El juez Ismael Moreno ha dado un salto cualitativo en el caso Koldo con la petición de imputación del exministro José Luis Ábalos, tanto es así que ha elevado una exposición razonada al Tribunal Supremo para que investigue al ex secretario de Organización del PSOE. Al tratarse de un aforado, será el Supremo quien decida sobre la petición del suplicatorio para levantarle la inmunidad parlamentaria al exministro y que pueda ser investigado. De modo que hemos entrado en un nuevo territorio hasta hoy desconocido.
La primera consideración que cabe hacer sobre este escabroso asunto es que, a partir de ahora, Ábalos, transmigrado al Grupo Mixto y en abierta confrontación con Ferraz, Santos Cerdán y Moncloa, empieza a ser un peligro para el Gobierno de coalición. En las próximas semanas, el calvario judicial que se abre para el exministro promete ser infernal, no solo en lo personal, también para el partido, cuyos destinos, cuentas y presupuestos dirigió durante un período de tiempo nada despreciable. Ábalos sabe mucho, quizá lo sepa casi todo sobre el PSOE del sanchismo, y eso quita el sueño a más de uno en la sede socialista. La sola idea de que pueda hablar más de la cuenta abre un horizonte incierto.
El juez Moreno entiende que hay “indicios fundados y serios” de que Ábalos tuvo un “papel principal” en el conocido como caso Koldo y habla de su posible implicación en una trama que se lucró con la venta de mascarillas durante la pandemia. El instructor de la Audiencia atribuye a Ábalos una “imputación clara y concreta” en el caso. Según la resolución judicial, que ha caído como una bomba en el PSOE, el exministro pudo incurrir en delitos de pertenencia a organización criminal, tráfico de influencias y cohecho, como sostiene también la Fiscalía Anticorrupción. Tal es la supuesta implicación de Ábalos en la red, que el juez constata que no puede seguir investigando el caso sin afectar directamente al hombre fuerte de Sánchez. De ahí que pase todo el sumario al Supremo para su análisis y toma de decisiones.
El juez cree que Ábalos ocupó un papel principal en el entramado empresarial que se movía alrededor de varios ministerios. También que intervino para la adjudicación de contratos a la empresa Soluciones de Gestión supuestamente a cambio de contraprestaciones, como el uso y disfrute de un chalé en la provincia de Cádiz. Además, por medio hay un apartamento de lujo en pleno centro de Madrid y pagado por la trama corrupta a una amiga de Ábalos, la misteriosa Jésica, que está aún por explicar.
Pero los problemas para Sánchez no quedan ahí. El juez también ve de “interés” el “papel” que jugó Ábalos en el rescate público a la compañía Air Europa, en 2020, aunque al mismo tiempo “asume en su integridad” el escrito de la Fiscalía Anticorrupción que, sin embargo, no veía “una participación crucial o determinante del entonces ministro” en dicho rescate. Pese a todo, los periódicos de la derecha ya han comenzado a especular al entender que con la exposición razonada remitida por Moreno al Tribunal Supremo se confirman las sospechas de irregularidades en el rescate de la aerolínea. Y no solo eso, webs como El Confidencial abrían sus portadas vespertinas disparando ya contra Moncloa. “El auto sitúa al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en reuniones clave para la tramitación de la ayuda a la compañía de Globalia y certifica la participación en esas gestiones del presunto comisionista Víctor de Aldama, que actualmente se encuentra en prisión provisional”. Ese papel de “interés” estaría reflejado en las conversaciones halladas en los dispositivos electrónicos intervenidos y que le permiten al juez apreciar que el empresario y comisionista Aldama se valió de su relación con Ábalos para influir en la concesión del rescate a esta empresa, informa Efe.
Moreno menciona al respecto los encuentros entre altos cargos del Gobierno con Aldama y Javier Hidalgo, entre ellos con Ábalos y la exministra de Economía Nadia Calviño, el pasado 16 de julio de 2020, y en los cuales habrían tratado el rescate de la compañía, que habría fructificado en favor de la citada aerolínea según trasladaba el mismo Ábalos a Hidalgo. En definitiva, un asunto ciertamente feo que, en aras a la transparencia democrática, merece ser explicado a la opinión pública hasta el último detalle. Ya tarda Pedro Sánchez en salir ante los medios para aclarar todo este embrollo de Air Europa, una bola de nieve que se va haciendo cada vez más grande a medida que el juez Moreno va tirando del hilo. Y no estaría de más que compareciera en sede parlamentaria, con luz y taquígrafos, para que no quede ni una sombra de sospecha. El silencio en este caso perjudica a Moncloa. Y cada minuto que pasa resulta más inquietante. De momento, la noticia de la posible imputación de Ábalos ha sacudido como un terremoto al partido socialista, donde nadie oculta la preocupación ante un sumario que se creía encapsulado en los niveles inferiores (todo lo más salpicando a Ábalos) pero que cada día apunta más alto.