El diario francés Le Point ha destapado la existencia de una posible base operativa de Hezbolá en Bogotá, noticia que, por cierto coincide con las acusaciones de la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, en el sentido de que el grupo terrorista Hezbolá ha tenido presencia en la Triple Frontera de su país con Brasil, Paraguay y Chile. Según la funcionaria de Javier Milei , en una entrevista a una canal argentino, "Argentina ha sufrido dos atentados (antisemitas) y está en una zona donde hay una presencia activa de dos fuerzas que son aliadas a Irán, que son del Hezbolá que está en la triple frontera de Paraguay, Brasil y Argentina”.
El medio Le Point publicó un artículo titulado ‘En Bogotá, esta extraña mezquita de la que las autoridades desconfían’, en donde se sugiere que este lugar de culto podría estar sirviendo como fachada para la expansión de la influencia iraní en América Latina, e incluso como un centro de reclutamiento para Hezbolá en Colombia. Las alarmas se encendieron cuando se descubrió que la dirección de la mezquita coincide con la de una ONG llamada Mártir Qassem Soleimani, en honor al general iraní dado de baja por los Estados Unidos. Esta coincidencia, sumada a la inclusión de Hezbolá en la lista de “organizaciones terroristas” por parte de Colombia, ha llevado a las autoridades a abrir una investigación sobre las redes de financiación y movilización de Hezbolá en el país. Sin embargo, con el presidente colombiano Petro en el poder, un conocido enemigo de Israel, es raro que las investigaciones avancen en alguna dirección concreta.
La prestigiosa revista colombiana Semana asegura que “La figura central de esta trama es Marlon de Jesús Cantillo, el director de la mezquita. Cantillo, quien se hace llamar “Hermano Ibrahim”, es originario de Barranquilla y se convirtió al islam tras finalizar sus estudios de teología en Qom, Irán. Le Point señala que la Universidad Internacional Al-Mustafa, donde estudió Cantillo, es uno de los principales centros de adoctrinamiento y radicalización de la revolución islámica chiita. Esta institución ha sido sancionada por Estados Unidos por su papel en el entrenamiento de milicias chiitas desplegadas por Irán en Siria”.
Según Le Point, el narcotráfico también cumple un papel crucial en la financiación de Hezbolá. Este mediono descarta que la cocaína colombiana sea una fuente de ingresos importante para la organización, enviando las drogas a Europa y América del Norte ocultas en cajas de frutas o incluso convertidas en carbón vegetal. El uso del envío de drogas para destruir al degenerado Occidente ya fue parte de la guerra de Cuba y otros países, como Venezuela, implicados descaradamente en el narcotráfico, con estos fines “revolucionarios”.
“Las redes opacas del movimiento islamista chiita dependen de una vasta diáspora levantina, estimada entre 8 y 12 millones de personas distribuidas en todo el continente latinoamericano. Poderosos clanes familiares infiltrados por el “partido de Dios” le permiten tener contactos influyentes”, cita el medio francés que revela la supuesta infiltración del grupo paramilitar proiraní en el territorio nacional colombiano.
El artículo de Le Point, escrito por Guillaume Perrier, enviado especial a Colombia, trae unas declaraciones de Emanuele Ottolenghi, experto en las redes de Hezbolá de la Fundación para la Defensa de la Democracia, en las que dice la Universidad Internacional Al-Mustafa, en la que estudió Marlon de Jesús Cantillo es uno de los vectores a través del cual se exporta la revolución islámica chiita “Su papel clave en la estrategia de adoctrinamiento y radicalización del régimen, así como en el entrenamiento de las milicias chiitas desplegadas por Irán en Siria, le llevó a ser sancionado por Estados Unidos en diciembre de 2020”, dijo Ottolenghi. El medio francés también cita un informe de la Fiscalía de Colombia que, en 2022, calificó a Cantillo como un apologista de los regímenes iraní y venezolano, algo que el implicado negó al medio.
Estados Unidos también denuncia la presencia de Hezbolá
Este artículo coincide con varias acusaciones procedentes de Estados Unidos, en el sentido de que la presencia de Hezbolá viene de lejos y va a más. El senador republicano Marco Rubio fue uno de los que encabezó el tema durante la última sesión del subcomité de Relaciones Exteriores de la Cámara Alta, quien además de señalar los casos de terrorismo en la zona en aumento, advirtió de los lazos entre estas organizaciones extranjeras y los grupos criminales transnacionales, que facilitan la formación de redes y la perpetración de posteriores atentados.Explicó que parte de su operación consiste en conseguir dinero externo y enviarlo a los líderes terroristas en cada país, puntualizando el caso de Chile como una de las naciones del continente en las que la situación es más alarmante.
También el Departamento de Estado estadounidense manifestó recientemente su gran preocupación ante la creciente presencia del grupo terrorista chií libanés Hezbolá en América Latina y la falta de medidas efectivas para poner fin a sus operaciones en la región. En la misma línea, el subsecretario adjunto para América Latina y el Caribe del Departamento de Estado, Mark Wells, coincidió en que “estamos muy preocupados por las operaciones de Hezbolá en toda la región, así como en Chile” pero objetó que “el presidente Boric ha sido un firme defensor de los derechos humanos en todo el mundo” y “tiene una población musulmana bastante numerosa que se pronuncia sobre temas relacionados con Israel”.
Estas graves acusaciones contra Colombia y Chile coinciden en el tiempo en que la Justicia argentina ha confirmado que el ataque contra la Embajada de Israel en el país -en marzo de 1992- y la detonación de una bomba en la sede de la AMIA -en julio de 1994-, “respondieron a un designio político y estratégico” de la República Islámica de Irán, siendo ambos atentados ejecutados por Hezbolá y considerándose el segundo, por tanto, un crimen de “lesa humanidad”.
Por ahora, el gobierno colombiano, que al día de hoy no ha condenado el ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre contra Israel, no ha reaccionado oficialmente a estas acusaciones de Le Point y su presidente, Gustavo Petro, tampoco se ha referido al asunto. Petro es uno de los mayores detractores de Israel en la escena latinoamericana paìs al que considera un “Estado terrorista y asesino”, y ha amenazado con romper relaciones con este país si no se declara un alto fuego incondicional en la franja de Gaza.