El rey Juan Carlos prometió «a los militares (del 23F) la ley marcial en las provincias vascas»

Así de contundente se muestra un informe secreto de los servicios de inteligencia de los Estados Unidos respecto a los contactos del entonces jefe del Estado con los golpistas del 23F

06 de Octubre de 2024
Actualizado el 07 de octubre
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Rey Juan Carlos CIA 23F
Extracto del documento de la CIA

Esta semana se han conocido una serie de audios comprometedores entre Juan Carlos I y una de sus amantes, la vedette Bárbara Rey, que han sido publicados por OkDiario. En algunos de ellos se tratan temas de Estado como, por ejemplo, el 23F.

Ya son pocas personas las que dudan de la presunta complicidad del entonces Jefe del Estado con el intento de golpe de Estado, pero existe un documento de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos, al que Diario16+ ha tenido acceso, que es muy revelador.

El documento, elevado a la superioridad por los espías norteamericanos en Madrid como Memorando para el Director de Inteligencia Central/Subdirector de Inteligencia Central, llega a asegurar que «el claro rechazo de Juan Carlos a la maniobra militar ha socavado su posición entre algunos de los oficiales, y puede alienar a más de ellos si no logra frenar el terrorismo o el proceso de autonomía en España.

«El rey aparentemente ha prometido a los militares que instituirá la ley marcial en las provincias vascas si el terrorismo se sale de control, y también puede haber prometido que trabajará para limitar la autonomía regional, que los militares temen como destructiva para el Estado español”, añade el análisis confidencial recogido por el servicio de inteligencia estadounidense. Además, el informe dirigido directamente al director de la CIA, asegura que «si se instituyera la ley marcial en las provincias vascas, podrían surgir nuevas tensiones políticas allí. El simple hecho de retrasar el proceso de autonomía podría no satisfacer a los militares, pero intentar revertirlo provocaría una agitación política generalizada».

Por otro lado, el documento insiste en que «el gobierno de Calvo-Sotelo tiene ciertos activos en los próximos meses. El movimiento hacia la autonomía de las provincias vascas ha respondido a muchos de los agravios de los vascos moderados, que ahora pueden estar dispuestos a trabajar con Madrid contra los terroristas siempre que las fuerzas de seguridad de Madrid no se amplíen de forma espectacular».

Respecto a la actitud de los militares, los oficiales de inteligencia norteamericanos insisten en que «pueden reconciliarse más con la autonomía regional, ya que con el tiempo se demuestra compatible con la unidad nacional española. En el futuro, además, los militares no podrán aprovechar la incertidumbre sobre si el rey apoyará o no una maniobra contra el Gobierno, ahora que ha demostrado su compromiso con la Constitución. Finalmente, Calvo-Sotelo tiene la intención de gobernar por mayoría en el Parlamento, y no por consenso también con los partidos de oposición; las perspectivas de su eficacia son bastante buenas».

Los analistas de la CIA ofrecen, además, una visión no tan optimista sobre la reacción de la joven democracia española tras el fracaso del intento de golpe de Estado de Tejero. «Al principio, el intento de golpe de Estado en España el mes pasado parecía permitir una evaluación optimista del vigor de la democracia española frente a una amenaza para su supervivencia. Pero acumulando, la evidencia sugiere que el evento puede presagiar obstáculos más serios para la consolidación del nuevo orden político español», afirma el documento.

Los agentes de los servicios de inteligencia norteamericanos dan cuenta de que la complicidad militar en la planificación golpista fue «más generalizada de lo que parecía originalmente» y que muchos más «líderes militares clave habrían apoyado el intento de golpe si no hubiera sido aplastado tan rápidamente». El «modelo turco» seguirá atrayendo a los militares en España, asegura el informe de la CIA, «especialmente si las luchas políticas partidistas se agravan».

Además, el papel refleja que la probabilidad de otro intento de golpe en 1981 parecía escasa, ya que «los militares probablemente estén preparados para darle al nuevo gobierno un período de gracia». Pero recuerdan que persisten las incertidumbres para el país. «Algunos oficiales militares, que se jubilarán este año, pueden decidir hacer otro movimiento contra el gobierno mientras todavía están en servicio activo», mientras que la «capacidad del gobierno para demostrar su eficacia y satisfacer las preocupaciones de los militares es incierta».

En este contexto, “la forma de las impugnaciones al Gobierno español puede cambiar: en lugar de una conspiración golpista, los intentos de asesinato pueden volverse más frecuentes, quizás dirigidos contra el propio rey o contra funcionarios gubernamentales de alto nivel como el ala militar de ETA que se vuelve más activa; esto podría hacer que los militares ejerzan una presión cada vez mayor sobre el rey para que tome medidas contra el Gobierno con la amenaza de que, de lo contrario, tomarán sus propias decisiones”.

 

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