El auge del negacionismo machista entre los hombres jóvenes

Uno de cada cuatro chicos y una de cada ocho chicas creen que la violencia machista no existe: el informe Juventud en España 2024 retrata una generación dividida, desilusionada y atrapada entre discursos polarizados

26 de Junio de 2025
Actualizado a las 9:57h
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El auge del negacionismo machista entre los hombres jóvenes
Hombres jóvenes atrapados por el odio hacia las mujeres: así son los ‘incels’ y la ‘manosfera’

El último informe Juventud en España 2024, publicado por el Ministerio de Juventud e Infancia, lanza una advertencia clara: las nuevas generaciones están dando pasos atrás en su compromiso con la igualdad de género. La negación de la violencia machista, el desapego hacia el feminismo y una creciente polarización ideológica dibujan un panorama inquietante. La juventud española, que hasta hace pocos años se identificaba masivamente con valores feministas y progresistas, muestra ahora grietas profundas que amenazan con fracturar consensos básicos sobre derechos humanos.

Un giro preocupante en la conciencia social juvenil

Uno de los datos más alarmantes del informe es el avance del negacionismo de la violencia de género. El 23% de los hombres jóvenes —casi uno de cada cuatro— cree que se trata de “un invento ideológico”. Una cifra que no solo duplica la de 2019, sino que evidencia el impacto de los discursos de extrema derecha que niegan la existencia de las violencias estructurales contra las mujeres. Entre las chicas también crece esta idea: del 6% al 13% en solo cuatro años.

Hace apenas un lustro, ocho de cada diez jóvenes reconocían la violencia de género como uno de los problemas sociales más graves. Hoy, esa percepción ha caído al 65%, arrastrada por una ofensiva ideológica que cuestiona las políticas públicas de igualdad y banaliza los datos de feminicidios, agresiones sexuales o discriminación.

Caída del apoyo al feminismo

En 2019, más de la mitad de los chicos jóvenes (54%) se identificaban con el feminismo. En 2023, ese porcentaje ha descendido al 41%. La caída es aún más pronunciada en su apoyo a la igualdad de género: del 70% al 50%. Las chicas también muestran cierto retroceso, aunque el apoyo sigue siendo mayoritario: un 67% se dice feminista y un 76% apoya la igualdad. Esta diferencia de casi 30 puntos entre hombres y mujeres refleja una brecha ideológica cada vez más marcada, que amenaza con consolidar una juventud partida en dos.

En ese mismo sentido, también cae el respaldo a medidas feministas concretas: disminuye el apoyo a sancionar a empresas que discriminan, a la paridad en altos cargos o a remunerar el trabajo doméstico. Incluso el derecho al aborto muestra una diferencia significativa: lo apoya el 71% de las chicas frente al 55% de los chicos.

El informe señala que la juventud española está más polarizada que nunca. Mientras que el 41% de las mujeres jóvenes se identifica con la izquierda, solo un 20% lo hace con la derecha. En cambio, entre los hombres, el 33% se sitúa en el centro, el 25% en la derecha y un 8% en la extrema derecha. Este último dato no es anecdótico: evidencia que el discurso ultra ha calado con fuerza entre una parte de los chicos jóvenes.

Desde el Ministerio que dirige Sira Rego apuntan que esta división no es casual, sino fruto de “una agenda ideológica negacionista” promovida por sectores reaccionarios que encuentran en redes sociales y medios alternativos un canal eficaz para difundir sus mensajes. “La juventud no es impermeable a los discursos de odio”, advierten.

La crisis de vivienda: una generación sin hogar propio

Pero el informe no se limita al retroceso en igualdad. También pone el foco en los problemas materiales que enfrentan los jóvenes: la vivienda se ha convertido en una trampa casi insalvable. España tiene una de las edades más altas de emancipación de Europa —30 años frente a los 26 de media en la UE— y el 65% de los jóvenes de entre 18 y 34 años sigue dependiendo económicamente de sus progenitores.

El alquiler es inasumible: un joven debe destinar el 92% de su salario al pago del alquiler. Más de la mitad de los jóvenes viven en régimen de alquiler, frente al 19% del conjunto de la población, lo que ha llevado al INJUVE a hablar de una “generación inquilina en riesgo de pobreza”.

Salud mental: una emergencia silenciada

La salud mental ocupa también un lugar central en el estudio. El 19% de la población joven sufre un bajo bienestar psicológico, siendo las mujeres las más afectadas (24,2% frente al 14% en hombres). El dato más alarmante: un 15% presenta un riesgo elevado de comportamiento suicida. Las barreras económicas agravan la situación: más de una cuarta parte de los jóvenes que necesita atención psicológica no puede permitírsela.

Además, uno de cada tres jóvenes sufre soledad no deseada, con cifras aún más dramáticas entre las personas LGTBIQ+, que presentan niveles de aislamiento social y emocional muy superiores a la media.

Inmigración y multiculturalidad: tolerancia con matices

Frente a los datos más sombríos, el informe refleja también una mayor apertura de la juventud hacia la multiculturalidad. El 75% acepta que un familiar se case con alguien de otra etnia y el 76% no tendría problema en tener como jefe o jefa a una persona inmigrante. Sin embargo, el 37% cree que la llegada de migrantes reduce las ayudas sociales para la población local, una idea que ha sido explotada por la ultraderecha en sus discursos.

La aceptación o el rechazo hacia la inmigración varía enormemente según la ideología: mientras el 74% de quienes se identifican con la izquierda valoran la aportación cultural de los migrantes, solo el 29% de los jóvenes de derechas comparten esa visión.

El informe Juventud en España 2024 revela a una generación marcada por la incertidumbre. Entre la precariedad, el desencanto institucional y la influencia creciente de discursos polarizados, muchos jóvenes están dando la espalda a las luchas sociales que impulsaron sus predecesores. El feminismo, la igualdad o los derechos humanos, lejos de consolidarse como consensos, vuelven a estar en disputa.

Pero también hay resistencias. Más de dos tercios de las chicas siguen creyendo en el feminismo como motor de cambio, y la mayoría de la juventud reclama más salud mental, justicia social y vivienda digna. La batalla por el futuro no está perdida, pero requiere respuestas claras y valientes de las instituciones. Ignorar estas señales sería, como advierte el propio Ministerio, “una forma de comprometer no solo el presente de esta generación, sino también el futuro democrático del país”.

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