El Partido Popular sabe que su querella contra el PSOE por financiación ilegal puede tener escaso recorrido. El asunto ya está judicializado con el caso Koldo y la Audiencia Nacional ha encargado a la Fiscalía que le aclare hasta dónde se puede llegar en todo este asunto. Pero lo peor de todo, para los intereses de Génova, es que su querella se basa en un recorte de prensa del diario digital The Objective, en el que se habla de dos supuestos empresarios que llevaban bolsas con dinero a Ferraz, sede socialista. En realidad, se trata de dos “informantes anónimos”, ya que los periodistas en ningún momento revelan sus nombres para, según dicen, garantizar su seguridad. Y ahí es donde empiezan los problemas para el PP.
Plantear una querella en base a los testimonios de dos desconocidos, de dos indocumentados, de dos fantasmas, es un mal negocio. Hasta hace poco, cualquier juez al que le llegaba una denuncia con esos mimbres la archivaba en la papelera por falta de credibilidad, pero hemos llegado a un punto en que la maquinaria judicial ya se pone en marcha con rumores periodísticos y sin membrete con acuse de recibo. El desprestigio que estas querellas circenses o fake suponen para la Justicia es tremendo, pero por lo visto al CGPJ no le interesa poner freno al espectáculo. Allá ellos.
En cualquier caso, el magistrado Santiago Pedraz tiene la última palabra sobre las pretensiones del Partido Popular de seguir judicializando la política (una práctica que ha copiado íntegramente de la extrema derecha y de Vox). Todo está pendiente de ese informe de la Fiscalía sobre posibles indicios de financiación ilegal en el seno del partido socialista. Una vez que el dosier llegue a la Audiencia Nacional, Pedraz podría tomar una decisión sobre la admisión a trámite de la querella popular en unos pocos días. De momento, y hasta donde se sabe, los dos anónimos informantes de The Objective no aparecen por ningún lado. Eso ya es un contratiempo para Feijóo, Sémper y los abogados del partido, a quienes hace solo unos días les han metido un gol por toda la escuadra con el escabroso tema de los presos de ETA beneficiados por reducciones de condena. El tiempo corre y de los dos paganinis de Ferraz nadie sabe nada. ¿Quiénes son? ¿Dónde están? ¿Por qué no dan la cara estos señores como hizo en su día aquel heroico concejal Peñas cuando se metió una grabadora en el bolsillo y reventó el PP por dentro con el caso Gürtel? Pese a lo que pueda parecer, el escenario no es tan favorable para el partido conservador. Si Pedraz da carpetazo a la querella contra los socialistas, los populares se habrían pegado un tiro en el pie. Habrá quedado claro que no hay estrategia política ni judicial en el partido, que se toman decisiones alocadas y sin reflexionar en función de los titulares de la prensa amarilla y de cómo van las encuestas de Vox.
El caso es que el juez de la Audiencia Nacional tiene todos los argumentos a favor para poder archivar la querella sin más. Sin testigos ni documentos, más allá de las noticias de una página web con la credibilidad de una hoja parroquial, abrir un nuevo sumario supone un salto en el vacío que pocos jueces están dispuestos a dar (el cuasijubilado Peinado con su obsesión por Begoña Gómez y pocos más). En el pasado, el PP contaba con Pedro Jota y El Mundo con sus titulares dinamita contra el felipismo a primera hora de la mañana. Pero aquella cañonería era algo serio, creíble, letal. Cuando el periodista de los tirantes apuntaba, temblaba Roma, o sea Moncloa. Hoy los tiempos han cambiado y la derechona tiene que apoyarse en libelos difundidos por pseudomedios a través de Internet. Todo eso lo saben en Génova 13, donde no las tienen todas consigo. En la dirección nacional hay división de opiniones sobre la forma de gestionar este asunto. Los más cafeteros, o sea los ayusistas, aplauden la decisión de Feijóo. Por fin le ha echado bemoles el jefe, dicen satisfechos. Otros prebostes, los más cautelosos, creen que la querella es innecesaria, precipitada, incluso perjudicial. A fin de cuentas, un juez ya investiga el caso Koldo, un monumental escándalo de corrupción en el corazón mismo del Gobierno que a medida que avance podría revelar nuevos indicios de financiación socialista. Así que, ¿para qué arriesgar, para qué ensuciarse las manos con semejante berenjenal?
De cualquier modo, todos en el PP, de una manera o de otra, se han metido en una aventura arriesgada de final incierto. De ahí que en Génova haya órdenes tajantes de encontrar, como sea y cueste lo que cueste, a esos dos misteriosos personajes que supuestamente iban y venían con las bolsas repletas de parné para Ferraz. De esos dos invisibles, de esos dos incógnitos, depende la querella popular, el futuro de Pedro Sánchez y de España misma. Sin embargo, a esta hora ni rastro de ese par de elementos ignotos que han tirado la piedra y han escondido la mano. ¿Existen realmente o todo es una mera fabulación? Según ha podido saber Diario16, Feijóo ha puesto a trabajar a toda su gente, full time, en busca de los dos enigmáticos autores de la presunta coima socialista. Hay orden de mirar hasta debajo de las piedras, de rastrear hasta el último garito, de poner patas arriba Madrid si es preciso. Hasta le han pedido al juez las cámaras de seguridad de Ferraz, por si ha quedado grabado el momento del intercambio con las famosas bolsas repletas de billetes. ¿Dónde están estos fulanos, Borja?, le pregunta Feijóo a su delfín. ¿Dónde, dónde, dónde?