Donald Trump en la Convención Anual de la Asociación Nacional del Rile. Foto: Tia Dufour/Casa Blanca

Donald Trump sigue obsesionado con la construcción del muro en la frontera sur de Estados Unidos. Fue una de las promesas más importantes durante su campaña en 2016 y está viendo que con el control demócrata del Congreso no va a poder cumplirla, lo cual provocaría que la parte de su electorado más contraria a la inmigración le daría la espalda. Falta poco más de un año para las elecciones y el tiempo se le acaba.

Por esta razón, el presidente ahora ha proclamado una emergencia humanitaria y de seguridad para solicitar al Congreso 4.500 millones de dólares para destinarlos a la situación de la frontera, es decir, sólo 1.000 millones menos de lo que pidió en el mes de diciembre y que provocó que Trump no dudara en permitir el cierre de la Administración más largo de la historia.

Según la Casa Blanca, la crisis humanitaria está provocada por la llegada de los migrantes centroamericanos que pretenden entrar en los Estados Unidos.

Los demócratas, por su parte, miran con muchísima desconfianza esta petición porque Trump pretende postularse a la reelección con una agenda anti migración dura y, tras los fracasos en la petición de diciembre, podrían poner en duda que el dinero se destine en exclusiva a esa crisis humanitaria.

La obsesión de Trump por el muro

En diciembre Donald Trump ya advirtió que no firmaría ningún tipo de legislación migratoria si no se incluían los más de 5.000 millones de dólares que necesitaba para llevar a efecto uno de los proyectos que vendió durante la campaña electoral: la construcción de un muro en la frontera con México. Sin embargo, el presidente populista se encontró con la oposición del Partido Demócrata que dispone de suficientes votos en el Congreso como para impedir cualquier asignación para la construcción del muro xenófobo de Trump.

El presidente sabía que era su última oportunidad para que la Cámara de Representantes le otorgara los fondos necesarios para la construcción del muro ya que, tras las elecciones de mitad de mandato celebradas el pasado mes de noviembre, los demócratas tienen mayoría en el Congreso.

Las mentiras de Trump

Los populistas de extrema derecha como Donald Trump, Marine Le Pen o Santiago Abascal consiguen el apoyo de la gente gracias a la mentira, la creación de falsas amenazas y la tergiversación de la realidad.

Veamos el siguiente tuit del presidente de los Estados Unidos:

Las cifras que da Trump son, en su mayoría falsas. Veámoslo. El número de inmigrantes ilegales que se encuentran en las cárceles es exagerado. Según el propio Gobierno estadounidense, del total de la población reclusa, un 21% era inmigrante pero sólo un 13% estaba en el país de manera ilegal.

Respecto al incremento de los cruces ilegales de la frontera, Trump no explica de dónde saca el argumento de que casi se triplican. La realidad es que los cruces fronterizos ilegales han disminuido de tal forma que en el año 2017 llegaron a la cifra que se dio en el año 1971.

Desde que el Congreso le negó la financiación de 5000 millones de dólares para la construcción del Muro fronterizo, Donald Trump ha intensificado sus declaraciones en las que intenta que la opinión pública tenga la sensación de que Estados Unidos está siendo invadido por la frontera sur. Sin embargo, el Departamento de Seguridad Nacional, uno de los afectados por el cierre, se han reducido en casi ochocientos mil anuales respecto a lo que ocurría durante las administraciones de Bill Clinton o George W. Bush. Lo que sí ha aumentado es el número de solicitudes de asilo, pero sólo el 21% fueron concedidas.

Otro de los aspectos con los que está presionando Trump es con los índices de criminalidad. En concreto, le hemos escuchado decir que «cada semana 300 de nuestros ciudadanos son asesinados por la heroína que entra ilegalmente por la frontera sur». Sin embargo, los datos de la DEA demuestran que el 90% de esa heroína entra en Estados Unidos por los pasos fronterizos legales y no por las áreas que pretende indicar Trump.

En este mismo orden, el presidente ha llegado a decir que «miles de estadounidenses han sido brutalmente asesinados por quienes llegaron ilegalmente a nuestro país y miles de vidas se perderán si no actuamos». Varios informes no han encontrado ningún vínculo entre la inmigración y el crimen e, incluso, se ha llegado a determinar que es precisamente la población migrante la que tiene la tasa de criminalidad más baja. Texas, que tiene la mayor frontera con México, tiene la menor tasa de delincuencia entre los migrantes, un hecho significativo cuando es uno de los Estados con una población de inmigrantes ilegales de todo el país.

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