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Sánchez y Feijóo, llegó la hora de gobernar

Ni España ni los españoles se pueden permitir seguir con el rally electoral que está frenando la acción de gobierno. El país y su ciudadanía precisan de estabilidad política que sólo es posible a través de un gran consenso entre el PSOE y el Partido Popular

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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La teoría política, sobre todo la de la izquierda, afirma que para una democracia se fortalece cuando hay diversidad de opciones políticas representadas en el Parlamento. Sin embargo, la teoría normalmente choca con la realidad. La física teórica es capaz de demostrar que el pétalo de una flor es capaz de sostener el peso de una ballena. En cambio, la experiencia indica que eso es imposible.

Hace años se afirmaba que España necesitaba de una mayor diversidad de opciones políticas representadas tanto en el Congreso de los Diputados como en el Senado. Se creía que la entrada de sangre fresca más allá del bipartidismo obligaría a los dos grandes partidos que se turnaron el poder desde el año 1977 a recuperar sus esencias ideológicas.

No obstante, se ha demostrado que la atomización lo que ha generado ha sido la inacción y el freno a la actividad legislativa, además de enervar la crispación política que se está trasladando a los ciudadanos. En el Parlamento español siempre ha habido tensión, no es algo nuevo, pero jamás en los niveles actuales donde se ha pasado de las diferencias entre partidos al odio.

La dispersión de opciones políticas ha derivado en la incapacidad para la aprobación de las leyes que realmente necesita la ciudadanía y, sobre todo, impide las grandes reformas constitucionales que España precisa para adecuar su Carta Magna a la realidad del siglo XXI, sobre todo a la posterior a la crisis de 2008.

Esas profundas reformas no significan una censura a la transición, como se pretende vender desde el Partido Popular y el Partido Socialista, sino que, precisamente, es fortalecer y adecuar lo realizado tras la muerte del dictador a las necesidades de la ciudadanía actual.

La regeneración democrática que precisa España no la puede hacer sólo el PSOE, necesita del PP, y viceversa. Por eso ha llegado el momento de tomar decisiones que no gustan, que no son populares, pero que son las que necesita la ciudadanía española.

En la película Airbag, el personaje de Pazos, interpretado por Manuel Manquiña, decía: «Vamos a llevarnos bien porque si no van a haber hondonadas de hostias aquí, ¿eh?». Bueno, pues las hondonadas de hostias contra el sistema han empezado ya, tal y como demuestran los resultados de las elecciones europeas que han provocado importantes decisiones en países como Francia, donde Macron se ha visto obligado a disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones legislativas. En Alemania, la coalición de gobierno ha recibido un varapalo histórico por parte de la CDU y ha visto cómo el partido neonazi AfD se ha colocado en segundo lugar, lo que, seguramente tendrá consecuencias políticas. En Bélgica, el primer ministro ha dimitido.

En España aún hay tiempo de recuperar la confianza de la ciudadanía. La legislatura está en su primer año y hay espacio suficiente para frenar a la extrema derecha. Sin embargo, la única solución efectiva para ello pasa por que los dos principales partidos arríen la bandera de combate y hagan lo mismo que se hizo en la transición.

Tanto Pedro Sánchez como Alberto Núñez Feijóo tienen la llave para devolver al pueblo el bienestar perdido y, en consecuencia, tienen que estar dispuestos a realizar sacrificios muy importantes, tanto a nivel interno de sus partidos como a nivel externo de la ciudadanía. España no está acostumbrada a un gobierno transversal, pero la situación actual es tan crítica que no se puede perder el tiempo de cara a una legislatura basada en la gestión, el consenso y la efectividad.

Tanto el PSOE como el PP tienen puntos programáticos de encuentro con los que no traicionar sus conceptos ideológicos básicos. Eso es un hecho, como se ha podido comprobar en otros países europeos. Igual que ya se ha sobrepasado la línea del gobierno de coalición, ha llegado el momento de generar grandes mayorías para que España pueda avanzar, porque está bloqueada desde el año 2016.

