Ayuso, en plena huida hacia adelante: del trumpismo al guerracivilismo

La presidenta madrileña usa el espectáculo y el victimismo para esquivar las preguntas sobre el fraude y soborno de su pareja

06 de Marzo de 2025
Actualizado el 08 de marzo
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Ayuso, en plena huida hacia adelante: del trumpismo al guerracivilismo
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso en la sesión de control de esta mañana en la Asamblea

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha vuelto a utilizar la estrategia de la distracción para esquivar las preguntas sobre los graves escándalos que rodean a su pareja, Alberto González Amador. En la sesión de control de la Asamblea de Madrid, Ayuso acusó a Más Madrid de haberle enviado "un activista" a su domicilio, en un intento burdo de desviar la atención de lo realmente importante: el fraude fiscal de 350.000 euros y el soborno de medio millón de euros que salpican a su pareja.

Un desvarío en la Asamblea para no dar explicaciones

En lugar de responder con claridad a las preguntas de la oposición, Ayuso recurrió a una salida tan histriónica como incoherente: "¡Ya me mandaron un activista a casa! Muy mal se organizan entre ustedes. Ya hablaremos algún día de eso, porque mandaron a un técnico de su partido... ¿Qué había, una escalera de Hogwarts que subía a algún ático secreto?", espetó, sin que nadie entendiera qué quería decir con semejante ocurrencia.

La respuesta llegó después de que la portavoz de Más Madrid, Manuela Bergerot, le preguntara directamente por los problemas judiciales de su pareja, que no hacen más que agravarse. "Dice que no sabe nada de los negocios de su novio, pero quizás del piso donde vive sí que sabe algo. Dígame, si pagar 500.000 euros por una peluquería es soborno, ¿qué es pagar un ático de un millón de euros a la presidenta de la Comunidad de Madrid?", inquiría Bergerot. En lugar de responder, Ayuso se victimizó, recurrió a sus ya típicos ataques de indignación impostada y lanzó una cortina de humo que no hace más que reforzar las sospechas sobre su entorno.

El caso de su pareja, un lastre que Ayuso no puede esquivar

Desde que se destaparon los problemas judiciales de Alberto González Amador, Ayuso ha hecho todo lo posible por evitar hablar del tema. Primero aseguró que desconocía por completo los negocios de su pareja, un argumento que cada vez se sostiene menos a medida que surgen nuevos detalles sobre sus tramas fiscales y presuntos sobornos. Luego, intentó desligarse completamente de cualquier vinculación con estos escándalos, pero las cifras y la magnitud del fraude hacen que su silencio sea ensordecedor. Ahora, su última estrategia es presentarse como una víctima de una supuesta "persecución" política.

Sin embargo, los hechos son tozudos. González Amador defraudó 350.000 euros a Hacienda y, cuando fue descubierto, intentó cerrar un acuerdo con la Fiscalía para evitar la cárcel. La oposición tiene razones de sobra para exigir respuestas a la presidenta de la Comunidad de Madrid. No solo porque se trata de su pareja, sino porque las relaciones entre el empresario y el gobierno regional podrían haber facilitado ciertos negocios que ahora están bajo investigación.

Ayuso, la reina de la distracción

Este episodio no es la primera vez que Ayuso utiliza el victimismo y la exageración para evitar hablar de los asuntos espinosos que la rodean. Cuando se revelaron las adjudicaciones a dedo que beneficiaron a su hermano durante la pandemia, la presidenta madrileña se limitó a desviar el debate con acusaciones de "caza de brujas". Cuando se cuestionó su falta de inversión en sanidad y la crisis en la atención primaria, su respuesta fue atacar a los sanitarios y acusarles de estar "politizados". Ahora, frente a un caso de fraude que afecta directamente a su entorno más cercano, su estrategia vuelve a ser la misma: gritos, frases sin sentido y teorías conspirativas.

Pero la estrategia de la distracción tiene un límite, y Ayuso está cada vez más acorralada. Sus salidas de tono pueden entretener a sus seguidores, pero no ocultan la realidad: el PP de Madrid está sumido en un escándalo que amenaza con desgastar la imagen de la presidenta y, sobre todo, dejar al descubierto los tejemanejes de su pareja.

El cinismo de Ayuso y la impunidad del PP madrileño

Las palabras de Ayuso en la Asamblea son un reflejo del cinismo con el que el PP de Madrid afronta los escándalos. En lugar de dar explicaciones, responde con insultos y teorías delirantes. En lugar de asumir responsabilidades, lanza ataques desmedidos contra la oposición. Y en lugar de garantizar transparencia, se atrinchera en una burbuja de impunidad que cada vez es más difícil de sostener.

El problema para Ayuso es que su estrategia está dejando de funcionar. A medida que los casos judiciales avanzan y las pruebas se acumulan, las tácticas de distracción pierden efectividad. El escándalo de su pareja ya no es solo una noticia pasajera: se ha convertido en un problema político de primer nivel. Y, por mucho que lo intente, ningún ataque a Más Madrid ni ninguna referencia absurda a Harry Potter va a hacer que la realidad desaparezca.

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