El PP va a presentar una denuncia contra Leire Díez, el empresario Javier Pérez Dolset y el abogado Teijelo, a quienes señala como los fontaneros de Ferraz que, según las grabaciones aireadas por la prensa de la caverna, planeaban acabar con los agentes de la UCO y fiscales incómodos para el PSOE. No saben lo que hacen. Feijóo no ha calibrado la gravedad del paso que acaba de dar ni la magnitud del pastel que se le viene encima al partido. Si es cierto que Pérez Dolset tiene en su poder diez mil horas de audios y grabaciones, más cientos de documentos comprometedores sobre las cloacas del Estado, lo lógico es pensar que entre ese material va a haber basura para todos, tanto a izquierda como a derecha del bipartidismo. Por tanto, lo más aconsejable para los intereses de Génova 13 hubiese sido no tocar el tema, mirar para otro lado como hacen siempre, pasapalabra. Pero no.
Feijóo ha decidido ir a por todas caiga quien caiga, abrir las cloacas como quien abre la caja de Pandora, aunque lo más probable es que al destapar la alcantarilla el detritus termine salpicándole en la cara, como en una de esas películas mudas de Chaplin. Una vez más, y ya van muchas, el líder gallego se equivoca de estrategia y de personaje. Leire no es nadie, salvo una muchacha emocionada y fascinada con las historias que había escuchado sobre la Policía Patriótica del PP, una aficionada a la novela negra que jugaba a ser Agatha Christie para dar el pelotazo editorial del año con un tocho sobre las cloacas. Quien quiera ver en Leire al nuevo Amedo o Domínguez se equivoca de todas todas. Va muy desencaminado. Aquí el personaje principal es Dolset, que el pasado viernes, sentado frente a Risto Mejide, demostró ser un empresario convincente y astuto que sabe manejar los tiempos. El industrial está involucrado en asuntos judiciales, es cierto, pero tiene todo el aspecto de la garganta profunda soñada por cualquier periodista de investigación. El empresario maneja información sensible de primera mano, audios, vídeos, papeles, documentos, cosas, y además parece bien asesorado, quizá por abogados, detectives, periodistas y algún que otro agente encubierto. Todo un organizado despacho o gabinete trabajando para él y para airear el mayor caso de corrupción de la historia de este país: las cloacas del Estado.
Debería pensárselo dos veces Feijóo a la hora de meterse con Pérez Dolset, porque el empresario no parece que vaya de farol, no es un Aldama de la vida que no ha presentado ni un mal papel contra “el mitómano” Sánchez, en fin, que no parece ningún cantamañanas. Va en serio. Dolset tiene todo el aspecto de un informático hormiguita y sesudo que ha ido acumulando toda la basura de este país: lo que la Justicia no ha querido investigar de Villarejo y ha desechado porque era demasiado fuerte y podía reventar el sistema. Ha barrido la porquería de los tribunales durante años y la ha metido en una caja de seguridad a buen recaudo por si le pasa algo. Incluso se ha permitido la broma de fundar la Asociación de Víctimas de las Cloacas, una boutade que no por cómica debería de inquietar menos a Feijóo. Por tanto, el líder del PP debe saber que se está metiendo en la jaula con el león y que puede salir trasquilado.
La denuncia del Partido Popular ante la Fiscalía Anticorrupción es justo lo que estaba esperando Pérez Dolset para empezar su serial por entregas. Da la sensación de que, desde que el industrial saltó al escenario bajo los focos, como última estrella del inagotable vodevil policial y judicial español, se sigue cumpliendo el guion paso a paso y a rajatabla. Ahora Feijóo se lo ha puesto en bandeja. En cuanto el juez lo llame a declarar, el empresario aparca su furgoneta repleta de material explosivo en el patio trasero del juzgado, la descarga con la ayuda de un par de empleados y que cada palo aguante su vela. La cosa promete ser divertida porque Madrid se ha convertido en un campo de batalla con mucho fontanero chapuza, o sea con mucho Mario Bros (rojos y azules) moviéndose por las alcantarillas de la democracia, subterráneos y cañerías por donde fluye el dinero negro.
Erróneamente, Alberto Núñez Feijóo sigue creyendo que Sánchez se tambalea y que ha llegado el momento de darle el empujoncito final. Vive en el mismo espejismo de hace dos años, cuando no fue presidente porque, según él, no quiso. El inquilino de Moncloa sigue siendo el político mejor valorado por los ciudadanos, la economía avanza (basta ver los datos de paro de hoy) y el Gobierno ha logrado encapsular el caso Koldo (el único asunto de corrupción que puede pasarle factura, ya que lo de Begoña y lo del hermanísimo no termina de cuajar). A Sánchez solo lo sacarán del poder cuando reviente la izquierda y Baldoví ya ha empezado a mover ficha anunciando que Compromís se irá de Sumar si el presidente no explica el caso Leire en el Parlamento. En ese escenario, Feijóo puede que no esté calibrando ni midiendo la situación en su justa medida. Cuca, Borja y Tellado comparecen cada mañana ante los periodistas pidiendo dimisiones, pero el sanchismo resiste. Que Feijóo califique de “mafia” al PSOE, con lo que lleva arrastrado el PP en guerras sucias, se antoja un fantástico sarcasmo, además de una comedia deliciosa. No sabes lo que has hecho, Alberto, no tienes ni idea. Dolset es un hueso duro de roer. Mejor aún, no es el hueso, es el sabueso al que no se le puede poner el collar. Y además muerde. Cuidado con el perro.