Vox y el franquismo: un ataque a la memoria democrática y a la verdad histórica en el Congreso

El negacionismo de la dictadura pone en peligro los derechos conquistados por la democracia

28 de Noviembre de 2024
Actualizado el 29 de noviembre
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Manuel Mariscal, el diputado de Vox que hizo un defensa del franquismo: un ataque a la memoria democrática y a la verdad histórica en el Congreso
Manuel Mariscal, el diputado de Vox que hizo un defensa del franquismo: un ataque a la memoria democrática y a la verdad histórica en el Congreso

Las recientes declaraciones de diputados de Vox sobre el franquismo no son solo un intento burdo de blanquear la dictadura, sino un ataque frontal a la Ley de Memoria Democrática y a los principios fundamentales de una sociedad democrática. Afirmaciones como las de Manuel Mariscal Zabala, que califican al franquismo como una etapa de “progreso y reconciliación”, revelan el negacionismo que impulsa la extrema derecha, desdibujando el sufrimiento de miles de víctimas y el carácter represivo de un régimen que pisoteó libertades básicas durante casi cuatro décadas.

¿Progreso y reconciliación? La distorsión histórica de Vox

Durante un debate en el Congreso, el diputado de Vox Manuel Mariscal ensalzó el franquismo como un periodo de reconstrucción tras la Guerra Civil. Según sus palabras, “gracias a las redes sociales muchos jóvenes están descubriendo que la etapa posterior a la Guerra Civil no fue oscura”. Esta afirmación, más propia de un panfleto propagandístico que de un representante público, obvia deliberadamente los crímenes de la dictadura: ejecuciones sumarias, persecución ideológica, exilio forzado, censura y el sometimiento de miles de mujeres a roles subordinados.

La reconciliación que pregona Mariscal es, en realidad, el relato impuesto por los vencedores de la Guerra Civil, quienes construyeron un sistema de represión sistemática para silenciar cualquier oposición. La dictadura no buscó la unidad nacional, sino la eliminación de cualquier disidencia política, sindical, cultural o social.

Negacionismo disfrazado de neutralidad

David Moreno, presidente del grupo parlamentario de Vox en Castilla-La Mancha, intentó distanciarse de las declaraciones de Mariscal, afirmando que “la historia la dejamos para los historiadores”. Sin embargo, esta aparente neutralidad es una maniobra política que busca restar importancia al impacto de estas declaraciones. Al no condenar explícitamente la exaltación del franquismo, Moreno y su partido normalizan un discurso que niega la brutalidad del régimen y ataca los avances en memoria histórica que ha logrado la democracia.

Moreno también redirigió la atención hacia temas actuales, como el encarecimiento de la cesta de la compra o las consecuencias de las lluvias torrenciales, acusando al Gobierno de “fanatismo climático”. Este intento de desviar la conversación no solo es irresponsable, sino que muestra el desprecio de Vox por la memoria de quienes sufrieron bajo la dictadura

Ley de Memoria Democrática

La Ley de Memoria Democrática, aprobada en 2022, no es solo un instrumento para reconocer y reparar a las víctimas del franquismo; es un acto de justicia histórica. Esta normativa busca eliminar los vestigios de la dictadura que aún persisten en la sociedad española, como monumentos o asociaciones que ensalzan a los responsables de crímenes de lesa humanidad.

Vox ha sido uno de los principales detractores de esta ley, llegando a presentar enmiendas para proteger a las asociaciones que hacen apología del franquismo. Estas propuestas, además de ser un insulto a la memoria de las víctimas, evidencian el interés de la formación de extrema derecha en perpetuar un relato histórico manipulado que legitime su ideología autoritaria.

La democracia no se negocia

La presidenta del Congreso, Francina Armengol, dejó claro que no se tolerará más apología del franquismo en el hemiciclo. Sin embargo, las declaraciones de Vox van más allá de un simple debate parlamentario: representan un intento deliberado de reabrir heridas que la democracia española ha intentado sanar a través del diálogo y la justicia.

El ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, recordó durante el debate algunas de las atrocidades cometidas bajo el régimen franquista, como las torturas, las ejecuciones sin juicio justo y las leyes que coartaban derechos fundamentales. Frente a estos datos irrefutables, el discurso de Vox no es más que un ejercicio de negacionismo que trivializa los sufrimientos de las víctimas.

Las redes sociales: un arma para la desinformación

Uno de los aspectos más preocupantes del discurso de Vox es su insistencia en las redes sociales como fuentes de “verdad”, frente a los medios de comunicación tradicionales. Según Mariscal, las redes permiten que los jóvenes “descubran” una visión alternativa del franquismo. Esta afirmación no solo es irresponsable, sino peligrosa. En un momento en que la desinformación prolifera, Vox promueve activamente una narrativa que distorsiona los hechos históricos y deslegitima las instituciones democráticas.

La memoria histórica no es solo un ejercicio de recuerdo; es un compromiso con la justicia y la verdad. En un país donde aún quedan fosas comunes sin exhumar y familias que buscan a sus desaparecidos, relativizar los crímenes del franquismo es un acto de crueldad que perpetúa el sufrimiento de las víctimas.

La Ley de Memoria Democrática es un paso necesario para garantizar que estas atrocidades no se repitan y para educar a las nuevas generaciones sobre los peligros del autoritarismo. Vox, al oponerse sistemáticamente a esta ley, demuestra que no está comprometido con los valores democráticos, sino con la perpetuación de un pasado que pisoteó derechos fundamentales.

Un compromiso ineludible con la democracia

Frente a los ataques de Vox, es fundamental que las instituciones y la sociedad civil defiendan la memoria histórica como una herramienta para consolidar la democracia. No podemos permitir que discursos negacionistas ganen terreno en un país que ha luchado durante décadas por superar el legado de la dictadura.

Vox intenta desviar la atención hacia problemas actuales para justificar su falta de condena al franquismo. Sin embargo, la democracia no puede construirse sobre el olvido ni sobre la distorsión de la verdad. Reconocer el pasado, por doloroso que sea, es una obligación ineludible para garantizar un futuro más justo y libre.

En palabras del ministro de Política Territorial, “la democracia no puede ser indulgente con quienes niegan la verdad”. La apología de la dictadura es un ataque no solo a las víctimas, sino a todos los ciudadanos que creen en una España democrática, plural y respetuosa con los derechos humanos.

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