Feijóo, el demócrata a tiempo parcial

El PP activa su manual de siempre: sembrar sospechas sobre los tribunales cuando no tiene mayoría en ellos

21 de Agosto de 2025
Actualizado a las 14:00h
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Feijóo, el demócrata a tiempo parcial
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, preside la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del partido

Alberto Núñez Feijóo vuelve a agitar la bandera de la “independencia judicial” como herramienta de desgaste. Lo hace justo cuando el Constitucional tumba sentencias simbólicas para el PP, como la de los ERE. Pero su problema no es la imparcialidad del tribunal: es que ahora no le da la razón.

Mientras España arde y los problemas se acumulan, Alberto Núñez Feijóo vuelve a su zona de confort: bloquear, agitar y señalar al Gobierno. Esta vez, bajo la coartada de una supuesta defensa de la independencia judicial que ni sus propios actos respaldan.

Alberto Núñez Feijóo ha vuelto a comparecer con el tono institucional que tanto cultiva y tan poco practica. Esta vez, para hablar del Tribunal Constitucional como si no llevase más de un año saboteando su renovación desde el Senado. Dice ahora estar dispuesto a negociar con el PSOE, pero con condiciones que, como es habitual, no buscan acuerdos, sino excusas.

La fórmula es conocida: exigir lo que sabe que no ocurrirá para culpar luego al Gobierno de lo que él mismo bloquea. Condicionar la renovación a que ningún candidato haya tenido “actividad política en los últimos cinco años” suena a prudencia, hasta que uno recuerda que en la lista del PP al CGPJ había exdiputados, exconsejeros y otros perfiles muy poco alejados de la arena política. El doble rasero no es una anécdota en Feijóo: es su estrategia.

El líder de la oposición aprovecha el desgaste judicial de figuras como el fiscal general para construir un relato donde todo es sospechoso si no responde a sus intereses. Habla de “populismo”, “regímenes” y “acreditaciones de independencia” mientras su partido mantuvo bloqueado el Poder Judicial durante más de 2.000 días. El partido que menos ha hecho por la regeneración institucional es hoy el que más exige “limpieza” a los demás.

El PP, maestro de las instituciones pero solo cuando no gobierna

La contradicción de Feijóo es evidente: defiende ahora una reforma del Estatuto Fiscal mientras su partido lo ignoró sistemáticamente cuando colocó a sus afines sin pudor alguno. Nadie olvida que Eduardo Torres-Dulce, fiscal general con Rajoy, era un nombramiento marcadamente político. Ni que Dolores Delgado, cuya designación fue polémica, dimitió tras perder la confianza institucional. ¿Alguien ha dimitido en el PP por la erosión de la justicia? Nunca.

Feijóo se queja de la politización del Tribunal Constitucional mientras acusa al propio tribunal de prevaricar por anular la sentencia de los ERE. ¿No es eso, precisamente, un intento de desprestigiar la independencia judicial? El líder del PP no quiere tribunales independientes, quiere tribunales alineados. Cuando no lo están, son “colonizados”. Cuando fallan a favor del PP, son “garantes del orden constitucional”.

El victimismo es la nueva herramienta del conservadurismo español. Se victimizan cuando no controlan, se revuelven cuando se les fiscaliza, y exigen neutralidad mientras juegan al bloqueo con mayoría absoluta en el Senado. Feijóo no busca regeneración democrática, sino hegemonía institucional.

Feijóo, experto en denuncias sin pruebas y bloqueos sin pudor

Que un líder político critique al fiscal general es legítimo. Que lo haga sin pruebas, sugiriendo presiones imaginarias y conspiraciones judiciales, roza el trumpismo. Feijóo dice que García Ortiz “preferiría irse” pero que “el Gobierno no le deja”. Una afirmación gravísima, sin un solo dato. Pero ya sabemos que el PP nunca deja que los hechos arruinen una buena acusación.

La estrategia es clara: cuestionar la legitimidad del Gobierno en todas las instituciones posibles. Sánchez no nombra, “coloniza”. El Constitucional no decide, “prevarica”. El fiscal no actúa, “protege al PSOE”. Todo se reduce a una supuesta red de complicidades y escudos que, curiosamente, sólo existe cuando gobierna la izquierda.

Feijóo habla como si no dirigiera el mismo partido que bloqueó el CGPJ, que usó la Fiscalía para perseguir rivales políticos, que politizó RTVE y nombró a jueces “de confianza”. Esa amnesia selectiva no es ingenua, es instrumental.

Mientras tanto, el país sigue esperando una oposición seria, responsable, capaz de hacer propuestas y no de vivir en la confrontación permanente. Pero Feijóo ha decidido que el PP no necesita construir nada si puede seguir dinamitando todo.

Y eso, por más que lo maquille con voz grave y corbata sobria, no es regeneración democrática. Es una campaña electoral sin descanso, sin escrúpulos y sin ideas.

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