Mirándolo con perspectiva, el gran error que ha cometido Pedro Sánchez fue el no pactar con Ciudadanos tras las elecciones de abril de 2019, en la que ambos partidos hubieran sumado 180 escaños. La idea no disgustaba a Sánchez, pero, según señalaron a Diario16 fuentes del PSOE, el grito «¡Con Rivera, no!» que profirieron los militantes que se congregaron en Ferraz a celebrar el triunfo electoral le hizo cambiar de opinión. Sánchez eligió el camino ideológicamente lógico que, viendo los resultados, se ha demostrado un error de libro.    

Hay miles de votantes de la izquierda que, viendo las consecuencias políticas, económicas y sociales del bloqueo legislativo provocado por la atomización del Parlamento, ahora afirman que echan de menos el bipartidismo.

La primera transición consiguió llevar a España desde una dictadura a una democracia gracias al consenso de los partidos y a la altura política de personas tan diferentes como Felipe González, Manuel Fraga, Adolfo Suárez y Santiago Carrillo. La segunda transición ha sido un fracaso absoluto y ha generado más problemas que soluciones a las necesidades reales de la ciudadanía.

Ahora es el momento de una etapa de regeneración, de reformas profundas en todos los ámbitos y de orientar las agendas gubernamentales al pueblo. No se tratará de una tercera transición, sino de un proceso de reseteo absoluto que requerirá de la templanza y la capacidad de sacrificio tanto de Pedro Sánchez como de Alberto Núñez Feijóo. Tienen la oportunidad de pasar a la historia de España por ello y no por el fango en que ambos han convertido a la democracia española.

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6 COMENTARIOS

  1. Ahora llega la hora de gobernar, juntos dados de la mano , ¿Verdad?. Si usted y su medio en lugar de machacar a los lectores con el caso Begoña un día si y al otro tambien nos hubiera ilustrado con sus programas y propuestas, alguno dejaría de pensar de usted que es un sinvergüenza.

  2. Supongo que por brevedad ha acortado usted el titular, falta «…llegó la hora de gobernar juntos en Cataluña». Ese hipotético gobierno sería nefasto para el bipartidismo. Ciudadanos fue un intento bien financiado de fabricar una muleta para el PSOE, pero lleno de falangistas como UPyD.
    Hace unas semanas en este ágora se pedía un referéndum sobre la independencia catalana (para todos los españoles), yo tengo otra propuesta para coser el país y que es, además, una deuda de la transición: un referéndum sobre la monarquía.

  3. Espero que jamas se de un gobierno PSOE-PP pues seria el fin definitivo del PSOE.
    ¿Acaso el PP tiene programa electoral y de gobierno o lo esconde para que no sepamos lo que quiere hacer ?

  4. Pero que simplicidad de comentarios, hoy por hoy aquí se hace lo que el independentismo catalán quiera hacer,
    Y al redactor le digo que si quiere evitar los insultos de los comentarios , puede hacer una cosa bien sencilla, meterse con Ayuso, mire que fácil lo tiene.

  5. No deberíamos estar cerrados a contemplar, a darle una vuelta al tema del independentismo…pero esta vez, sin miedo a plantear un referéndum para todos los españoles… que votemos sobre la continuidad de considerar a Cataluña como parte del territorio español o pasen a ser un Pais independiente… Hay que jugar con sus propias normas, sus principios, nada claros…Quizás, se sorprenderían de la respuesta del resto de los españoles…sobre todo de la respuesta de la mayoría de los catalanes…Les aseguro, que no les va interesar tanto un referéndum…Ellos utilizan el tema del Independentismo como elemento de negociar y mantenerse en el poder…Las elecciones europeas y las autonómicas les ha hecho ser consciente…sentir que no son tan importantes…que no cuenta con el respaldo de la mayoría de los catalanes…Ellos necesitan sentir que son el centro de atención de lo contrario, no se sienten cómodos. Quieren ser los protagonistas en todo momento…No son los únicos que dejan sus responsabilidades…que se olvidan… de que sus honorarios son para mejorar la vida de los ciudadanos, resolver los problemas…No para reforzar sus egos, su narcisismo…

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