Allá por marzo de 1985, antes de que internet fuera algo común, Symbolics Inc., que se dedicaba a construir computadoras, hizo historia al registrar el primer dominio .com: symbolics.com. Esto pasó mucho, mucho antes de que Tim Berners-Lee inventara la World Wide Web (WWW), que no aparecería sino hasta 1989.
Por aquel entonces, internet era un terreno casi vedado, reservado para universidades, militares y ciertas industrias. Quién iba a pensar que, el dominio web, con el paso de los años, serían bienes digitales importantísimos, base de la identidad online de montones de empresas y particulares.
¿Por qué ahora un dominio tiene tanta importancia?
Un dominio viene a ser la dirección particular con la que se llega a una página web. Se componen de dos elementos: el nombre del sitio (como por ejemplo, Administración) y lo que le sigue, la extensión (tipo .com, .gob, .org, .es, .ai…). Si se juntan, se consigue la dirección exacta para encontrarse en la red.
De ". com" a un abanico de opciones en la web
Por décadas, los dominios ".com" fueron los reyes de internet. Eran sinónimo de "comercio" y alcance mundial, y por eso eran los más deseados. Pero con la expansión masiva de internet, el terreno se hizo más grande: aparecieron extensiones locales como ".mx" (México), ".es" (España), ".co" (Colombia), y después, un sinfín de nuevas opciones como ".store", ".tech", ".online", ".xyz" y muchísimas más.
Esto dio lugar a ideas ingeniosas y jugadas inteligentes: ahora, una startup tecnológica puede usar ".io", una agencia de diseño se decide por ".studio", y los influencers prefieren dominios que llamen la atención como ".me".
¿De qué forma ha evolucionado el registro de dominios en estas cuatro décadas?
Al principio, obtener un dominio no costaba nada y era un privilegio de ciertos grupos. Ahora, cualquiera puede hacerlo de forma sencilla. Simplemente, hay que entrar a un sitio de registro, teclear el nombre que se desea y seguir los pasos para pagar, que puede ir desde unos pocos dólares hasta cifras enormes, según lo cotizado que esté el nombre.
Los dominios que más valen suelen ser:
● Breves y que se quedan en la mente.
● Palabras de uso común o temas que interesan a la gente (hotels.com, por decir algo).
● Relacionados con negocios importantes (crypto.io, fashion. store).
También hay subastas y sitios donde se compran y venden dominios, y algunos han alcanzado precios de locura.
Tendencias en el universo de los nombres de dominio
Para el año 2025, hacerse con un dominio ha trascendido la formalidad técnica. Constituye, ahora, una jugada inteligente:
Dominios hechos a medida y con sello propio: diversas firmas se inclinan por construir sus propios TLDs (ejemplos son .google o .apple).
Despegue de los dominios Web3 y blockchain: impulsado por iniciativas como eth.domains, que persiguen la autonomía en la administración de los nombres en la red.
Lo que arrancó como una simple guía tecnológica, hoy se ha convertido en uno de los recursos virtuales más importantes del planeta. En esta época de la inteligencia artificial, las redes sociales y la Web3, los dominios aún son una llave de acceso al mundo digital.