Israel ha decidido que el periodismo también es un enemigo a abatir. Más de 250 profesionales palestinos han sido asesinados desde que comenzó la ofensiva contra Gaza, mientras se impide sistemáticamente el acceso a la prensa internacional. Es un genocidio con estrategia comunicativa: matar al que informa, callar la verdad, vaciar de testigos. Frente a esta barbarie, una red de medios lanza una acción coordinada para denunciar la impunidad y exigir el fin del apagón informativo.
La verdad bajo asedio
En la Franja de Gaza ya no se mata sólo a civiles, ni siquiera sólo a niños. Se mata también la posibilidad misma de contarlo. El periodismo ha sido convertido en blanco. Cerca de 250 periodistas palestinos han muerto bajo las bombas israelíes en menos de dos años. No es una cifra cualquiera. Es un dato histórico. Nunca, en ninguna guerra contemporánea, se ha asesinado a tantos reporteros en tan poco tiempo.
Estos crímenes no son accidentales ni fortuitos. Tienen nombre, apellidos y un plan. Israel, bajo el mando de Benjamin Netanyahu, ha apostado por el silencio como estrategia militar. En Gaza no se permite la entrada de periodistas internacionales. Se impide verificar lo que ocurre. Se bloquean los ojos que podrían mirar. Mientras tanto, se elimina a quienes ya informan desde dentro.
A pesar de las protestas internacionales, la situación se agrava. El 25 de agosto, seis periodistas murieron en un ataque directo contra un hospital. Días antes, un cámara fue abatido mientras documentaba el reparto de alimentos a una población oficialmente en situación de hambruna. Y la lista crece, en una sucesión tan brutal como invisible.
Israel justifica cada muerte apelando a supuestos vínculos de los periodistas con Hamás. Sin pruebas. Sin investigación. Sin derecho a defensa. La criminalización del periodismo es la coartada perfecta para eliminar testigos.
La respuesta internacional y el deber de España
Ante esta situación insostenible, Reporteros Sin Fronteras (RSF) y el movimiento ciudadano Avaaz han convocado una movilización global el próximo 1 de septiembre. Más de 150 medios de comunicación de todo el mundo, incluidos españoles como RTVE, elDiario.es, Público, InfoLibre o Agencia EFE, han confirmado su participación.
El objetivo: denunciar los crímenes contra periodistas, exigir acceso libre a Gaza para la prensa internacional y poner fin a la impunidad israelí. Porque sin periodismo no hay verdad, y sin verdad no hay justicia ni paz posible.
España, que ha reconocido oficialmente al Estado palestino, debe dar un paso más. No es suficiente con condenas verbales. Es el momento de la acción diplomática. Embargar armas, retirar representantes diplomáticos, activar la vía judicial internacional. El Gobierno debe estar del lado de los derechos humanos y del derecho internacional, no de quienes lo pisotean.
Gaza, territorio sin voz
Israel ha conseguido lo impensable: transformar Gaza en un agujero negro informativo. Un lugar sin periodistas, sin testigos, sin memoria. Cada ataque a un reportero, cada cámara destruida, cada redacción hecha escombros, es también un ataque a nuestra capacidad colectiva de saber, de indignarnos, de actuar.
El mensaje es claro: si no se puede controlar el relato, se elimina al narrador. Si no se puede justificar la masacre, se oculta. Por eso la defensa del periodismo en Gaza es también la defensa de los pueblos oprimidos, de la verdad frente a la propaganda, de la vida frente a la barbarie.
El futuro está en juego
Este 1 de septiembre no es una acción simbólica. Es un grito urgente contra la impunidad. Una llamada a la responsabilidad colectiva. Si no defendemos ahora a quienes arriesgan la vida por contar lo que ocurre, pronto no quedará nadie para hacerlo.
El silencio también mata. Y en Gaza, ese silencio se impone a golpe de misil. El mundo no puede mirar a otro lado. Porque cuando se asesina al periodismo, se asesina la verdad. Y sin verdad, la barbarie avanza sin freno.