El diagnóstico mediático sobre Alemania como el «enfermo de Europa» necesita una segunda opinión

10 de Octubre de 2023
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Economist (17/8/23)

*Este artículo fue publicado originalmente en FAIR.org. 

Desde el siglo XIX, el epíteto de "enfermo de Europa" se ha utilizado para describir a las naciones europeas que atraviesan dificultades económicas o inquietud social: primero el Imperio Otomano en la década de 1860, luego Rusia en 1917, Francia en la década de 1950, Gran Bretaña en la de 1960, Italia en la de 1970 y Alemania a finales de la década de 1990 y principios de la de 2000.

Los medios de comunicacióndominantes han estado aplicando este término a Alemania en respuesta al crecimiento negativo del PIB del país centroeuropeo. «¿Es Alemania el enfermo de Europa?», preguntaba un vídeo de Bloomberg (3/8/23). Un artículo de CNN (24/8/23) explicaba “Por qué algunos vuelven a llamar a Alemania 'el enfermo de Europa'”. CNBC (4/9/23) informaba: “Alemania es el 'enfermo de Europa' - y está provocando un giro a la derecha, dice un importante economista”.

Pero sus reportajes han ignorado sistemáticamente lo que probablemente sea una causa principal de la enfermedad económica de Alemania: el sabotaje a los gasoductos Nord Stream, que transportaban gas natural de Rusia a Europa.

Reventar la economía

Hay pruebas sustanciales de que la economía “enferma” alemana se ha visto muy afectada por la pérdida de los gasoductos, y puede comprobarse que la escasez de gas ruso barato contribuye en gran medida a que Alemania sucumba a la recesión. El gas natural representa alrededor de una cuarta parte de la totalidad del gas de Alemania. En 2021, un año antes de que se intensificaran los combates por la región secesionista ucraniana de Donbás, Alemaniaimportó 142.000 millones de metros cúbicos (bcm) de gas, el 52% procedente de Rusia. En los tres años anteriores al conflicto actual, el consumo de gas natural de Alemania fue de 89 bcm de media. (Alemania pudo reexportar gran parte de sus importaciones, cosechando los beneficios económicos de vender el excedente de gas a los países vecinos).

Nord Stream 1 por sí solo era mucho mayor que cualquier otro gasoducto ruso a Alemania, con un suministro anual de hasta 59 bcm. La Oficina Federal de Asuntos Económicos y Control de las Exportaciones de Alemania no identifica el origen infraestructural del gas importado, por lo que el público desconoce el volumen exacto de las importaciones de gas procedentes de Nord Stream. Pero Alemania perdió, al menos en un futuro previsible, nada menos que un asombroso 66% de su consumo de gas y un 42% de su suministro.

«La economía alemana es la mayor víctima económica de la Unión Europea en la guerra de Ucrania», me dijo, el reputado economista Jeffrey Sachs:

"La destrucción de Nord Stream, la pérdida de comercio con Rusia y el efecto rebote de las sanciones de EE.UU. y la UE pesarán mucho en la economía alemana, y por ende en la de toda la UE, durante los próximos años".

En su afán por sustituir al gas ruso, Alemania ha recurrido al gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos e incluso podría recurrir también al GNL ruso. En los cuatro primeros meses de 2022, la Unión Europea y el Reino Unido triplicaron sus importaciones de GNL estadounidense con respecto al año anterior. Al mismo tiempo, Europa está importando ahora mayores cantidades de GNL de Rusia que nunca. Según un reportaje de Spiegel (12/9/23), “hay muchos indicios de que este combustible acabará quemándose también en Alemania”.

El metano, un potente gas de efecto invernadero, es el mayor componente del gas natural; se calcula que entre 56.000 y 155.000 toneladas métricas fueron liberadas a la atmósfera por el sabotaje del Nord Stream. Si la destrucción del gasoducto acelera la transición a la energía verde, su impacto neto a largo plazo puede ser positivo. Sin embargo, hay repercusiones a corto plazo. 

