Pedro Sánchez, cada vez más cerca de Francisco Franco

27 de Octubre de 2023
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Pedro Sanchez A Filas

Para entender lo que va a suceder hoy en el Comité Federal del Partido Socialista Obrero Español hay que remontarse a lo que sucedió el 1 de octubre de 2016. Pedro Sánchez pretendió, tras conseguir por segunda vez consecutiva los peores resultados electorales de la historia del PSOE, la aprobación de una serie de pactos que ese órgano rechazó y se derivó en una moción de censura que terminó con la salida de Sánchez de la Secretaría General y su dimisión como diputado.

Los pactos que se proponían para optar a una investidura era un acuerdo de gobierno con Podemos y el apoyo de los partidos nacionalistas e independentistas. Más o menos la misma situación de la anterior legislatura o del panorama previo a la sesión de investidura del mes de noviembre.

Unos meses después, tras una gestión desastrosa por parte de la Comisión Gestora, Pedro Sánchez volvió gracias al movimiento de las bases iniciado por Eva Maldonado y, como líder autoritario que es, perpetró uno de los mayores asaltos normativos que se recuerdan en la historia política española. En el 39 Congreso Federal, celebrado en el mes de junio de 2017, Pedro Sánchez impuso una reforma de estatutos y reglamentos que le blindaba y le daba absoluta impunidad hiciera lo que hiciera.

Como ha sucedido a lo largo de la historia con los líderes autoritarios, Pedro Sánchez acompañó ese asalto al poder absoluto con una frase que rebajaba el escenario dictatorial propuesto: «devolvemos el PSOE a los militantes, porque el partido ahora no es de los dirigentes, sino de los militantes».

Es cierto que se han incrementado los procesos de participación directa, pero todos están condicionados a lo que se decida finalmente en Ferraz, es decir, a lo que decida o interese a Pedro Sánchez. Por ejemplo, si el resultado de unas primarias para elegir a un candidato no gusta al secretario general, Ferraz tiene la potestad de no aprobar la decisión de los militantes. Es así.

Hoy se celebra el Comité Federal. Este órgano, que antes de la segunda etapa de Pedro Sánchez era clave para el funcionamiento del partido, ha quedado totalmente descabezado de funciones para evitar que se vuelva a repetir lo sucedido el 1 de octubre de 2016. Una de las decisiones más importantes que se adoptarán esta mañana será la convocatoria de una consulta a la militancia para que apruebe el pacto de gobierno con Sumar.

Aquí está la nueva estafa de Pedro Sánchez a los militantes, porque les hurta su capacidad de decisión sobre los acuerdos que se alcancen con otros partidos de cara a la investidura, incluida una amnistía de cuestionable legalidad…, y todo lo demás.

Los estatutos del PSOE son claros a la hora de señalar cuándo se convocará una consulta a la militancia.

Como se puede comprobar, en las normas internas del PSOE se niega a la militancia su capacidad de decidir sobre los acuerdos con las formaciones que no van a formar parte del gobierno pero cuyos votos son fundamentales para que Pedro Sánchez sea presidente del Gobierno. Es decir, que el secretario general socialista tiene patente de corso para hacer lo que le venga en gana en base a sus intereses personales. Es lo mismo que sucedía con los referéndums convocados por Francisco Franco, que siempre había que votar «Sí» y que sólo obedecían a los intereses del dictador.

Cuando Óscar Puente le dijo a Alberto Núñez Feijóo que en el PSOE los que decidían los grandes acuerdos eran los militantes estaba faltando a la verdad, porque, por ejemplo, en la consulta no se va a preguntar sobre los acuerdos que se puedan alcanzar tras las negociaciones con Junts, ERC, Bildu, BNG, PNV o Coalición Canaria.

La militancia de muchas federaciones no está de acuerdo con la supuesta concesión de una amnistía para los encausados, procesados o condenados por el procés catalán porque, entienden, y con razón, que es una medida que legitima la comisión de delitos recogidos en el Código Penal y que no tienen nada que ver con la «intencionalidad política».

Son muchos los militantes que, aun siendo pedristas y perteneciendo a federaciones controladas por los siervos de Sánchez, están de acuerdo con los argumentos críticos de Emiliano García-Page o Felipe González. Sin embargo, estos militantes no tendrán la posibilidad de oponerse a los pactos con los partidos independentistas catalanes porque se les hurta la posibilidad.

En la consulta fake de Sánchez se preguntará solo por el acuerdo con Sumar y eso es una estafa política de primer calibre. Sánchez ejecuta nuevamente un movimiento de trilero en el que engaña a sus propios militantes porque la bolita se les muestra en un vaso pero, en realidad, aparece oculta. Todo ello, evidentemente, con los ganchos adecuados que ganan hasta que llega el incauto de turno que lo va a perder todo.

Por otro lado, en el PSOE de Sánchez se habla de transparencia hacia la militancia pero el hecho de que no se vaya a preguntar sobre los acuerdos de investidura es un modo de ocultar lo que en realidad se está dispuesto a pagar a cambio de la Presidencia del Gobierno.

Si el PSOE es de los militantes, cosa de la que alardean Sánchez y su corte de sectarios, el Comité Federal de hoy está obligado a plantear una consulta sobre los acuerdos con los partidos independentistas porque son el primer paso para que el acuerdo de gobierno con Sumar sea efectivo. Si no hay investidura, entonces la militancia aprobará un pacto que será papel mojado.

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