Borja Sémper, portavoz del Partido Popular (PP), en "Las mañanas de RNE" ha puesto en evidencia una preocupante ambigüedad en la postura del PP frente a las declaraciones extremistas de Santiago Abascal, líder de Vox. La insistencia de Sémper en la "estabilidad" como justificación para no condenar enérgicamente las palabras de Abascal revela una clara dependencia del PP hacia Vox, con quien comparte el poder en más de 140 ayuntamientos y varias comunidades autónomas.
La falta de condena clara
Sémper, en su intento por mantener una imagen de estabilidad política, evadió condenar directamente las peligrosas declaraciones de Abascal, quien sugirió que el pueblo podría llegar a "colgar por los pies" al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El PP demuestra una complacencia o, peor aún, una aceptación tácita de la retórica violenta y desestabilizadora en aras de mantener alianzas políticas.
La política sobre principios
El discurso de Sémper pone de manifiesto una preocupante tendencia en el PP: anteponer la política de conveniencia y la búsqueda de poder sobre los principios democráticos y la responsabilidad ética. Esta actitud no solo socava la integridad del partido, sino que también pone en riesgo la salud de la democracia española. La incapacidad o la falta de voluntad del PP para desmarcarse claramente de las declaraciones extremistas de Vox es un indicativo de una política basada en intereses partidistas por encima del bien común.
La entrevista con Sémper deja muchas preguntas sin respuesta sobre el compromiso real del PP con los valores democráticos y el respeto a la dignidad política. El PP se enfrenta a un dilema: seguir alineándose con un partido como Vox, conocido por sus posturas extremas, o tomar una postura ética y democrática clara.