Ursula von der Leyen, actual presidenta de la Comisión Europea, se enfrenta esta semana a una moción de censura en el Parlamento Europeo.

La iniciativa ha sido impulsada por el eurodiputado rumano Gheorghe Piperea, del grupo Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), aunque no cuenta con el apoyo de toda la formación. 

El debate se celebró ayer lunes y la votación será el próximo jueves. La votación será nominal y pública.

Razones para presentar la moción contra Von der Leyen

En primer lugar, se señala a la falta de transparencia en la compra de vacunas Pfizer durante la pandemia: El detonante principal es la negativa de Von der Leyen a revelar los mensajes privados que intercambió con el CEO de Pfizer, Albert Bourla, durante la negociación de contratos millonarios de vacunas.

En mayo, el Tribunal General de la UE falló que la Comisión actuó de forma incorrecta al rechazar la demanda de acceso a esos mensajes.

Además, también se denuncia una supuesta interferencia ilegal de la Comisión en elecciones de Estados miembros y una aplicación controvertida de la Ley de Servicios Digitales.

Se le reprocha a Von der Leyen su gestión del control democrático y el Estado de Derecho en la UE.

Von der Leyen ha defendido su gestión y calificado la moción como “sacada del viejo manual de los extremistas” y basada en “mentiras y conspiraciones desacreditadas”.

Respaldos a la moción de censura

La moción ha conseguido el mínimo necesario para ser debatida (77 eurodiputados, algo más del 10% de la Eurocámara), pero no tiene posibilidades reales de prosperar, según la información publicada. Para aprobarse necesita el respaldo de al menos dos tercios de los votos emitidos y que estos representen la mayoría absoluta del Parlamento.

La mayoría de los grupos políticos, incluidos populares europeos (PPE), socialistas, liberales y verdes, han anunciado que votarán en contra. Incluso quienes critican a Von der Leyen por su acercamiento a la extrema derecha y su gestión de la agenda verde, rechazan la moción y piden reforzar la mayoría proeuropea.

Aunque la moción no salga adelante, analistas políticos internacionales consideran que supone un toque de atención político y refleja el malestar de algunos sectores del Parlamento con su liderazgo y alianzas.

 

 

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