Tras las elecciones europeas, Alberto Núñez Feijóo reunió a la dirección del PP para analizar los resultados en las urnas, sobre todo qué había pasado con Se Acabó la Fiesta, el partido de Alvise Pérez al que votaron 800.000 personas, muchas de ellas desencantadas con Vox y el propio PP. Había una nueva escisión en la derecha y Génova quería saber cómo podía influir el auge de SALF en las prospecciones de voto de cara a las generales. “Su discurso [de Feijóo] en abierto fue, como suele, triunfalista, y apenas se refirió a sus competidores directos por el electorado de derechas. Pero a puerta cerrada, el líder del PP cogió su teléfono móvil y espetó a su auditorio que solo con ese instrumento [redes sociales] alguien había logrado 800.000 votos. Se refería a Alvise Pérez. El líder del PP ordenó a los suyos poner un ojo ahí. Tenemos que mejorar en redes”, informó eldiario.es.
Desde aquel instante el PP ha tenido en el punto de mira a Alvise por si en algún momento le hacían falta los diputados que previsiblemente iba a cosechar en las próximas elecciones nacionales (según los sondeos antes de estallar el escándalo de la financiación de SALF con criptomonedas). El PP ha tratado de entender cómo un exasesor del exdirigente de Ciudadanos Toni Cantó se convirtió de la noche a la mañana en la sexta fuerza en votos en una convocatoria estatal con una agrupación electoral anunciada en Youtube.
Hoy, cuando Alvise atraviesa por horas bajas por el escándalo de su financiación con criptomonedas (una posible estafa piramidal), nadie en Génova quiere saber nada de él. Corroe como el ácido, es peligroso, venenoso, quema como el napalm por la mañana, como en aquella película bélica. Si a esto unimos que un Alvise acorralado puede ser letal (dice tener dosieres secretos sobre la derecha española) se entenderá fácilmente que ese hombre se ha convertido en una bomba con patas para más de uno.
No es posible asegurar que existieron contactos entre las derechas de cara a la formación de un posible bloque electoral para desbancar a Sánchez (a día de hoy no hay prueba de ello), pero es lógico pensar que Feijóo tenía en su agenda una entrevista en privado con el joven agitador para sondearlo. Hoy en la derecha convencional española se trata de huir de todo lo que huela a Alvise, una estrategia parecida a la mantenida por Vox. En los últimos meses Santiago Abascal ha asumido las consecuencias de la decisión “quirúrgica” del partido de romper los gobiernos autonómicos con el PP, y ha asegurado que nada ha tenido que ver la irrupción de la agrupación de electores del agitador político Luis Alvise Pérez. La llegada de alguien más duro que Abascal (a quien muchos ya consideran derechita cobarde) ha provocado una mayor radicalización de Vox para no perder a parte de su electorado fascinado con Alvise.
“No somos un partido norcoreano”, dijo Abascal para justificar la ruptura de su pacto con el PP, tras lo que añadió que los vicepresidentes de Vox renegados de los gobiernos regionales populares “en ningún caso mostraron apego a sus sillones”, calificando de “heroica” y “digna” su actitud.
Ahora, a Abascal vuelve a soplarle el viento de cara. Tras la investigación abierta por la Fiscalía contra SALF, el líder voxista ha visto el momento de destruir a Alvise, quitándose un duro competidor de encima. De hecho, Vox ya ha anunciado que se querellará contra el agitador por sugerir que Abascal también pudo recibir dinero de la empresa de criptomonedas hoy bajo sospecha de transferir 100.000 euros al proyecto de SALF. Pérez ha admitido que aceptó cobrar ese dinero en efectivo y sin factura del empresario Álvaro Romillo, conocido como Criptospain, como “honorarios privados” para “poder tener más ahorros” y así no enriquecerse con su actividad política como líder de Se Acabó La Fiesta, informa Europa Press.
Tras conocerse que el Tribunal Supremo le investiga, Alvise interpeló a Abascal a través de su cuenta de la red social X (antes Twitter) para preguntarle si “puede negar” que “recibió sobres con efectivo del estafador Criptospain cuando entró en Sentinel (el nombre de la empresa) el día 16 a las 17.20 horas”. En rueda de prensa, el secretario general de grupo parlamentario de Vox en el Congreso, José María Figaredo, ha confirmado la presentación de la querella y ha afirmado que el eurodiputado está lanzando “acusaciones al aire” contra el líder de su partido para “intentar tapar su propio escándalo”. Está claro que Alvise es una bomba de relojería para las derechas españolas.