Puigdemont convierte Barcelona en una olla a presión

Las fuerzas de seguridad trabajan con todos los escenarios, incluso que la protesta popular se vaya de las manos y terminen repitiéndose los disturbios de 2017

08 de Agosto de 2024
Actualizado el 09 de agosto
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Los Mossos esperan una gran movilización popular hoy en las calles de Barcelona.
Los Mossos esperan una gran movilización popular hoy en las calles de Barcelona.

Todo preparado para el advenimiento de Carles Puigdemont. El líder soberanista que ha estado siete años en Waterloo regresa hoy a Cataluña para tomar parte en el Pleno de investidura del socialista Salvador Illa. El expresident viene dispuesto a todo, a dejarse detener, incluso a reventar la sesión parlamentaria si es necesario reactivando una segunda fase del procés con manifestaciones en la calle. Las fuerzas de seguridad del Estado han diseñado un plan para garantizar el orden público, ya que se prevén disturbios y altercados. Fuentes de los Mossos d’Esquadra trabajan con todos los escenarios posibles, desde pequeños desórdenes y violencia de baja intensidad hasta una movilización popular de mayor envergadura, con miles de manifestantes, en la que no faltarían cargas policiales similares a las que se registraron durante el 1 de octubre.

Todo depende de si Puigdemont es detenido o no. En las últimas horas se ha filtrado la posibilidad de que los agentes dejen pasar al dirigente de Junts al hemiciclo para que pueda tomar parte en el Pleno de investidura. Permitir que intervenga en la sesión y arrestarlo después sería una manera de minimizar el problema, de amortiguar el posible estallido de descontento callejero. En esa hipótesis, Puigdemont accedería al Parlament entre los vítores y jaleos de los suyos, con un mar de esteladas ondeando al viento. Ese es el tsunami o marea humana que el exgobernante soberanista pretende lograr. Esa es la foto de la victoria que espera conseguir el dirigente separatista. En cualquier caso, los Mossos dan por hecho que algún tipo de protesta ciudadana se va a producir a lo largo del día de hoy, ya que el clima es de máxima tensión. Todo depende de la situación procesal en la que quede el político catalán. El juez podría tomarle declaración y dejarlo en libertad (con fianza o no) o bajo arresto domiciliario; o bien decretar su ingreso en prisión provisional en una cárcel fuera de Cataluña que bien podría ser Soto del Real.

En cualquier caso, va a ser un día histórico. Puigdemont ha decidido morir matando. El pacto PSC/Esquerra lo ha dejado fuera de juego y con su partido inmerso en una crisis interna monumental. A día de hoy Junts no es nada más que la máquina que Carles Puigdemont puso en funcionamiento para lograr la independencia. La derecha nacionalista catalana está desarbolada. No hay proyecto, no hay programa, no hay visos de que pueda llegar a ser, a corto plazo, ni siquiera la mitad de aquel partido poderoso que fue Convergencia. Ese abismo insalvable, más un horizonte judicial muy preocupante para él, es el que tiene ante sí el expresidente de la Generalitat, al que solo le quedaría una salida: crear tensión en la calle para poder negociar con Madrid. Faltaría ver la respuesta que da la militancia. Aunque la Cataluña de hoy no es la de hace siete años, la fiebre indepe sigue estando ahí y puede reactivarse en cualquier momento.

Ayer, Puigdemont anunciaba que ha “emprendido el viaje de retorno del exilio” y Junts ya ha convocado un acto de recibimiento en Barcelona. La movilización, prevista en el paseo Lluís Companys, cerca del Parlament, se celebrará justo antes de que, a las 10, se inicie el debate de investidura de Illa, aunque, si Puigdemont fuese detenido, el pleno posiblemente sería suspendido por el presidente de la cámara catalana, Josep Rull, informa Efe.

Justo después de que la Diputación Permanente del Parlament haya convocado formalmente el pleno de investidura, Puigdemont ha difundido un vídeo de dos minutos en redes sociales en el que se hace eco de esta sesión parlamentaria. Con una escenografía que no revela ni dónde ni cuándo ha sido grabado el mensaje, junto a las banderas catalana y europea y delante de una pared blanca, Puigdemont reitera su intención de regresar, tras casi siete años huido. “En condiciones de normalidad democrática, que un diputado como yo anuncie su intención de asistir a la sesión sería innecesario, irrelevante, pero las nuestras no son condiciones de normalidad democrática”, señala, antes de recordar que tampoco el exconseller y diputado de Junts Lluís Puig puede asistir “libremente” al pleno, ya que el Tribunal Supremo “se niega a obedecer la ley de amnistía”, pese a que está “en vigor y es de obligada aplicación”.

En su opinión, no hay que “callar ante la actitud de rebeldía, de rebelión, en la que se han bunkerizado algunos jueces del Supremo”. “Este desafío debe ser contestado y confrontado. Por esto, he emprendido el viaje de retorno desde el exilio, convencido de que no hay ningún otro camino hacia la normalidad democrática que el fin de la represión política”, recalcó.

También dirigió un reproche tanto al Ejecutivo de Pedro Sánchez como al candidato del PSC a la presidencia de la Generalitat: “No parece que en el Gobierno español inquiete demasiado y me temo que al futuro Govern de Cataluña le resultará igual de indiferente”. “Que yo pueda asistir al Parlament tendría que ser normal. Que por hacerlo me arriesgue a una detención que sería arbitraria e ilegal es la evidencia de la anomalía democrática que tenemos el deber de denunciar y de combatir, no porque seamos independentistas, sino porque somos demócratas”, concluyó.

Justo después de ser difundido el mensaje de Puigdemont –cuyo paradero es en estos momentos una incógnita y da pie a múltiples especulaciones, desde quienes dan por hecho que se encuentra en el sur de Francia hasta quienes deducen que ya ha conseguido cruzar la frontera y se halla escondido en Cataluña–, la ANC, Òmnium Cultural y el Consell de la República se han adherido a la convocatoria del acto de recibimiento de mañana en el paseo Lluís Companys.

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