Isabel Díaz Ayuso entró este jueves a la Asamblea de Madrid como acostumbra: sabiendo que la artillería de la oposición estaba cargada, pero dispuesta a disparar primero. En la que fue otra sesión de control bronca. La presidenta no esquivó ninguna bala: devolvió las acusaciones de corrupción, ignoró las cifras demoledoras de la sanidad y la vivienda, y atacó con el arsenal habitual: cloacas, Bildu, pornofeminismo y una Moncloa “podrida”.
Pero lo que está en el centro del debate ya no es ideológico, sino judicial. La sombra del “caso del novio” —como se empieza a conocer al entramado que salpica a su pareja, Alberto González Amador, por el cobro de comisiones ilegales durante la pandemia— está proyectando una larga sombra sobre su mandato. Y la oposición ha afinado el foco.
La izquierda carga: corrupción, caos y silencio
Manuela Bergerot (Más Madrid) y Mar Espinar (PSOE) lanzaron dardos envenenados que fueron recibidos por los bancos del PP entre murmullos, protestas y llamadas al orden.
La socialista Mar Espinar, con tono firme y datos en mano, disparó directamente al núcleo del relato de Ayuso: “Sobre esa viga llamada corrupción se sustentan sus seis años de Gobierno y el ático en el que vive”. La portavoz no dejó espacio a dudas: “Medio millón de euros pagados a la mujer de un directivo de Quirón por una empresa fantasma, un posible soborno encubierto por los dos millones que trincó su pareja durante la pandemia. ¿Y aún viene aquí a dar lecciones al PSOE?”
En mi partido los sinvergüenzas no tienen cabida.
— PSOE Madrid (@psoe_m) June 19, 2025
En el PP echaron a Casado por denunciar la corrupción de Ayuso.
¡Qué lecciones va a dar quien vive en un ático opaco gracias a los turbios negocios de su novio con Quirón!@espinar_marpic.twitter.com/5xCd26rpkt
Otro pleno bronco en la Asamblea
Y lanzó un reto público: “Explique, presidenta, cómo paga el ático. Explique qué ha pasado con el caso FP, el caso Patio, y todos los que vendrán. Porque los madrileños tienen derecho a saber en qué manos están”.
Bergerot no se quedó atrás. Denunció la deriva privatizadora en sanidad, con cifras que helaron el hemiciclo: más de 139.000 niños sin pediatra, 625.000 personas sin médico de cabecera, y más de un millón en listas de espera, triplicando las cifras desde el inicio del mandato. “Es usted la presidenta del millón”, remató.
Y también cargó contra el modelo de vivienda que, según Más Madrid, beneficia a especuladores: “En Madrid, el alquiler ha subido un 14,9% en un año. En Barcelona ha bajado un 8,9%. ¿La diferencia? Aplicar la Ley de Vivienda. Pero ustedes no lo hacen porque no gobiernan para los inquilinos, sino para quienes inflan los precios”.
‼️Los datos no mienten:
— Más Madrid (@MasMadrid__) June 19, 2025
- Sin regulación (Madrid): +14,9% el alquiler.
- Con regulación (Barcelona): -8,9%.
No es casualidad. Es que gobiernan para los especuladores, no para ti.@manuelabergerot 👇 pic.twitter.com/62P1RHAdbS
Ayuso responde: pendrives, Ábalos y cloacas
Lejos de matizar o justificar, Ayuso optó por redoblar la apuesta. Respondió a Bergerot con una mezcla de sarcasmo y ataque: “¿Van a pedirle a Ábalos votar la ley contra la prostitución? ¿Contarán con el pendrive que llevaba una actriz porno con información de las cloacas de la Moncloa?”
En un discurso lleno de referencias a cloacas, vendettas internas del PSOE, supuestos sobornos y pactos con Bildu, Ayuso buscó refugio en una estrategia ya conocida: desplazar el foco del debate. “Nos vienen a hablar del ático, lo nuevo. Me la imagino ensayando ayer frente al espejo”, ironizó sobre Espinar.
Y contra Más Madrid, acusaciones sin pausa: “Ustedes amparan corrupción de Estado, inauguran centros de salud en Melilla como si fueran hospitales, difaman a empresas como Quirón, que llevan décadas trabajando con nosotros”.
Por supuesto, la presidenta no se olvidó del presidente del Gobierno: “Pedro Sánchez está enloquecido. Es un peligro para el país y para Madrid. Su régimen se descompone. Y cuando eso ocurre, es más peligroso que nunca”.
El “tú más” no tapa la gestión
El choque de acusaciones no hizo sino evidenciar que el clima político en Madrid ha entrado en una fase tóxica, donde los datos objetivos y las respuestas concretas parecen haber quedado sepultadas por un lodo de insultos, sarcasmos y escándalos cruzados.
Mar Espinar intentó desmarcarse del barro: “En el PSOE, los sinvergüenzas no tienen cabida. No hace falta ni sumario judicial para retirarlos. Usted, en cambio, premia la corrupción: ahí están Rato, Granados, Bárcenas”.
Bergerot, por su parte, intentó zanjar el eterno argumento de “todos son iguales”: “Con nosotros no cuela. En Más Madrid no hay comisiones, ni mordidas, ni de Acciona ni de Quirón. Nuestra ética pública es sagrada. Y eso ustedes no lo soportan”.
¿Y ahora qué?
Lo ocurrió en la Asamblea de Madrid es mucho más que una bronca parlamentaria. Fue la confirmación de que el caso del novio de Ayuso ya no es solo un escándalo personal: se ha convertido en un símbolo de algo más profundo. De una política regional cada vez más judicializada, donde los grandes problemas de la ciudadanía —la vivienda, la sanidad, la precariedad— quedan en segundo plano, ocultos por una nube de sospechas, desvíos y venganzas partidistas.
Mientras tanto, un millón de personas sigue esperando para ver a un especialista. Y el precio del alquiler sigue subiendo. Y del ático, de momento, nadie sabe nada.