El PP cree haber encontrado el filón que buscaba para derribar definitivamente el Gobierno Sánchez: supuestos indicios de financiación ilegal en el PSOE, sobre los que ha montado una querella ante la Audiencia Nacional. De modo que estamos ya, de lleno, ante la venganza en plato frío de los populares por aquello de la caja B del partido, los desfalcos del tesorero Bárcenas, los sobresueldos a altos cargos y el caso Gürtel, que le costó el puesto a un tal Mariano Rajoy en aquella histórica moción de censura de 2018.
El Partido Popular no ha superado aún aquel momento crítico en el que la Justicia le colgó el cartel de “partícipe a título lucrativo” de las actividades de una trama criminal mafiosa. La formación política fundada por Manuel Fraga estuvo al borde de la quiebra, al límite de la suspensión de pagos y con el cartel de Se Vende en la puerta de su opulenta sede en la calle Génova de Madrid. Fue tan duro el golpe que quedaron sonados, noqueados, en shock. Pablo Casado tuvo que replantearse la refundación en un congreso extraordinario y urgente, al que finalmente no llegó porque los partidarios de Ayuso le cortaron la cabeza (recuérdese cuando al líder popular se le ocurrió ir a una emisora de radio a denunciar las presuntas corruptelas de la lideresa, con la que competía por la hegemonía del poder, y de ahí a la cola del paro).
La vendetta (ese “donde las dan las toman” tan español y tan arraigado en la derecha española) tenía que llegar en algún momento y ha llegado. En los últimos días han ido apareciendo en la prensa de la llamada “fachosfera” algunas noticias preocupantes sobre un supuesto trasiego de dinero negro que llegaba en bolsas sospechosas hasta Ferraz, sede del partido socialista. Así, The Objective, un periódico que en anteriores ocasiones ya ha dado preocupantes muestras de practicar un periodismo algo alegre, laxo y poco riguroso a la hora de denunciar casos de corrupción del Gobierno, habla de dos empresarios que, en octubre de 2020, en plena pandemia, se dirigen al cuartel general socialista, tocan el timbre, suben a la planta noble y arrojan un montón de billetes sobre la mesa. Así, descaradamente, a plena luz del día, sin esconderse de nadie. El diálogo entre el sociata que recibe la pasta (90.000 euros) y quienes la llevan parece sacado de una mala película americana de acción, cuando no de Torrente. “La persona que le espera pregunta: ¿Viene de parte de Víctor de Aldama? El empresario asiente: Sí, vengo de parte de Víctor de Aldama. Sin mediar más palabras, le entrega una bolsa de cartón”, relata The Objective. En todos estos años hemos visto de todo en corrupciones chuscas y estamos curados de espanto, pero esto de llevar millones al partido, en mano, como si no hubiese formas más seguras, resulta tan sorprendente como increíble.
La escena que relata The Objective formaría parte de la trama de los hidrocarburos, un asunto por fraude al IVA en los combustibles por valor de 182 millones de euros que instruye el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz. En las últimas horas el magistrado ha ordenado el ingreso en prisión del célebre Víctor de Aldama, el hombre que aparece como presunto conseguidor de la trama Koldo (compraventa de mascarillas por el ministerio de Transportes que dirigía José Luis Ábalos) y que por lo visto estaba en todas las salsas (también, según la derecha, en el caso Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno).
Hasta donde sabemos, esta escena de las bolsas con dinero para la financiación del partido, presuntamente ocurrida en Ferraz, no aparece en ningún sumario. Todo lo que se está sabiendo sobre la trama Koldo es suficientemente grave de por sí (lo del chalé de Cádiz para Ábalos huele que apesta) pero ni rastro de los “hombres de negro” con las bolsas o los maletines para el PSOE. Los compañeros de The Objective aseguran haber hablado con dos socios del cabecilla de la trama, pero ni aportan sus nombres, ni sus profesiones, ni se sabe nada de ellos. Con esos datos, resulta difícil pensar que un juez como Pedraz admita a trámite la denuncia, pero estamos en tiempos de derecha judicial dura y extrema y ya hemos visto lo que ha ocurrido con el juez Peinado y su fishing expedition con la esposa del presidente del Gobierno.
No nos cabe ninguna duda de que el caso Koldo acabará con el suplicatorio de Ábalos en el Congreso de los Diputados y con el Supremo levantando su inmunidad parlamentaria. Todo lo que se montó alrededor de ese asunto de corrupción que toca de lleno a la parte socialista del Ejecutivo de coalición tiene muy mala pinta. Un ministro que no se enteraba de nada, un guardaespaldas/asesor que actuaba como dueño y señor del cortijo, empresarios que pululaban por los ministerios como Pedro por su casa, adjudicaciones sospechosas, dinero a espuertas y sin control. Pero de ahí a sacar la conclusión de que esto es un caso de financiación ilegal de un partido orquestado por Pedro Sánchez va un mundo. Y no decimos aquí que no haya ocurrido (estamos escaldados y ya no ponemos la mano en el fuego por nadie), pero es evidente que nos encontramos ante otra querella cogida con alfileres, con palicos y cañas, como suele decirse, y sin más pruebas que los titulares de una web sensacionalista. De hecho, en los documentos de la Guardia Civil no se menciona si una sola vez el término “financiación”, aunque es evidente que hace tiempo que los informes de la UCO valen más bien poco para esos jueces conservadores que se los saltan a la torera en su afán por salvar España del sanchismo.
Hoy mismo, Borja Sémper ha presentado la “querella de la venganza” del PP ante la Audiencia Nacional por financiación ilegal, tráfico de influencias y cohecho. La denuncia sitúa al empresario Aldama como el “elemento que aparece en todas las tramas” porque está implicado en los casos de Begoña Gómez, Globalia, del hermano del presidente del Gobierno, del Ministerio de Transportes, del Ministerio del Interior, de la Guardia Civil y de Delcy Rodríguez y las maletas de Venezuela. “Todas las tramas de corrupción tienen de nexo de unión a Aldama y el epicentro de la trama es Ferraz”, alega el PP. De momento, sobre la financiación ilegal del PSOE solo tienen el recorte de prensa de unos supuestos personajes anónimos con miedo a dar la cara. Nada que ver con aquel heroico José Luis Peñas –ex concejal de Majadahonda (Madrid)– quien con una simple grabadora en el bolsillo desmanteló toda la red criminal de un partido como el PP que ahora pretende darnos lecciones de moralidad.