La dependencia tecnológica de China crece sin freno

Muchas industrias, desde la automoción hasta los electrodomésticos, estarán en manos de fabricantes chinos, simplemente porque nadie más puede competir con sus precios

12 de Marzo de 2025
Actualizado a las 10:35h
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Industria China dependencia tecnológica
Foto: FreePik

El mercado global de semiconductores está viviendo una crisis inesperada, cortesía de China y su imparable producción de chips de nodos maduros. Así es como el mercado llama a los chips que no son de última ni de penúltima generación. Mientras Occidente lucha por mantenerse a flote en la carrera de la inteligencia artificial y los chips avanzados, China ha encontrado una forma más sencilla (y efectiva) de devolver la pelota: inundarlo con semiconductores baratos y desestabilizar al sector.

China, que en teoría aún está vetada para el acceso a las tecnologías más avanzadas, ha redirigido su estrategia hacia la producción masiva de chips de menor gama. Y le ha funcionado. Según estimaciones, a finales de 2025, las fábricas chinas controlarán el 28% de la producción mundial de chips de nodos maduros, con previsiones de alcanzar un inquietante 39% en 2027. Esto significa que muchas industrias, desde la automoción hasta los electrodomésticos, estarán en manos de fabricantes chinos, simplemente porque nadie más puede competir con sus precios. Son simplemente esenciales, desde el sector hospitalario al de la seguridad.

El resultado de esta estrategia ha sido un desplome en los precios de los chips más básicos, que son los que se usan en un 99%. La caída ha sido tan pronunciada, del orden de la cuarta parte de su valor hace solo tres años años, que algunos fabricantes occidentales ya no pueden sostener sus costos de producción sin incurrir en pérdidas. Empresas que hasta hace poco dominaban el mercado ahora se ven obligadas a reducir personal o, directamente, a cerrar sus fábricas. Parece que la idea de la "competencia justa" ha sido reemplazada por un nuevo concepto: "competencia abrumadora". Es un “shock” en toda regla.

El problema es que esta sobreoferta no solo está perjudicando a los fabricantes de semiconductores, sino también a los internediarios generadores del “liberalismo” tan de moda hoy. Empresas que antes dependían de múltiples proveedores ahora se encuentran con que la opción más viable (léase: la única opción asequible) es comprar chips chinos, al proveedor chino de turno. Y con ello, la dependencia tecnológica de China crece sin freno.

Lo más irónico es que el gran detonante de esta crisis ha sido, en buena parte, la política restrictiva de Estados Unidos y también las operaciones especulativas, como cuando dejaron al sector automovilístico sin chips, forzando una brutal subida de precios de los vehículos al consumidor.

Al intentar impedir que China accediera a chips de última generación, lo único que se ha conseguido es empujarla a consolidar un mercado alternativo que ahora amenaza a los mismos promotores de las restricciones. Un resultado que seguramente no estaba en los planes de Washington. ¡Incluso en un Tesla hay chips chinos!

El panorama se vuelve aún más complicado si consideramos las implicaciones geopolíticas. Con China dominando cada vez más sectores tecnológicos, la supuesta "independencia industrial" de Occidente se tambalea, Y con ella, pierden razón de ser Taiwan y Corea.

Ahora, los reguladores y líderes de la industria se enfrentan a una pregunta incómoda: ¿cómo frenar a un competidor que juega dentro de las reglas, pero demasiado bien?

En definitiva, mientras en Occidente sigue debatiendo sobre aranceles, subvenciones y proteccionismo, China ya ha movido ficha y se encamina a dominar el mercado de los semiconductores. Y lo peor (o lo mejor, según a quién le preguntes) es que lo ha hecho sin necesidad de fabricar los chips más avanzados. 

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