La medalla a Milei, símbolo de la deriva ideológica y personalista de Ayuso

El Gobierno de la Comunidad de Madrid convierte una distinción institucional en un gesto político alineado con la ultraderecha internacional, tras la inadmisión del recurso del PSOE por falta de legitimación

30 de Julio de 2025
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La medalla a Milei, símbolo de la deriva ideológica y personalista de Ayuso

La decisión de la Comunidad de Madrid de condecorar con la Medalla Internacional a Javier Milei ha vuelto a evidenciar cómo las instituciones públicas se utilizan para proyectar afinidades ideológicas y alianzas políticas que nada tienen que ver con el interés común. La justicia ha inadmitido el recurso del PSOE por falta de legitimación, pero el debate no se cierra: el reconocimiento al presidente argentino trasciende lo protocolario y se inscribe en una estrategia política que normaliza discursos extremos.

Un acto institucional convertido en escaparate ideológico

El fallo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid no entra en el fondo de la decisión, sino en el procedimiento, al considerar que los socialistas no tienen legitimación para recurrir. La medalla, sin embargo, sigue generando polémica por lo que simboliza: la Comunidad de Madrid ha elevado a Javier Milei, un dirigente cuya retórica se ha caracterizado por el desprecio hacia la política social, el feminismo y el pluralismo democrático.

El acto del 21 de junio en la Real Casa de Correos, presentado como un “gesto de cortesía”, terminó convertido en una plataforma de afinidad política. Para buena parte de la oposición, no se trató de reconocer la historia compartida entre España y Argentina, sino de una apuesta consciente por blanquear un proyecto ultraliberal y ultraconservador.

Ayuso y Milei: la alianza del ruido

Esta condecoración no puede entenderse al margen del estilo político de Isabel Díaz Ayuso, que ha hecho de la confrontación su principal herramienta. Otorgar la medalla a un dirigente que ataca de forma recurrente a los derechos de las mujeres, a los servicios públicos y a los consensos democráticos más básicos supone un gesto calculado: un desafío simbólico más allá de la cortesía institucional.

En lugar de construir una política exterior autonómica basada en la cooperación cultural y económica, Ayuso ha preferido internacionalizar su propio pulso ideológico, convirtiendo un reconocimiento oficial en un escaparate personal.

La normalización del extremo

El decreto publicado en el BOCM invoca “los vínculos históricos, culturales y económicos” entre Madrid y Argentina como argumento para justificar la distinción. Pero el contexto es otro: el presidente argentino no ha visitado España en calidad institucional neutral, sino como protagonista de un discurso agresivo contra parte de la sociedad española y contra el propio Gobierno de España.

La elección de Milei como símbolo de esos vínculos no refuerza la diplomacia cultural: la tensiona, la reduce a un alineamiento político que rompe la neutralidad institucional y da carta de naturaleza a la normalización de la extrema derecha en espacios oficiales.

Más allá de la resolución judicial, que aún puede recurrirse, la medalla a Milei refleja la dirección en la que Ayuso quiere llevar a Madrid: un lugar donde las instituciones no son patrimonio común, sino instrumentos al servicio de una estrategia partidista y personalista que encuentra en la provocación su principal recurso.

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