Las ocurrencias, el populismo, el sectarismo, el odio a todo lo que huela a progresismo o lo indefinible de las constantes declaraciones de Isabel Díaz Ayuso la hacen caer en errores de bulto que generan dolor en una parte de los españoles que hacen ostentación constante de los símbolos nacionales.
Isabel Ayuso cayó ayer en una nueva muestra de simplismo y de sectarismo al publicar un tuit en el que afirmó que «ella también» es facha al difundir un vídeo de una organización ultracatólica que llevaba el mensaje #EresFacha en la que hacía un ejemplo de reducción al absurdo y, sobre todo, monopolizaba la historia, la literatura en un sector ideológico.
Sin embargo, el mismo mensaje del vídeo estaba lleno de errores, dado que daba como razón absoluta hechos que son controvertidos y que son merecedores tanto de estudio como de análisis crítico. No obstante, la gente que piensa como Isabel Díaz Ayuso no acepta ni la crítica ni que se cuestionen lo que ellos defienden como verdades absolutas.
Enemiga de la Ley de Memoria Democrática
Al igual que la Fundación Franco, Isabel Díaz Ayuso se ha colocado en contra de la Ley de Memoria Democrática. Del mismo modo que los fascistas, la presidenta de la Comunidad de Madrid se ha ubicado junto a los que defienden el «punto final» que se quiso imponer tras la muerte del dictador.
La ley aprobada tanto en el Congreso de los Diputados como en el Senado busca reparar una injusticia que, precisamente, se ejecutó durante la Transición. Es cierto que en aquellos años, con el búnker franquista con mucho poder, tal vez no hubiera sido el momento de reparar la represión y las torturas que sufrieron quienes se oponían al régimen de Franco. Sin embargo, una vez que el PSOE llegó al poder en 1982 y tanto la sociedad española como las Fuerzas Armadas ya habían superado el síndrome de Estocolmo de la dictadura, se pudo comenzar a reparar a las víctimas del franquismo. No fue hasta 2007 en que se aprobó la primera Ley de Memoria Histórica.
Las víctimas del franquismo llevan décadas reclamando que se tengan en cuenta sus reivindicaciones, que se recuperen los restos de sus familiares y que se eliminen los vestigios de la dictadura de España. No obstante, la derecha y en los últimos años la ultraderecha de Vox se ha opuesto porque, según ellos, se pretenden reabrir heridas que se cerraron en la Transición.
Este argumento es falso porque, precisamente, lo que se pretende es cerrar las heridas que quedaron abiertas con las leyes de punto final que se aprobaron en aquella época como, por ejemplo, la Ley de Amnistía.
Sin embargo, para Ayuso la Transición fue modélica y no permite que se critique lo que quedó inconcluso. Por eso es enemiga absoluta de esta Ley de Memoria Democrática y hoy lo ha dejado bien claro al afirmar que «le pediré a mi partido, una vez más, que cuando tenga mayoría parlamentaria suficiente se derogue esa espantosa ley […] la llamada Ley de Memoria Democrática, que es falsa, sectaria y autoritaria desde su título y que se ha pactado para blanquear al entorno de ETA».
Es decir, ¿está equiparando Ayuso a las víctimas del franquismo con el entorno de ETA? Juntar en la misma frase la Memoria Democrática con ETA es un modo de igualar ambos conceptos, además de ser una equiparación muy burda. Nuevamente, la lideresa madrileña utilizando a la banda terrorista para intentar justificar lo injustificable y, sobre todo, incluyendo en un mismo párrafo la Ley de Memoria Democrática, que está orientada fundamentalmente en borrar cualquier vestigio franquista del país, como ya hizo Alemania con el nazismo, y, sobre todo, para devolver a las víctimas de la dictadura lo que la represión, las torturas y las ejecuciones masivas les arrebataron.
Ayuso, nuevamente, vuelve a hablar de los dos bandos como víctimas de la guerra. Nadie niega que en el lado republicano también se cometieron atrocidades. En cambio, tras la victoria de Franco en prácticamente todos los pueblos de España había placas conmemorativas de los «caídos por Dios y por España», donde se incluían tanto a los muertos en los combates como aquellos que fueron víctimas de las atrocidades y de la represión de las milicias.
Esas víctimas del bando franquista ya fueron reparadas. Las que se opusieron a la dictadura, las que fueron reprimidas, torturadas y asesinadas durante los 40 años que duró el régimen del terror impuesto por Franco, no fueron reparadas, no supieron dónde fueron enterrados los ejecutados, no se permitieron sus exhumaciones. Nadie hizo nada hasta el año 2007 y, encima, con la desvergüenza de líderes políticos que se reían y banalizaban que hubiera gente que estuviera pidiendo que encontraran al «abuelo de no sé quién».
Está claro en qué lado está Isabel Díaz Ayuso. Ya lo dijo ella misma cuando afirmó que «si te llaman fascista estas en el lado bueno de la historia». Es lo bueno que tiene la lideresa madrileña, que su incontinencia verbal la hace caer, en ocasiones, en la sinceridad espontánea.