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Tres años y un poco de tabaco suelto

31 de Marzo de 2023
Actualizado el 02 de julio de 2024
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tabaco

Hace mas de tres años que dejé de fumar. Después de 31 años fumando un problema médico me puso el listón demasiado alto como para ser saltado a la torera. Y hasta hoy sigo sin catarlo. No sin ganas de un buen habano al estilo Aníbal Smith del Equipo-A. Pero ese lo reservaré para “El Día de La Victoria” el día en que diré eso de: 

“Me encanta que los planes salgan bien”

Tres años son demasiados para según que cosas y sin embargo para otras, el pasado pareciera que no se aleja lo suficientemente rápido. Es por esto que reservo ese cigarro habano para el día en el que... todo dará lo mismo, pues habremos ganado la guerra.

La guerra contra la mentira, la “sin razón” y el miedo; contra todos aquellos que desde sus grandes mansiones marcan el paso de un mundo que no comprenden ni comprenderán. Tendrán mucho dinero pero al final es solo eso, dinero. Una guerra quizás perdida en lo que a recursos materiales se refiere pero ganada en mente, corazón y alma. La Santa Trinidad que delimita la razón, la fé y la voluntad que hacen que seres tan frágiles y volubles como nosotros, merezcamos un lugar en la creación.

En estos tres años se nos dijo lo uno, lo otro y lo contrario. Lo contrario y viceversa. Pero como dice el dicho: “las mentiras tienen las patas muy cortas”. Hay otro que dice que “la verdad es solo una y resplandecerá como el Sol”

Todas estas frases que llevamos escuchando durante mucho tiempo son el legado que nos envían nuestros antepasados desde tiempos remotos y mas sencillos en los que la justicia era representada por una mujer con los ojos vendados sosteniendo una balanza. 

Hoy la mujer podría llamarse Pepe, auto-percibirse oveja merina mientras mira por debajo de una venda trasparente sosteniendo un Smart Phone. Y es que lo realmente tramposo es la negación de la realidad palpable de forma empírica y utilizar el neo-lenguaje para no llamar a cada cosa por su nombre.

Sin entrar en detalles, creo que somos testigos de como un imperio está cayendo al igual que los romanos del Imperio de Oriente vieron desmoronarse las columnas del Imperio de Occidente, muy probablemente por la misma estupidez que hoy inunda nuestra sociedad. O simplemente es que nada es para siempre.

Cuando el 14 de marzo de 2020 el Gobierno nos dijo que había que quedarse en casa, nadie dudó en hacerlo porque realmente creímos en lo que se nos contaba. Yo mismo me puse serio con el asunto pues parecía que lo que estaba aconteciendo era grave. Un virus de índole desconocido que hacía enfermar e incluso matar a todo aquel que lo padecía no era para tomárselo a chufla.

Se empezó a hablar del “fármaco milagroso” como la única vía posible para la curación de la enfermedad y que pronto llegaría. Esto ya resultaba un poco extraño porque algunos médicos dudaban de que pudieran encontrar una vacuna en un tiempo récord o con el desarrollo necesario para poder usarse en humanos.

Otros daban algunas ideas como la ozono-terapia, la hidroxicloroquina o el dióxido de cloro para atajar los efectos mas perniciosos del Covid mientras llegaba la tan esperada solución pero, o no eran escuchados o directamente se les llamaba locos negacionistas cuando no eran reprendidos por aquellos que hicieron del oficialismo una religión. Muchos fueron expedientados y poco menos que relegados a la marginación. La cosa es que los resultados eran esperanzadores teniendo en cuanta la gravedad de la situación pero por algún motivo se miró para otro lado.

En un momento en el que morían tantas personas, lo mínimo era haber intentando cualquier camino para salvar las máximas vidas posibles pero la medicina oficial funciona a golpe de protocolo y pone los artículos científicos como si de La Biblia se tratara. Se olvida de que los pacientes son personas y el primer paso para curar a alguien empieza por que quien sufre la dolencia, necesita ser escuchado.

Y la ciencia avanza a base de ser puesta en duda. Nunca hay una última palabra dicha pues cualquier descubrimiento abre otro abanico de posibilidades que llevan a nuevos dilemas.

La OMS dijo que los cadáveres tenían que ser tratados poco menos que si de irradiados se tratara por lo que no se podían hacer autopsias. Mas tarde se descubrió que los tratamientos con respiradores de oxígeno básicamente quemaban los pulmones de los entubados pues el problema no era respiratorio.

Si está la OMS en medio, apaga y vámonos. No he visto jamás a organización tan infectada de corrupción e intereses creados. No en vano, la “plandemia” técnicamente aún no ha decaído aunque parezca que vivimos con cierta normalidad. Y es curioso que un organismo financiado en su mayoría por capital privado, pueda determinar la vida de tantos millones de personas por encima de los gobiernos que deberían guardarles.

Finalmente en diciembre de 2020 llegaría el tan esperado fármaco entre fanfarrias a todo bombo y platillo. Y se nos dijo de todo. Que si que había que conservarlo a -80ºC, que si era una nueva tecnología basada en el ARNm que nos salvaría hasta del cáncer y poco menos que con un solo pinchazo se nos protegía al 90%. 

Luego no era un pinchazo, eran dos. Y el nivel de protección ya había bajado al 80%. Nos dijeron que con que se pinchara el 70% de la población ya conseguiríamos la inmunidad de rebaño. Luego que si el 80, luego que si el 90% y finalmente una caterva de idiotas ya decían que por lo civil o por lo militar poniendo de vuelta y media a todos aquellos que por un motivo u otro habíamos decidido no inocularnos sin que un médico pusiera por escrito que era necesario el pinchazo.