El gas ruso por gasoducto es más económicamente rentable que el GNL, y el uso de este último como fuente de energía es más perjudicial para el medio ambiente: Requiere un almacenamiento a baja temperatura que consume mucha energía, combustible para el transporte transatlántico (en el caso del GNL procedente de EE.UU.), licuefacción y regasificación y, a menudo, la construcción de terminales de GNL (como se ha visto en Alemania).

El elefante de 19.000 millones de dólares

En septiembre de 2022, tres de los cuatro tubos que componen los gasoductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2, valorados en 19.000 millones de dólares, se rompieron por explosiones submarinas. Rusia tenía una participación del 51% en los gasoductos y el resto estaba repartido entre cuatro países de Europa Occidental. La financiación del proyecto procedía de una empresa energética rusa y de empresas de Europa Occidental. Los gasoductos desembocaban en Alemania, el país que más dependía de ellos.

Nord Stream 1 empezó a suministrar gas en 2011. Nord Stream 2 nunca entró en servicio, ya que su certificación fue suspendida por Alemania en febrero de 2022 tras el reconocimiento formal por parte de Rusia de dos regiones separatistas de Ucrania. En agosto de 2022, Rusia interrumpió el flujo de gas a través de Nord Stream 1, alegando trabajos de mantenimiento. Tras el sabotaje, en octubre de 2022, el Presidente ruso Vladimir Putinofreció suministrar gas a través de la única línea restante del Nord Stream 2 que no había resultado dañada en el ataque; su oferta fue rechazada.

La reacción instintiva de los medios de comunicación de masas fue culpar a Rusia de lo que se considera uno de los actos de sabotaje industrial más importantes de la historia (FAIR.org, 3/3/23, 14/10/22, 7/10/22). Sin embargo, con la aparición de pruebas que sugieren que una nación occidental (ya sea Estados Unidos, Ucrania o posiblemente una combinación de ambos) es el probable autor, los autoproclamados médicos de los medios de comunicación que han apodado a Alemania el “enfermo de Europa” se niegan a asociar los problemas económicos alemanes con el elefante de 19.000 millones de dólares en la habitación.

Diagnosticar erróneamente al paciente

Cientos de artículos de los medios principales se han centrado recientemente en Alemania, y muchos de ellos han caracterizado al país como el “enfermo de Europa”. Hay consenso en la información de que los costes desorbitados de la energía, en particular el aumento vertiginoso del precio del gas natural, son los principales impulsores de la inflación, la recesión y la caída en picado de la producción industrial de la mayor economía de Europa. Pero la omisión de una causa clave, si no la principal, de la enfermedad parece ser un descuido importante de la prensa establecida, semejante a una negligencia médica.

El caso de Spiegel es grave, sobre todo teniendo en cuenta su reciente historial de noticias de gran repercusión sobre el sabotaje del Nord Stream. El ataque está ausente de un artículo de 7.000 palabras, “Por qué la economía alemana se tambalea y qué podría ayudar” (7/9/23), escrito por no menos de 11 periodistas. La semana siguiente, el medio siguió fingiendo ignorancia, planteando la pregunta “¿Cómo puede ser?” (12/9/23) en referencia a las crecientes importaciones europeas de GNL ruso.

NPR (Radio nacional pública de EE.UU.) también ha cubierto el sabotaje del Nord Stream. Sin embargo, un artículo de NPR (27/9/22) inmediatamente después del ataque excluyó su impacto. Publicado el mismo día después del sabotaje, el artículo de NPR sobre la vuelta de Alemania al carbón como combustible en medio de la urgencia por encontrar alternativas al gas ruso omitió notablemente mencionar el ataque sin precedentes tanto al medio ambiente como a la industria. 

“Nord Stream” y “sabotaje” son palabras que faltan en estos informes de Spiegel y NPR, así como en cientos de artículos que evalúan la crisis energética de Alemania, por ejemplo, PBS, Servicio Público de Radiodifusión de EE.UU. (19/7/23). Aquí la omisión es la noticia clave. Lo no reportado constituye el núcleo de la historia, sirviendo como titular viral que permanece sin ser escrito. 

