La sesión de control comenzó con la intervención de Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular, que lanzó una dura ofensiva contra Pedro Sánchez. Con tono firme, acusó al presidente de “estar atrapado en una trama de corrupción” y lo responsabilizó directamente del desgaste y la pérdida de confianza de la ciudadanía. “Usted no es la víctima, sino el máximo responsable de esta situación”, afirmó, criticando que Sánchez proteja a sus colaboradores más cercanos, señalando especialmente a Santos Cerdán y José Luis Ábalos.
El Congreso de los Diputados vivió este miércoles una de sus sesiones de control más tensas de los últimos meses. Intervenciones duras, acusaciones cruzadas, descalificaciones personales y un ambiente más propio de una bronca que de un debate parlamentario marcaron la jornada. Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijóo, Santiago Abascal y Gabriel Rufián protagonizaron un intercambio que dejó titulares, gestos de protesta y una indignación pública inesperada.
Feijóo dispara: "Usted es el lobo que lidera una manada corrupta"
La sesión arrancó con una pregunta del líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, quien no escatimó en dureza para acusar a Pedro Sánchez de estar "profundamente atrapado en una trama de corrupción". “No maquille más: usted no es la víctima, la víctima son los españoles”, proclamó desde la tribuna.
Feijóo centró su ataque en los casos que salpican a altos cargos socialistas, señalando especialmente a José Luis Ábalos y Santos Cerdán, y criticó al presidente por negarse a convocar elecciones anticipadas. “No dimite porque dice que España necesita sus políticas progresistas, pero no convoca elecciones porque sabe que las pierde”, ironizó. Y remató: “¿La única carta que va a escribir es la de dimisión o ya no le queda ningún respeto por los españoles?”.
Sánchez responde: tolerancia cero… y contraataque al PP
Pedro Sánchez respondió con tono duro. Admitió que “la corrupción cero no existe”, pero defendió que su partido ha actuado con firmeza ante los casos detectados. “Nuestra tolerancia contra la corrupción es absoluta. Nosotros la expulsamos, a diferencia de ustedes”, replicó a Feijóo.
Aprovechó para enumerar presuntos casos que afectan a dirigentes del Partido Popular en varias comunidades autónomas. “El PP es una enciclopedia de corrupción con capítulos autonómicos”, afirmó, mencionando a la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; al presidente andaluz, Juanma Moreno; y a Alfonso Fernández Mañueco, en Castilla y León, entre otros.
Abascal se marcha del pleno sin esperar respuestas
El líder de Vox, Santiago Abascal, centró su intervención en la inmigración, la seguridad y el control de las fronteras. Denunció la “incapacidad” del Ejecutivo para garantizar la seguridad ciudadana y cuestionó las prioridades del Gobierno. Pero lo más relevante fue su salida.
En un gesto llamativo, Abascal abandonó el hemiciclo antes de que terminara el debate, visiblemente molesto por el tono general de la sesión. Su marcha fue interpretada como una forma de protesta ante lo que considera un clima hostil en la Cámara.
Rufián, molesto: “Sánchez me ha reñido más a mí que a Abascal o Feijóo”
Gabriel Rufián (ERC) intervino durante la sesión, pero la controversia llegó después, cuando en declaraciones fuera del Congreso mostró su incomodidad. El portavoz republicano aseguró estar “molesto” porque, a su juicio, Pedro Sánchez fue más duro con él que con los líderes de la derecha.
“Sinceramente, no entiendo que el presidente me abronque más a mí que a Abascal o Feijóo”, declaró a los medios, visiblemente sorprendido. La queja de Rufián pone el foco en el estilo que empleó Sánchez durante su intervención, especialmente hacia quienes son, en teoría, socios parlamentarios del Gobierno.
No es la primera vez que Rufián expresa malestar con el presidente por cómo gestiona la relación con las fuerzas independentistas. Sin embargo, en esta ocasión, su reacción pública revela un grado de distanciamiento y tensión que podría complicar los equilibrios parlamentarios.
Un Congreso atrapado en el ruido
A lo largo de la sesión, la presidenta del Congreso se vio obligada en varias ocasiones a pedir silencio y respeto. Interrumpió las intervenciones para reclamar “un mínimo de educación y respeto a esta Cámara parlamentaria”, en un intento de frenar los gritos e interrupciones constantes que dificultaban el desarrollo normal del debate.
“Señores y señoras diputadas del Grupo Parlamentario Popular, han pedido una pregunta al presidente del Gobierno y está intentando contestar”, reclamó en uno de los momentos de mayor tensión.
La jornada parlamentaria reflejó un Congreso profundamente dividido. Mientras Sánchez insistía en su gestión económica y en su compromiso contra la corrupción, Feijóo intentaba deslegitimarlo como interlocutor político. Abascal prefirió marcharse antes que quedarse a escuchar. Y Rufián verbalizó una decepción poco habitual en público.
Más allá del intercambio de reproches, no hubo propuestas ni consensos. Solo una larga sucesión de acusaciones, silencios tensos y salidas en falso que resumen bien el clima político actual: bloqueado, áspero y con escaso margen para el entendimiento.