La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha iniciado una excavación en el Cerro de los Castillejos, en Escúzar (Granada), para localizar los restos del guerrillero antifranquista José Muñoz García, conocido como 'Jaime' o 'El de la Claudia'. Muñoz, que formó parte de la resistencia armada contra la dictadura franquista, se quitó la vida en 1948 tras ser gravemente herido en un enfrentamiento con la Guardia Civil.
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Un guerrillero marcado por la represión
José Muñoz García, nacido en 1914 en Agrón (Granada), fue un campesino que, durante la Guerra Civil, alcanzó el rango de capitán de comandos en la unidad de guerrilleros "Los Hijos de la Noche", especializada en sabotajes y hostigamiento en la retaguardia franquista. Al terminar la guerra, fue encarcelado en el penal del Puerto de Santa María. En 1947 se unió a la Agrupación Guerrillera Granada-Málaga (conocida como "Roberto"), participando en diversas acciones de resistencia contra el régimen.
Su vida de clandestinidad terminó el 4 de febrero de 1948 en Ventas de Huelma, cuando una patrulla de la Guardia Civil descubrió su presencia en una casa cueva. Durante la refriega, Muñoz disparó y mató a un cabo de la Guardia Civil antes de ser alcanzado por la metralla de su propia granada. Gravemente herido, prefirió suicidarse antes que ser capturado.
Sus compañeros lo enterraron apresuradamente en el Cerro de los Castillejos, cerca del Cortijo de la Pera, un lugar que ahora es objeto de la búsqueda de la ARMH.
La represión contra su familia
El destino de José Muñoz García no fue el único trágico en su familia. Su hermana, Ana Muñoz García, conocida como "Claudia", sufrió duras represalias por su apoyo a la guerrilla. Su esposo, Francisco Calvo Ibáñez, también guerrillero, fue abatido por la Guardia Civil en 1950.
Según testimonios recogidos por sus descendientes, Ana Muñoz fue detenida poco después de la muerte de su marido y encarcelada durante dos años en Granada. Durante su cautiverio, sus cuatro hijos quedaron desamparados, sobreviviendo gracias a la caridad de algunos vecinos. Al salir de la cárcel, sufrió humillaciones públicas a manos de las autoridades franquistas, que la afeitaron y la obligaron a ingerir aceite de ricino como escarmiento por su "traición".
El cuerpo de Francisco Calvo fue enterrado en una fosa común junto a otros guerrilleros en Agrón. A día de hoy, la fosa sigue sin ser exhumada ni señalizada.
Una memoria que busca justicia
La búsqueda de los restos de José Muñoz García es parte del esfuerzo de la ARMH por recuperar la memoria de quienes combatieron la dictadura y sufrieron la represión. La excavación en el Cerro de los Castillejos no solo pretende localizar su tumba, sino también arrojar luz sobre los crímenes del franquismo y el destino de aquellos que lucharon hasta el final.
La nieta de Ana Muñoz ha destacado la importancia de esta búsqueda: "Mi abuela y su familia pagaron un precio altísimo por su compromiso con la resistencia. Recuperar los restos de mi tío abuelo es un acto de justicia histórica y un homenaje a quienes nunca se rindieron".
Este caso es un recordatorio del largo camino que queda por recorrer en la recuperación de la memoria histórica en España. La ARMH sigue enfrentándose a obstáculos legales y administrativos en su lucha por exhumar fosas y devolver la dignidad a las víctimas del franquismo. Pero cada hallazgo, cada testimonio recuperado, representa un paso más en la reivindicación de la verdad y la justicia.