio individual, la vista oral que hoy comienza en la Audiencia Nacional reabre el debate sobre el control de los contenidos extremistas online, la vigilancia preventiva y la respuesta penal frente a los delitos de terrorismo en la era digital.