España es el único país de la UE donde los liberales -representados por el PP- hacen la ola a la ultraderecha. Claro ejemplo de ello, es el falso debate creado en torno al
veto parental. Una reivindicación de Vox para apoyar los presupuestos en aquellas instituciones donde la derecha gobierna gracias a la ultraderecha.De hecho,
Pablo Casado compara la oposición del Gobierno al veto parental con la Cuba comunista. Vuelve así a dar un giro a la ultraderecha que tan pocos beneficios le ha traído desde el punto de vista electoral.Inmigrantes, catalanes, feministas, comunistas y políticos corruptos de la izquierda son el blanco de Vox que cada día recibe gasolina del PP.
En Europa
Actualmente, grupos de extrema derecha integran los Parlamentos nacionales en todos los países de la Unión Europea, con la excepción de Portugal, Irlanda, Luxemburgo y Malta.Se presentan como el ejemplo de la lucha contra la corrupción, aunque no dudan en pactar con la derecha aunque haya sido condenada, como es el caso del PP en España, y las “elites liberales”, los partidos de extrema derecha apelan emocionalmente a los “olvidados” por el
establishment -un término ambiguo que han utilizado tanto Santiago Abascal, Donald Trump como Marine Le Pen-.Ante las incertidumbres sobre el futuro y la acumulación de frustraciones por el presente, estos partidos proponen recuperar una cierta estabilidad volviendo atrás la rueda de la historia, reconstruyendo “tradiciones” y “valores nacionales” perdidos en clave fuertemente conservadora y promoviendo odio a hacia los extranjeros.
Las caras de la ultraderecha
La extrema derecha europea festejó el
auge deVox en laselecciones generales del pasado 10 de noviembre. Algunas figuras insignes de la internacional populista como Matteo Salvini, Marine Le Pen o Geert Wilders no esperaron al final del escrutinio para congratularse por el resultado de la formación de ultraderecha española.Mientras, la derecha de mandatarios como Merkel, en Alemania, Macron, en Francia, Mark Rutte, en Holanda, o el propio Paul Schmidt, secretario general de la Asociación Austriaca para la Política Europea, miran con desconfianza hacia la extrema derecha. Son liberales, que un día tuvieron en sus filas a Mariano Rajoy, y que por su propia supervivencia se alejan de la extrema derecha. Justo lo contrario a lo que ocurre en España con el PP de Pablo Casado.