El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha señalado la existencia de “un malestar en las sociedades por no estar siendo tomadas en serio". Algunos políticos están ofreciendo “soluciones que no funcionan”.
Con motivo hoy del Día de los Derechos Humanos 2024, Volker Türk ha instado a la solidaridad mundial y a una acción decisiva ante los crecientes desafíos a los derechos humanos fundamentales y ha reflexionado sobre «una época en la que los derechos humanos no sólo se violan, sino que se instrumentalizan cada vez más».
El responsable de velar por los derechos humanos en el mundo ha destacado tres cuestiones críticas para la comunidad internacional: la proliferación de conflictos armados, el malestar de las sociedades por no ser tomadas en serio unido al aumento de la desinformación y el descuido de la seguridad a largo plazo.
Proliferación de conflictos armados
Türk ha señalado una erosión del respeto del derecho internacional en la conducción de las hostilidades, y «la aparente indiferencia de los actores poderosos ante el inmenso número de víctimas y sufrimiento».
Como ejemplos flagrantes ha destacado las crisis actuales en Israel, los Territorios Palestinos Ocupados, Líbano, Ucrania, Sudán, Myanmar y Haití.
El número de víctimas ha sido devastador en los últimos 12 meses. Sólo en Haití, la violencia se ha cobrado más de 5.000 vidas, 184 de ellas el pasado fin de semana en una macabra masacre instigada por bandas, mientras en la guerra de Gaza la cifra ronda los 45.000.
Türk también ha destacado el uso de armas indiscriminadas, como las minas antipersona y las amenazas nucleares. «Tenemos que detener el flujo de armas», ha subrayado.
«Debe haber un esfuerzo sin cuartel por parte de los Estados para hacer más difícil -no más fácil- el uso de armas tan horribles», ha dicho.
El Alto Comisionado ha pedido que se ponga fin a los enfoques militarizados de la seguridad, instando a las naciones a dar prioridad a la mediación, la negociación y la consolidación de la paz.
Malestar de las sociedades y auge de la desinformación
“Lo que está sucediendo en todo el mundo es que hay un cierto malestar en las sociedades. Y es un malestar por no ser tomados en serio, por quejas profundamente arraigadas, por todo tipo de cosas que, cuando se entra en un período electoral, algunos lamentablemente han manipulado, se han aprovechado de este malestar y se han aprovechado de las quejas de una manera que ofrecen soluciones que, francamente, tal vez no funcionen”.
Y ha explicado que, lamentablemente, esto está afectando a los derechos humanos de alguna manera: “Y hemos olvidado que los derechos humanos tienen que ver con una vivienda adecuada, con el acceso a la educación y con el acceso a la atención médica”.
A esa situación, Türk ha añadido la rápida propagación de la desinformación, que ha descrito como una herramienta para sembrar la división, socavar a los defensores de los derechos humanos y distorsionar la realidad.
La triple crisis planetaria
El Alto Comisionado ha apuntado la urgente necesidad de abordar la triple crisis planetaria -cambio climático, contaminación y pérdida de biodiversidad- junto con la desigualdad global.
A pesar de las obligaciones legales de prevenir los daños previsibles, algunas naciones están reduciendo sus compromisos climáticos, poniendo en peligro la seguridad de las personas a largo plazo.
Türk ha pedido a los Estados que reúnan el liderazgo y la energía política necesarios para «hacer frente a la catástrofe masiva, actual y cada vez peor». No obstante, también ha elogiado los esfuerzos civiles, especialmente a las personas que «piden a sus líderes que trabajen por la igualdad, la justicia y la paz, utilizando sus voces y sus votos».
Invertir en derechos humanos
Por último, ha llamado la atención sobre el déficit de financiación que afecta a las instituciones internacionales de derechos humanos, que reciben menos del 5% del presupuesto ordinario de la ONU y ha instado a los Estados a garantizar los recursos adecuados para la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, advirtiendo de que las limitaciones financieras socavan los esfuerzos críticos para proteger la dignidad humana.