La emergencia climática en España no es una simple advertencia futura, sino una realidad que ya está golpeando al país, y uno de los sectores más afectados es el agrícola. Greenpeace, en su último informe titulado “¿Cuánto podremos regar? Análisis del agua disponible en una España con cambio climático”. lanza una contundente advertencia: antes del 2040, España deberá reducir entre 650.000 y un millón de hectáreas de regadío para asegurar el abastecimiento de agua tanto para la población como para los ecosistemas. El sector agrícola, que consume en torno al 80% del agua disponible, está en el centro de este problema.
El agua como recurso limitado
Actualmente, España cuenta con 3.975.000 hectáreas de tierras de regadío, una cifra que ha ido en aumento durante los últimos años, y que sigue siendo un objetivo en los planes de desarrollo agrícola de diversas comunidades autónomas. Sin embargo, esta expansión se enfrenta a un obstáculo insalvable: la disponibilidad de agua. El cambio climático está modificando drásticamente los patrones de precipitación, lo que provoca una reducción de las lluvias y un incremento de las temperaturas. Como resultado, las sequías se están volviendo más frecuentes y prolongadas, y las reservas de agua están disminuyendo.
El informe de Greenpeace recalca que esta tendencia será aún más aguda en las próximas décadas, con efectos devastadores en el regadío intensivo e industrial, especialmente en regiones como Castilla-La Mancha, la Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía, donde ya existen acuíferos en estado crítico.
Agricultura intensiva: el principal responsable
Gran parte del problema se debe a la expansión de la agricultura intensiva, que ha transformado vastas extensiones de tierra en monocultivos que requieren grandes cantidades de agua. Esta agricultura industrial, a menudo impulsada por fondos de inversión y empresas de agronegocios, no solo consume un volumen desproporcionado de agua, sino que también contamina los acuíferos con nitratos y otros productos químicos.
Greenpeace alerta que aproximadamente un 16,2% de los regadíos actuales (516.803 hectáreas) se encuentran en zonas vulnerables, sobre acuíferos en mal estado o áreas con alta contaminación por nitratos. Esto afecta principalmente a las cuencas del Guadiana, Segura y Júcar, donde los agricultores ya están luchando por mantener sus cultivos frente a la escasez de agua.
Además, el problema se agrava con los regadíos ilegales, que podrían representar entre un 10 y un 15% más de lo que se tiene contabilizado oficialmente. Estas prácticas no solo contribuyen a la sobreexplotación de los recursos hídricos, sino que también complican la gestión y planificación de una respuesta eficaz a la crisis del agua.
Reducir los regadíos
El informe de Greenpeace ofrece una hoja de ruta clara para enfrentar esta crisis. La solución pasa, inevitablemente, por reducir la superficie de regadío. La organización propone una reducción de 983.981 hectáreas de regadíos para 2040, con especial énfasis en eliminar aquellos cultivos intensivos que no se adapten a las condiciones climáticas actuales, como el olivar o el cultivo de aguacates en sistemas de regadío superintensivos.
Además, la ONG exige una moratoria urgente a la creación de nuevos regadíos intensivos, así como la eliminación de todos los regadíos ilegales en el país. Greenpeace también insta a que las inversiones en modernización de regadíos no sirvan como excusa para aumentar la superficie de cultivos, sino que se enfoquen en optimizar el uso del agua disponible, devolviendo el agua ahorrada a los ecosistemas naturales.
El futuro del campo: sostenibilidad o colapso
España enfrenta un dilema: seguir expandiendo la agricultura intensiva y arriesgarse a una crisis hídrica irreversible o cambiar hacia un modelo más sostenible que priorice la conservación de los recursos naturales. Greenpeace advierte que, de no tomar medidas drásticas, el país podría verse abocado a una situación en la que no habrá agua suficiente ni para los cultivos ni para la población.
La clave del cambio reside en garantizar que los pequeños y medianos agricultores no queden desamparados en este proceso. Estos agricultores, que a menudo son los más afectados por la escasez de agua, deben recibir apoyo para adaptar sus prácticas a un uso más eficiente y sostenible del agua.
La hora de actuar
El informe de Greenpeace es un llamamiento de atención urgente a la necesidad de replantear el modelo agrícola de España. La emergencia climática no es una amenaza futura, sino una realidad que ya está afectando al país, y el agua, un recurso esencial, está en el centro de esta crisis. Reducir los regadíos y optimizar el uso del agua son pasos necesarios para garantizar un futuro sostenible para la agricultura y para las generaciones venideras.