Los incendios forestalesen la región de Valparaíso, Chile, han causado una tragedia sin precedentes, con al menos 112 muertos, convirtiéndolos en los más letales de la última década.
El Servicio Médico Legal (SML) ha confirmado la muerte de 99 personas, de las cuales solo 32 han sido identificadas hasta el momento. La magnitud de esta catástrofe ha sido reconocida por el presidente Gabriel Boric, quien la ha calificado como la mayor tragedia vivida por el país desde el terremoto de 2010. Ante la urgencia de la situación, ha decretado dos días de duelo nacional.
La crisis ha afectado entre 3.000 y 6.000 viviendas, con 16 villas reportadas como dañadas, un 30% de ellas pertenecientes a condominios Serviu y el 70% restante a loteos, muchos de los cuales son irregulares. La Corporación Nacional Forestal reporta siete incendios activos en la región, destacando por su magnitud y peligro el de la Reserva Lago Peñuelas/Las Tablas, que ha consumido cerca de 9.300 hectáreas. Estos incendios representan una amenaza directa a zonas densamente pobladas, aumentando la gravedad de la situación.
Leve mejoría en Chile
El pronóstico de una leve mejora en las condiciones climáticas ofrece algo de esperanza para el control de los incendios, según el director del Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred), Álvaro Hormazábal. Sin embargo, la situación en Viña del Mar es especialmente preocupante, con un reporte provisional de 372 personas desaparecidas, lo que refleja la extensión de la catástrofe.
El impacto de estos incendios es profundizado por una ola de calor que afecta al Cono Sur, exacerbada por el fenómeno de El Niño y el calentamiento global. A pesar de un invierno lluvioso, la persistente sequía y la proliferación de vegetación fina y muerta, combinada con un modelo forestal basado en el monocultivo, han creado condiciones propicias para la rápida expansión del fuego.
La respuesta internacional no se ha hecho esperar, con el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ofreciendo la ayuda del bloque comunitario. Sin embargo, esta asistencia está pendiente de una solicitud formal por parte de Chile.
Esta tragedia destaca la necesidad urgente de revisar y mejorar las estrategias de gestión de incendios forestales y de adaptación al cambio climático. La colaboración internacional, el fortalecimiento de las políticas de prevención y una mayor inversión en recursos para combatir incendios son esenciales para prevenir futuras catástrofes de esta magnitud. La solidaridad y el apoyo a las víctimas y a los afectados por esta tragedia deben ser prioritarios en este momento crítico para Chile.