El Partido Popular ha decidido emprender una cruzada contra el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), institución que, según ellos, ha sido víctima de una "manipulación" descarada. Cuca Gamarra, la secretaria general del PP, anunció con gran seriedad la creación de una comisión de investigación en el Senado para analizar los presuntos desmanes perpetrados por José Félix Tezanos, director del CIS. Esta iniciativa, que llegará en julio, promete no solo una profunda indagación, sino también potenciales acciones penales y reformas legislativas.
La imparcialidad en entredicho
Es irónico escuchar al Partido Popular hablar de "imparcialidad, neutralidad y objetividad", principios que, según ellos, Tezanos ha mancillado. No deja de ser curioso que el mismo partido que ha sido acusado repetidamente de influir en diversas instituciones, ahora levante la bandera de la transparencia. Gamarra subrayó la importancia de proteger las instituciones del Estado, olvidando convenientemente los momentos en los que el propio PP ha sido criticado por prácticas similares.
La acusación principal es que Tezanos ha convertido el CIS en una herramienta al servicio del gobierno. Esta denuncia, aunque formulada con la gravedad de un sermón, es un claro ejemplo de proyección psicológica, una técnica en la que uno acusa a los demás de los propios defectos y prácticas.
Experiencia y expertos independientes
La secretaria general del PP mencionó con gran pompa que en la comisión de investigación se llamará a "expertos independientes" para que analicen todas las contrataciones dentro del CIS. Esta declaración podría considerarse un acto de audacia retórica, considerando que la independencia de los expertos en comisiones parlamentarias a menudo resulta ser tan verdadera como un unicornio. Además, la idea de que un grupo de políticos pueda evaluar imparcialmente la imparcialidad de otro organismo público es, cuando menos, un ejercicio fascinante de ironía.
Gamarra destacó que el equipo de Tezanos está "vinculado por lealtad y no por competencia técnica", una afirmación que resuena particularmente hueca viniendo de un partido que ha enfrentado sus propias críticas por nombramientos basados más en la lealtad que en la meritocracia.
La protección de las instituciones
El Partido Popular, en un acto de suprema autoconciencia, declara su intención de "proteger y cuidar a las instituciones que tienen que servir al Estado" de las garras del Gobierno. Este noble objetivo podría ser más creíble si no fuera por la abundancia de ejemplos en los que el propio PP ha sido acusado de manipular instituciones para sus propios fines. Es un poco como el zorro que promete cuidar el gallinero: las palabras suenan bien, pero la historia sugiere una agenda diferente.
La acusación de que el CIS ha sido utilizado como "un instrumento de movilización del Partido Socialista" es, por supuesto, de "máxima gravedad", según Gamarra. Sin embargo, uno no puede evitar preguntarse si el verdadero objetivo de esta comisión es la búsqueda de la verdad o si simplemente se trata de una estrategia para desviar la atención de los propios desafíos del Partido Popular.
La decisión del Partido Popular de investigar la "manipulación" del CIS es un movimiento que está lleno de ironías y contradicciones. Mientras Gamarra habla con la solemnidad de un juez en el estrado, los observadores no pueden evitar notar el elefante en la habitación: la propia historia del PP con respecto a la imparcialidad y la influencia política. En lugar de arrojar piedras desde una casa de cristal, tal vez el Partido Popular debería centrarse en abordar sus propios problemas internos y en trabajar hacia una política más transparente y honesta para el futuro.