La sesión de control al Gobierno ha sido un nuevo capítulo del “y tú más”. Mucho ruido y pocas soluciones a los males del país. Pedro Sánchez ha reprochado a Alberto Núñez Feijóo que se dedique a difamar a “personas honestas” después de que el líder del PP le instara a decir públicamente si avala o no la gestión del secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán. Cabe recordar que los diarios de la caverna han adelantado un supuesto informe de la UCO sobre sobornos al dirigente socialista que este ha desmentido con advertencias de acudir a los tribunales para defender su honor. Según estas informaciones, la trama del caso Ábalos pagó un Audi y un Volvo a Santos Cerdán y a su mujer, sin embargo, hasta donde se sabe, ese informe policial no aparece por ninguna parte.
Nos hemos acostumbrado a un tipo de periodismo preventivo y de rumorología altamente peligroso para la democracia. Primero se suelta el cotilleo y ya aparecerá el documento policial en cuestión. Y si no ve la luz pública, tampoco importa demasiado. El daño ya está hecho. Nunca antes, en casi medio siglo de Estado de derecho, habíamos visto algo así. Hasta hoy las informaciones casi siempre iban acompañadas de fuentes solventes, contrastadas y fiables. Incluso con la foto del documento oficial que avalaba la noticia. Toda esa praxis profesional ha saltado por los aires. Y, sin embargo, la opinión pública ya se ha acostumbrado a estas prácticas sin duda impuestas por influencia de la extrema derecha.
El dosier Cerdán sigue metido en algún cajón de la Guardia Civil, pero Feijóo habla de él como si ya estuviese publicado. Incluso lo lleva al Parlamento para dar la sensación de que el Gobierno chapotea en un magma de corrupción. Este clima ha provocado que Sánchez y Feijóo se hayan enzarzado en un cara a cara en la sesión de control al Gobierno del pleno del Congreso entre acusaciones mutuas de corrupción.
Según Artículo 14, uno de los digitales que se dedican a ese periodismo de chismorreo madrileño, “las sospechas sobre una posible implicación del secretario de Organización de los socialistas en el presunto cobro de comisiones empezaron a raíz de la declaración de Aldama ante el juez que instruye la causa, Ismael Moreno, el pasado 14 de noviembre. El comisionista relata que el 14 de junio de 2021 se reunió en un bar frente a la sede del PSOE en Ferraz con Koldo García y Santos Cerdán y le entregó un sobre con 15.000 euros”. Y añade: “Si no se borran [las imágenes], se puede ver perfectamente que viene el señor Santos Cerdán, entro yo y entra el señor Koldo”, añade el citado digital citando al testigo Aldama. Hasta la fecha, ni rastro de esas entregas de dinero negro.
En medio de estas informaciones que apuntan al famoso informe de la UCO sin publicar en el marco de la investigación del caso Koldo y que podría comprometer a Cerdán por la adjudicación de algunas obras, Feijóo ha planteado al jefe del Ejecutivo “cuántas veces tiene que interesarse su número dos por las obras públicas para que el Gobierno las adjudique”. Por ello, ha instado directamente a Sánchez a que, “después de lo que se lee en los medios” dijera si avala o no la gestión del Secretario de Organización socialista.
El presidente del Gobierno, por su parte, ha vuelto a contrastar la actitud actual de Feijóo con sus declaraciones del pasado, cuando dijo que no llegaba a la política nacional para insultar. Por ello, ha lamentado que ahora el líder de la oposición “se dedique a difamar a personas honestas”. Ante la respuesta, Feijóo ha acusado al presidente de no querer mencionar lo que está sucediendo en su entorno. “Solamente me refiero a la última semana: mordidas del Gobierno en rescate a empresas, comisiones en contratos de obra pública, su presidenta de Adif ayer imputada por la organización de caudales públicos”, ha relatado. A su juicio, “el Gobierno está vaciando la nevera de los españoles y llenando el bolsillo de sus corruptos”.
Según Feijóo, “vendrán más ejemplos que ilustren lo que está pasando en España”. Mientras, ha dicho, el Gobierno crea “cortinas de humo” para tapar los incidentes con los trenes, los apagones y la corrupción generalizada y “quiere investigar el televoto de Eurovisión”. Antes de su comparecencia en el Congreso, Feijóo quiso dar un puñetazo de autoridad ante los suyos en Génova 13. “Yo no soy un tirano que hace y deshace a su mero antojo, pero tampoco soy un chisgarabís que se desdice a la primera de cambio. Lo que prometo, lo haré”, ha afirmado Feijóo en un desayuno informativo en Madrid. Así es el gallego. Se muestra duro y fuerte ante el adversario, pero en privado se siente cuestionado por los suyos. Como dijo Mariano Rajoy, al que le ha copiado el término, muchos en Génova lo ven ya como un chisgarabís.