Lo que está claro es que ha sido un negocio harto lucrativo para esta banda de desalmados bastardos.

A mediados de agosto de 2021 se dio el caso en el Hospital de Castellón Vila-Real, en que los familiares de un paciente enfermo de covid solicitaron la aplicación de un tratamiento de ozono-terapia pues estaba prácticamente desahuciado. El centro se negó en rotundo por considerar tal práctica como una pseudo-terapia no avalada por la ciencia. Siempre los oficialistas con sus “papers”.

Los familiares pusieron esto en conocimiento de un juez que ordenó la inmediata aplicación del tratamiento a pesar del criterio de la dirección del hospital. Finalmente la Generalitat Valenciana a través de su abogacía a finales de agosto, pidió al mismo juzgado la suspensión del tratamiento aunque el juez dejó la puerta abierta a que el paciente siguiera con el tratamiento en otro centro dejando unos días de margen para el traslado, entrando en vigor la suspensión el 1 de septiembre de ese año. Juan Francisco, que así se llama el paciente, lo puede contar a día de hoy.

Sin embargo, el paciente cuyo hijo pidió lo mismo para su padre en Barcelona, murió por la cerrazón de un equipo médico soberbio a la vez que arrogante  y la estupidez supina de unos burócratas ignorantes de la Generalitat Catalana por no considerar hasta la última vía, por muy remota que esta fuera o incluso arriesgada, para salvar la vida de una persona mas cuando no daban un duro por esta.

Y es que en estos tres años, si algo ha quedado claro es que el colectivo médico, salvo algunas honrosas excepciones, vive de espaldas a la gente. Y es por esto que hoy, muchos como yo no les rendimos respeto alguno pues han puesto su arrogancia por encima de su juramento. Ese juramento que les obliga a llegar hasta las últimas consecuencias para garantizar la salud de sus pacientes.

Si no te gusta el fuego, no te metas a bombero.

La cuestión es que a día de hoy hay chavales que caen desplomados jugando un partido de fútbol sin una razón aparente. Hay personas jóvenes que sufren dolencias cardiacas o cerebrales que en condiciones normales las sufrirían personas de edad avanzada.

Está muriendo gente que no tendría que morir y lo único que se le ocurre a la prensa es hablar de supuestos estudios que hablan de lo perjudicial del zumo de naranja  o de que el calentamiento global es responsable de tantas muertes.

Y si algún colectivo a quedado a la altura de la mierda de la suela de mis zapatos, ese es sin duda el de los periodistas.

Básicamente han sido el instrumento que ha utilizado el poder para aterrorizar a la población y el medio para difundir mentiras a la par de que se han convertido en censores de lo que la oficialidad consideraba que se salía del discurso, ridiculizando a todos aquellos que no comulgábamos con ellos.

Hay cientos de nombres pero en particular me quedaré con el de Angels Barceló. Sí, esa que retira el micrófono y la palabra a cualquiera que no diga lo que ella quiere escuchar. También el señor Ángel Expósito que reclamaba la vacuna obligatoria en sus programas de radio. Risto Mejide que quería poner pegatinas a los no vacunados para diferenciarlos de los que sí para señalarlos por cualquier sitio que fueran, al mas puro estilo nacional socialista. Susana Griso que quería hacer la vida imposible a todos los no inoculados sin tener la mas mínima prueba de que el virus se extendiera por culpa de los no vacunados. Solo había escuchado lo que unos supuestos expertos habían dicho sin ningún tipo de sustentación científica.

Y no quiero olvidarme de otros como el Ex-ministro Sebastian o el Dr Cavadas. La quinta esencia de la inmundicia y la falta de escrúpulos.

Al igual que ellos, han habido personas conocidas, actores, personajes mediáticos y en general un conjunto de descerebrados que han apoyado las tesis de una oficialidad asesina que lejos de mirar por las libertades y el sentido común, han promovido la muerte y la enfermedad.

Y esto va por los políticos. Empezando por Sánchez, terminando por Feijoó y pasando por Revilla. Sois un cáncer para este mundo. Ni el propio Covid 19 ha sido tan desalmado como vosotros. La ponzoña que corre por vuestras venas es la prueba evidente de que estáis donde estáis porque los que mandan de verdad, están interesados en poner a los mas tontos de la clase, a los más tramposos, y puteros, cocainómanos y drogadictos de todo pelaje y a gente sin principios ni moral que se venden al mejor postor con tal de no separar el culo del asiento que el pueblo os ha dado pensando que seríais la solución y no una parte más del problema.

Aún descubro cuando rasco el bolsillo de algún abrigo que lleve tiempo sin ponerme el tabaco de cuando fumaba. Nunca el dejar de fumar a supuesto tanto esfuerzo como el tener que soportaros. Y esa mugre que representa lo que sois. Una molestia que me recuerda que tengo que llevar el abrigo al tinte pero vosotros sois mas bien ese grano en el culo que hace acto de presencia cuando uno defeca en la intimidad del cuarto de baño. Eso es justo lo que hemos tenido que soportar por vuestra gestión durante estos tres años. 

Y es que el flaco favor que le habéis hecho a la humanidad en su conjunto es motivo mas que suficiente para fumarme ese habano viendo por  televisión como sois juzgados y condenados por delitos de lesa humanidad.

Rezo a Dios Todo Poderoso para que así sea. En este mundo o en el otro. Por lo civil o por lo militar. ¿Verdad Miguel Ángel?

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