El listado de vocales para el CGPJ sigue siendo un mar de sorpresas, sobre todo en los propuestos por el PSOE de Pedro Sánchez. Tal y como publicamos en Diario16+, uno de los candidatos, José María Fernández Seijo, es uno de los mayores enemigos de las víctimas de las cláusulas abusivas de la banca. Además, fue calificado como «amigo» por parte de los bancos durante un Webinar en el que se analizó la sentencia de la Sección 15 de la Audiencia Provincial de Barcelona en la que se rechazó la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre el IRPH.
Sin embargo, en el listado de jueces propuesto por el PSOE de Pedro Sánchez hay más sorpresas y se comprueba que están presentes magistrados que han medrado gracias a las relaciones políticas. Se trata de Ángel Arozamena, quien en su currículo muestra un ascenso espectacular para un hombre que sólo obtuvo el puesto 73 de 148 de su promoción.
En la relación de méritos que consta en el CGPJ, se puede comprobar cómo su primer destino como juez es en el Juzgado de Distrito de Cornellá (Barcelona) donde apenas está un mes, del 10 de mayo al 8 de junio de 1985. Inmediatamente retorna a Madrid y el día 21 de junio del mismo año se incorpora al Juzgado de Distrito de Arganda del Rey, donde solo permanece hasta noviembre de 1986.
El siguiente destino que señala el CGPJ es en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid a partir de mayo de 1990, destino en el que permanece hasta noviembre de 1996. Sin embargo, ¿es posible un ascenso tan meteórico en apenas 5 años de carrera? Fuentes judiciales consultadas afirman que «no es normal».
Del TSJM Arozamena pasa al Gabinete Técnico del Tribunal Supremo en el área de lo contencioso-administrativo, destino que ocupa durante 10 años para llegar a la Sala de lo Contencioso de la Audiencia Nacional en 2005. Una década después, pasa a la Sala Tercera del Supremo en 2015. Una carrera meteórica para un juez que en su promoción sólo logró el puesto 73 de 148.
Sin embargo, hay paréntesis en la carrera judicial de Arozamena que demuestran su cercanía al PSOE. Tras su breve paso por los juzgados de primera instancia, fue nombrado Vocal Asesor del Gabinete de Presidencia del Gobierno en 1986, es decir, durante la segunda legislatura de Felipe González. Ocupó ese cargo hasta mayo de 1990. En el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero también desempeñó el cargo de director general de Relaciones con la Administración de Justicia desde 2007 a 2009.
Casualmente, tras ocupar ese primer cargo en Presidencia del Gobierno con Felipe González es cuando asciende al TSJM con menos de un año y medio de experiencia en primera instancia y sin pasar por la Audiencia Provincial. En esa época, gobernaba la Comunidad de Madrid el socialista Joaquín Leguina. Lo mismo sucedió tras su etapa en la administración de Rodríguez Zapatero, cuando pasó directamente del Gabinete Técnico del Supremo a la Sala de lo Contencioso de la Audiencia Nacional.
¿Cómo fue posible que un juez sin experiencia que había logrado un traslado fulgurante de Barcelona a Madrid con sólo una actividad de un mes fuera contratado para el Gabinete de la Presidencia del Gobierno? Presuntamente, la figura de su padre, Jerónimo Arozamena, pudiera haber tenido algo que ver. Este magistrado del Tribunal Constitucional fue, entre otras cosas, uno de los que votó a favor de desestimar el recurso de inconstitucionalidad presentado por el Grupo Popular contra el decreto-ley de expropiación de Rumasa. Esa votación terminó en empate y se tuvo que hacer uso del voto de calidad del presidente, Manuel García Pelayo. Tres años después, el hijo se incorporaba al Gabinete de Presidencia del Gobierno con sólo un año y medio de experiencia y tras haber obtenido el puesto 73 de 148 en su promoción.
A Ángel Arozamena se le considera progresista, pero fue uno de los jueces que firmaron la sentencia que cambió el criterio de la Sala de lo Contencioso sobre el pago del impuesto de actos jurídicos documentados y no fue ponente de las sentencias previas que declararon que debían ser los bancos los que pagaran ese impuesto y no los consumidores. Tampoco se adhirió a ninguno de los votos particulares que defendían los derechos de los clientes de banca.
La cuestión de los jueces en España es muy delicada. La situación es crítica, pero desde el ámbito político se ha logrado llevar el debate a lo ideológico y no a otras cuestiones que son mucho más urgentes. Los jueces no son buenos ni malos dependiendo de su ideología, los jueces son buenos o malos en base a sus actos que quedan reflejados en sus sentencias o en las puertas giratorias, que en la Justicia también las hay.