Artículo 14 nació como un diario “digital independiente y comprometido con la igualdad”, especialmente enfocado a visibilizar el papel de las mujeres en el mundo de hoy. Ese era el lema de cara a la galería porque, en realidad, tras las hermosas y grandilocuentes palabras, lo que hay es un periódico de derechas hecho por y para gente de derechas. Uno más de la fachosfera madrileña, ese conglomerado que suele vivir del maná de las subvenciones y la publicidad institucional de Isabel Díaz Ayuso.
Ayer, doña Letizia recibió a una representación periodística de ese medio –que bajo el cosmético de un feminismo adulterado y mal entendido no tiene otro objetivo o misión que derribar el sanchismo– y muchos se preguntaron si la recepción privada en Zarzuela fue lo más oportuno para una reina que siempre se ha declarado sincera y profundamente feminista de verdad. Flaco favor a la causa.
Desde hace algún tiempo, el PP trata de apoderarse del voto de la mujer. Con ese fin se ha inventado un engendro ideológico, el feminismo liberal, una patraña para denostar el auténtico feminismo (que siempre ha sido, es y será patrimonio de la izquierda) y torpedear desde dentro la auténtica lucha secular por la igualdad, contra el machismo y por los derechos humanos. Aunque no se defina como tal, Artículo 14 cumple todos los requisitos de la típica publicación feminista conservadora, una plataforma informativa que tiene en plantilla a profesionales del periodismo como Pablo Montesinos, exdirigente del Partido Popular y mano derecha del defenestrado Pablo Casado. El hombre que estuvo, hasta el último momento antes de la ejecución, al lado del anterior líder popular cruentamente depuesto por denunciar la corrupción de Ayuso. Con esos mimbres, difícilmente se puede hacer un periodismo no solo auténticamente feminista (lo cual es imposible desde el enfoque de la derecha), sino libre e independiente. Artículo 14 (que debe su nombre a ese apartado de la Constitución del 78, la Carta Magna de la que pretende apoderarse la derecha española al considerarla de su exclusiva propiedad) es lo que es: un medio de la caverna mediática con estrechos vínculos con los poderes fácticos de este país.
El feminismo conservador es una contradicción en sus propios términos, además de una filfa. Un invento muy bien pergeñado para seguir perpetuando las viejas y caducas estructuras sociales como la familia tradicional, la religión católica (más bien el nacionalcatolicismo), la maternidad, el rechazo al aborto y el amor a la patria. Es decir, no tiene otra razón de ser que seguir perpetuando el sempiterno rol de género subordinado de la mujer para apuntalar el patriarcado supremacista y macho. Lideresas ultraconservadoras en auge como Giorgia Meloni o Marine Le Pen se han servido de este constructo intelectual que no hay por donde cogerlo para alcanzar el poder e instaurar políticas fascistas frontalmente contrarias al mismo principio de igualdad que proclama la cabecera del periódico de Montesinos. Pilar Gómez, directora de Artículo 14, expresó que la intención de su rotativo digital es “poner a la mujer en el centro de la información plural sin guerras de sexos”. Dudoso cuando menos buscar la liberación de millones de mujeres subyugadas y oprimidas sin que haya conflicto, rebeldía, insumisión contra el poder establecido. Orden, ante todo orden, eso es lo que en realidad estaba pidiendo la señora directora.
Todo apunta a que esta vez le han metido un gol a doña Letizia. Sus buenas intenciones feministas, de las que no dudamos, chocan de lleno con proporcionarle escaparate, foco y publicidad a este animoso grupo de periodistas que, bajo la estética progre, tras sus gafas de pasta, sus pantalones vaqueros y su buenrollismo, esconden la misma ideología retro de toda la vida. Con la que está cayendo, con el movimiento ultra en todo lo suyo y en plena efervescencia, no debería haberse prestado la reina a un acto que pone en valor un tipo de feminismo que viene a ser una mentira, una gallofa, un cuento muy bien contado por las élites políticas y financieras de este país para no perder el preciado y precioso voto de la mujer y de paso mantener las viejas estructuras sociales intactas.
El feminismo de derechas dice defender la autonomía individual, pero no de la mujer, sino del poder y de los mercados, que no es lo mismo. Un feminismo tolerante con la prostitución. Un feminismo que fomenta el vientre de alquiler como negocio. Recuérdese el papelón que, a propósito de este movimiento reaccionario encubierto, hizo cierto personaje de nombre Albert Rivera, fundador de Ciudadanos y hoy en el vertedero de la historia. En un tiempo convulso donde se impone el bulo y el revisionismo, donde se abre paso la idea de que Franco fue un gran hombre que hizo mucho por España, este tipo de corrientes ideológicas más o menos pintorescas no hacen sino contribuir un poco más a la gran ceremonia de la confusión. El feminismo de derechas no existe, no puede existir, entre otras cosas porque se estrella contra los principios y valores elementales del proceso de liberación de la mujer, una batalla que solo se puede dar desde la izquierda.
La definición de Artículo 14 como un medio que “asume la misión de contribuir, desde el mejor periodismo, a lograr una igualdad plena entre hombres y mujeres en el seno de una comunidad democrática más tolerante, inclusiva y abierta” en realidad es un poema muy bien compuesto, pero que esconde una idea maquiavélica: que se puede conseguir la ansiada igualdad entre sexos desde concepciones políticas de derechas, algo que es intrínseca y filosóficamente imposible porque el sistema, el capitalismo salvaje, privilegia el supremacismo del varón frente a las minorías, en las que algunos pretenden incluir (más bien recluir) a la mujer. La feminista conservadora reclama trabajo, emancipación, autonomía y una vida propia, faltaría más, pero cuando llega a casa, después de una dura jornada laboral, sigue sometida a las mismas servidumbres seculares: a su dueño y señor y a una serie de ideas y principios reaccionarios que le impiden desarrollarse como persona con total plenitud. A los compañeros de Artículo 14 les deseamos lo mejor en su singladura (seguro que les va bien, padrinos no les van a faltar). Pero que no intenten vendernos un producto que nada tiene que ver con lo que anuncian.