Elon Musk, el magnate de la red social X, se ha lanzado a la conquista de Europa para entregársela en bandeja de plata a su jefe, Donald Trump. En las últimas semanas, el empresario está maniobrando en diferentes países para tratar de impulsar el fenómeno ultra, que amenaza con poner en jaque a las democracias liberales. Reino Unido, Francia, Alemania, cualquier país puede ser objetivo de Musk, que ha decidido allanar el camino a los nuevos movimientos populistas reaccionarios y ultraliberales. Desde su apoyo a la extrema derecha británica de Nigel Farage hasta su espaldarazo a los neonazis de Alternativa en las próximas elecciones, el terremoto Elon promete ser histórico. Y para dar el golpe definitivo, el vuelco electoral, le basta con agitar a los sectores más radicales y antisistema de la sociedad desde su red social X, antes Twitter, gran altavoz del odio, la manipulación y el bulo.
Alemania tiembla por los últimos movimientos de Musk. El viernes. el Gobierno alemán acusaba al magnate de intentar influir en las elecciones anticipadas de febrero tras mostrar su apoyo al partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). “Lo que Elon Musk trata de hacer a través de sus comentarios es influir en la campaña electoral”, aseguró la portavoz adjunta del Gobierno, Christiane Hoffmann, agregando que si bien es libre de expresar sus opiniones las elecciones son un asunto de los alemanes.
El canciller alemán, Olaf Scholz, ya afirmó que la libertad de expresión es “válida” para los “multimillonarios”, si bien aseguró que “se pueden decir cosas que no son correctas y que no contienen buenos consejos políticos”. Esto se produce después de que el magnate afirmase en la red social X que “solo la AfD puede salvar Alemania”, a lo que una de las líderes de la formación ultraderechista, Alice Weidel, respondió que “tiene toda la razón”. Además, el semanario Welt publicó durante el fin de semana un artículo invitado en el que el magnate se reafirmaba en su postura sobre la AfD. La jefa de opinión del diario, Eva Marie Kogel, presentó su dimisión en señal de protesta.
El presidente de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), Fredrich Merz, también criticó a Musk por expresar sus preferencias para las elecciones alemanas en redes sociales. “No recuerdo un caso comparable de injerencia en la campaña electoral de un país amigo en la historia de las democracias occidentales”, dijo.
Alemania celebrará elecciones parlamentarias el 23 de febrero y la AfD figura en la mayoría de los sondeos en segunda posición, sólo por detrás del bloque conservador que lidera la CDU. Sin embargo, el cordón sanitario impuesto por todos los partidos sobre la ultraderecha complica que la AfD pueda terminar gobernando, como quedó demostrado en los comicios regionales de Sajonia y Turingia. Con Italia en manos de Giorgia Meloni y Francia a punto de caer en poder del neofascismo de los Le Pen, todo apunta a que otros países podrían ir desplomándose como fichas de dominó.
Hace unos días Musk apoyaba a Nigel Farage, el líder del partido británico Reform UK, también conocido como el partido del Brexit. “El pueblo británico no quiere en absoluto este gobierno. Nuevas elecciones”, publicó en su red social. Un Musk que en su cuenta de X no ha parado de pedir elecciones y el voto para el ultraderechista Nigel Farage. “Hagamos que Gran Bretaña vuelva a ser grande”, añadió. Y no se queda ahí. Además de querer interferir en la política británica, Elon Musk exige en X la liberación del ultraderechista británico y agitador islamófobo, Tommy Robinson, condenado a 18 meses de prisión por violar una orden judicial que le prohibía difamar a un refugiado sirio.
Musk trata de imponer su ciberfascismo en Europa. Cada vez está más claro que el asesor y próximo ministro de Trump sueña con colonizar el viejo continente con una campaña favorable a la extrema derecha. La peor de las distopías, una Europa retornando a los viejos errores del pasado y del totalitarismo, va camino de hacerse realidad.