Esa cantidad mínima de ingredientes tradicionales en los flanes de supermercado corresponde a la leche, el huevo y el azúcar. El resto sustituyen el azúcar por jarabes en cantidades a menudo excesivas o, directamente, prescinden del huevo, como sucede en los flanes de sabores y de queso. El uso de aditivos es también habitual: solo 14 flanes los omiten, advierte la Organización de Consumidores y Usuarios en la revisa OCU Salud.
En concreto, según la Escala Saludable de OCU, 15 de los 72 flanes seleccionados resultan una mala elección: Bien por un exceso de azúcares añadidos, comúnmente en forma de jarabes como el de glucosa, que pueden sumar hasta 26 gramos (unos seis azucarillos) para un envase de 100 gramos. Pero también por un exceso de aditivos; no es raro encontrar una decena de ellos en algunos productos.
Ambas prácticas son especialmente comunes en los flanes de queso y de sabores, como los de café, chocolate, vainilla o dulce de leche. De hecho, sólo dos flanes obtienen una buena valoración, como son el flan de huevo de Consum y el flan de huevo al baño María Familiar de Reina. El resto, 55 flanes, son elecciones simplemente aceptables. Y es que el aporte calórico medio de este tipo de productos es de 132 kcal por 100 gramos de producto.
Consumo moderado
Igual que sucede con los otros postres dulces de supermercado, OCU recomienda consumir los flanes sólo ocasionalmente. Recurrir a flanes con edulcorantes en lugar de azúcar no es la solución; hasta la Organización Mundial de la Salud los desaconseja. Además, cuando se consuman, deben priorizarse los envases pequeños, de 100 gramos, frente los más grandes, de hasta 160 gramos. Por último, es aconsejable evitar los aditivos en la medida de lo posible; ya hay flanes que no los incluyen.
Por último, el estudio de OCU revela además que las marcas blancas, de supermercado, pueden costar menos de la mitad que las marcas tradicionales.