El feminismo es el dique de contención contra la ultraderecha

Los movimientos feministas, en primera línea frente al retroceso en derechos de las mujeres

08 de Marzo de 2025
Actualizado el 09 de marzo
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El feminismo es el dique de contención contra la ultraderecha
Silvia Intxaurrondo premio sorosidad 2025, UGT foto Agustín Millán

En los últimos años, la ultraderecha ha intensificado sus ataques contra el feminismo con el objetivo de desmantelar derechos conquistados tras décadas de lucha. Desde la negación de la violencia machista hasta la promoción de discursos que reivindican una vuelta a los roles tradicionales de género, las fuerzas de extrema derecha han convertido el movimiento feminista en su principal enemigo. Sin embargo, lejos de retroceder, el feminismo se ha consolidado como el principal dique de contención contra quienes buscan devolver a la mujer a una posición de sumisión y dependencia.

Un ataque frontal contra los derechos de las mujeres

Los discursos de la ultraderecha sobre el feminismo han pasado de la descalificación y la burla a una estrategia política agresiva.Partidos como Vox en España, Alternativa para Alemania (AfD) o el Frente Nacional en Francia han situado el feminismo en el centro de sus ataques, presentándolo como una amenaza para la "familia tradicional" y como un movimiento que busca privilegios en lugar de igualdad.

En su discurso, insisten en que "la violencia no tiene género" para justificar la eliminación de leyes y recursos que protegen a las mujeres víctimas de agresiones machistas. Además, promueven la idea de que las denuncias por violencia de género son falsas en su mayoría, a pesar de que los datos oficiales desmontan este mito: en España, según el Consejo General del Poder Judicial, solo el 0,01% de las denuncias por violencia de género son falsas.

La nostalgia por un pasado opresivo

La ultraderecha plantea un modelo de sociedad basado en la idealización del pasado. Su discurso apunta a un regreso a la "normalidad" de la mujer como madre y esposa abnegada, supeditada al hombre y relegada a la esfera doméstica. Esta visión ignora deliberadamente los avances que han permitido que las mujeres tengan acceso a la educación, el trabajo y la independencia económica.

En países donde estos movimientos han conseguido mayor poder político, las políticas reaccionarias han tenido un impacto devastador. En Polonia, el gobierno ultraconservador endureció la legislación sobre el aborto hasta prohibirlo casi por completo, incluso en casos de malformaciones fetales. En Hungría, Viktor Orbán ha promovido incentivos económicos para que las mujeres tengan más hijos en lugar de apoyar medidas de conciliación o igualdad laboral. Son ejemplos claros de la agenda ultraderechista: restringir las libertades y derechos de las mujeres bajo el pretexto de "proteger" a la familia y la tradición.

La resistencia feminista: un freno imprescindible

Frente a este avance, el feminismo ha demostrado ser la principal barrera de contención. Los movimientos feministas han logrado visibilizar y frenar muchas de estas iniciativas, organizando protestas multitudinarias y denunciando públicamente los intentos de retroceso.

En España, las manifestaciones del 8M han sido una demostración de fuerza y unidad que han conseguido frenar parte de la agenda reaccionaria. En 2018, el movimiento feminista consiguió poner fin a la reducción de condena de "La Manada", un caso que indignó a la sociedad y obligó al Tribunal Supremo a rectificar la sentencia inicial. Más recientemente, las feministas han sido clave en la defensa de leyes de protección contra la violencia machista frente a los intentos de derogación de la ultraderecha en gobiernos autonómicos donde tienen influencia.

La importancia de la educación en igualdad

Uno de los principales temores de la ultraderecha es la educación en igualdad. Por eso, atacan con insistencia cualquier programa de formación en perspectiva de género, tachándolo de "adoctrinamiento". Sin embargo, la educación feminista es una herramienta fundamental para prevenir la violencia de género, promover la equidad y romper con los estereotipos de género que perpetúan la desigualdad.

Los datos son claros: en los países con mayor inversión en educación en igualdad, los índices de violencia machista son más bajos y la participación de las mujeres en el ámbito laboral y político es mayor. Por el contrario, en los países donde se han recortado estos programas, la brecha de género se amplía y las agresiones contra las mujeres aumentan.

La izquierda y el feminismo: una alianza imprescindible

El feminismo es un movimiento transversal que abarca diferentes ideologías, pero es indiscutible que su lucha por la igualdad encuentra mayor respaldo en la izquierda. Las políticas progresistas han sido clave para la aprobación de leyes que garantizan los derechos de las mujeres, desde el derecho al aborto hasta las leyes de igualdad salarial. Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer. La brecha salarial, la precariedad laboral y la violencia de género siguen siendo problemas estructurales que requieren medidas contundentes.

Desde la izquierda política y los movimientos sociales, el feminismo debe seguir fortaleciéndose como un pilar fundamental para frenar los intentos de la ultraderecha de revertir los avances conseguidos. La resistencia feminista no es solo una lucha de las mujeres, sino una defensa de la democracia y los derechos humanos frente a quienes quieren imponer un modelo de sociedad desigual y autoritario.

Sin feminismo, no hay democracia

El feminismo no es solo una reivindicación de derechos para las mujeres, sino una garantía de una sociedad más justa y equitativa. Frente a la amenaza de la ultraderecha, que busca devolvernos a un pasado de subordinación, la organización y la lucha feminista son más necesarias que nunca. Porque sin feminismo, no hay igualdad. Y sin igualdad, no hay democracia.

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