Los 669 soldados españoles se refugian en sus búnkeres ante la invasión israelí del sur de Líbano. El contingente español forma parte de la misión de Naciones Unidas desplegada en Líbano (Unifil) con casi 10.000 cascos azules y liderada por el general español Aroldo Lázaro, que tenía el mandato de vigilar el cese de las hostilidades entre ambos países tras la guerra de 2006. Paralelamente, el Ministerio de Asuntos Exteriores pide a los más de mil miembros de la colonia española que abandonen el país, ya que no se puede garantizar su seguridad, pero no activa, de momento, el plan de evacuación.
Todos los países europeos están diciéndole a sus compatriotas que abandonen Oriente Medio, ya que la situación es explosiva y puede estallar en cualquier momento tras el ataque con misiles del régimen de los ayatolás contra Israel. Ayer mismo, Alemania pidió a sus ciudadanos que siguen en Irán que abandonen cuanto antes el país. ¿Está actuando con diligencia el Gobierno español o se está dejando llevar por una excesiva calma a la espera de que la situación se reconduzca y las partes en conflicto vuelvan a la mesa de negociación? Es difícil saberlo, pero cuesta trabajo pensar que los 669 soldados españoles deban seguir en Líbano pese a que la ONU ya no pinta nada allí (si es que alguna vez pintó). En las últimas horas el Gobierno de Israel ha declarado “persona non grata” al secretario general de la ONU, António Guterres, y le prohíbe entrar en el país por no haber condenado el ataque de Irán contra Tel Aviv y Jerusalén. Esto da una idea de dónde estamos: en Oriente Medio se ha impuesto el lenguaje de la guerra y la diplomacia hace tiempo que ha callado. La comunidad internacional asiste impasible al estallido de la guerra total en la zona y Naciones Unidas, una vez más y lamentablemente, queda como una organización inservible. Hoy por hoy, el pacifismo es una utopía en aquellas latitudes.
Este escenario diabólico obliga a Pedro Sánchez a replantearse la situación. La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha asegurado que está previsto que dos aviones del Ejército del Aire salgan hoy jueves hacia Beirut para evacuar a unos 350 españoles residentes en Líbano que han manifestado su deseo de venir a España. Pero, ¿y qué pasa con el contingente militar? ¿Estamos condenando a estos soldados a poner en peligro sus vidas para nada? Ser militar profesional conlleva la asunción de una serie de riesgos, pero dejarlos allí, metidos en un búnker y sin poder actuar como mediadores de la paz, no lleva a ninguna parte. Es un sacrificio inútil solo para salvar la cara de la diplomacia española.
El general Lázaro, en un breve comunicado, ha asegurado que todos los integrantes del destacamento se encuentran bien, cumpliendo con la obligación que se les ha encomendado. No obstante, es lógico pensar que exista preocupación entre los miembros de la unidad, ya que vivir en un búnker es una experiencia dura y estresante. “Los aviones españoles están preparados, las dotaciones están preparadas y, como siempre, con la máxima profesionalidad con la que lo hace el Ejército en España y lo hacen siempre las Fuerzas Armadas”, ha señalado Robles. Palabras rimbombantes y muy patrióticas, pero que siguen dejando a nuestros soldados a los pies de los caballos y a expensas de que un misil israelí les explote en cualquier momento.
Defensa está trabajando conjuntamente con el Ministerio de Exteriores el plan de evacuación de los mil españoles residentes en Líbano, añade la ministra, quien ha explicado que son unas 350 las personas que se estima que, en principio, han manifestado su voluntad de venir a España. La ministra ha pedido ser “muy cuidadosos” en este tema porque depende de “muchas cuestiones”. “Siempre somos muy prudentes con todo el tema de las evacuaciones, lo hemos hecho en Níger, lo hemos hecho en Sudán”, asegura Robles, quien subraya que nunca España ni el Gobierno español “han dejado a ningún ciudadano español”. “Lo hicimos en Afganistán, lo hemos hecho en Níger y lo haremos en Líbano”, añadió.
Respecto a los 650 militares españoles desplegados en Líbano, la ministra mantiene que España va a estar comprometida con la misión de paz hasta que Naciones Unidas, “en su caso, tome la decisión que estime oportuna”, si bien ha señalado que “hoy por hoy, el escenario de evacuación está previsto”. Robles ha querido dejar claro que el contingente español, con el que habla prácticamente todos los días, está “muy firme” en sus posiciones. “Nos transmiten cada día un mensaje de ánimo y de moral y con ello nos están dando un ejemplo de heroísmo”, dice la ministra. Además, destaca la importante labor de intermediación que están desarrollando con el ejército libanés y con las poblaciones de la zona a pesar de que por motivos de seguridad permanezcan parte del día en los búnkeres y se hayan limitado las patrullas. Poco pueden hacer nuestros soldados en un país en el que Israel ha puesto su punto de mira para acabar con la milicia proiraní Hezbolá. Es conocida la animadversión del líder judío hacia el actual Gobierno de Sánchez, al que considera amigo de los terroristas de Hamás. Es algo sabido que Israel ha matado a civiles inocentes, cooperantes de onegeés, personal sanitario y hasta periodistas en Gaza y en otras partes de Oriente Medio. Primero disparan y después piden disculpas, así trabaja el ejército hebreo. Una amenaza velada preocupante que podría significar que está en riesgo la integridad de nuestras tropas desplegadas en Líbano. Nuestros muchachos deberían hacer el petate y venirse cuanto antes para España, ya que Netanyahu es capaz de cualquier cosa.