Lo que conecta los artículos de Spiegel y gran parte de los reportajes de NPR es la supresión de los detalles de las noticias de última hora. Se emplean eufemismos para evitar ofrecer un diagnóstico preciso. En el caso de Spiegel, los gasoductos Nord Stream se rebautizan como “los gasoductos del Mar Báltico” y el acto deliberado de sabotaje se denomina “gasoducto ruso fallido”. Por su parte, NPR (26/12/22) encontró adecuado descalificar los gasoductos bombardeados como “ya desaparecidos”. 

Receta: menos derechos para los trabajadores

Tras desestimar el sabotaje como causa principal de los problemas económicos de Alemania, muchos medios de comunicaciones pasaron a recomendar remedios cuestionables Por ejemplo, la CNN (24/8/23): 

Un problema (el coste del gas natural) ha sido especialmente grave para los fabricantes [alemanes] que consumen gran cantidad de energía. El precio del gas en Europa alcanzó máximos históricos el verano pasado. Aunque han bajado mucho en los últimos meses, están subiendo de nuevo, ya que la posibilidad de una huelga en las plantas de gas natural licuado (GNL) de Australia ha hecho temer una crisis mundial del suministro.

La “posibilidad” de una huelga laboral es el chivo expiatorio del alto “coste del gas natural”. El subtexto es que los derechos de los trabajadores, ya peligrosamente extendidos e infectando la economía, deben ser recortados.

La CNN parece acotar los hechos en sentido amplio. El medio define la recesión “como dos trimestres consecutivos de descenso de la producción”. Los datos que confirman la caída de Alemania en recesión se basan en la evolución de su PIB en el primer trimestre de 2023. La producción, en otras palabras, se contrajo durante los tres primeros meses del año, tras una contracción del 0,4% en el cuarto trimestre de 2022. Ambos periodos de tiempo preceden a los patógenos del sindicalismo que supuestamente “suben” los precios del gas y a la reciente designación de Alemania como el “enfermo de Europa” (New Statesman, 7/6/23). 

Esta no es la primera vez que FAIR.org (por ejemplo, 10/8/23, 1/6/23, 1/9/97) ha documentado que los medios de comunicación dominantes utilizan los derechos de los trabajadores como chivos expiatorios de las condiciones económicas.

La reducción de los tipos del impuesto de sociedades también se encuentra entre las medicinas recomendadas en varios artículos sobre el “enfermo de Europa.” Varios medios de comunicación solicitaron la opinión del economista jefe del Commerzbank (por ejemplo, Financial Times, 20/8/23; Deutsche Welle, 1/8/23; Yahoo! Finance, 25/5/23). El experto declaró a CNBC (24/8/23) que:

Alemania necesita impuestos de sociedades más bajos, menos burocracia, procedimientos de aprobación más rápidos, más inversión en carreteras, puentes e infraestructuras digitales, precios competitivos de la electricidad y mejores escuelas.

Es muy posible que algunos de los saneamientos económicos y estructurales recetados mejoren la salud económica del paciente. Pero los artículos que pregonan los recortes del impuesto de sociedades como cura pasan por alto un hecho crítico: los tipos del impuesto de sociedades en Alemania alcanzaron una media del 38,5% entre 2001 y 2007, y han rondado el 30% desde 2008. Cómo, a pesar de estos tipos, la economía alemana consiguió convertirse, después de 2008, en una “potencia” y una “superestrella económica” no parece una cuestión digna de consideración. 

¿Demasiado gasto social?

También Politico (13/7/23) parece haber recomendado un tratamiento no relacionado con la enfermedad:

La protección social será uno de los puntos más candentes. Alemania cuenta con uno de los Estados del bienestar más generosos, y el gasto social representó el 27% de la economía el año pasado (frente al 23% en Estados Unidos). Con Berlín bajo presión para gastar mucho más en defensa, el apretón de cinturón (y la reacción pública) ya ha comenzado.

Hay mucho que desentrañar. Grandes contratistas militares, como Lockheed Martin y Raytheon, proporcionan ingresos publicitarios a Politico. Axel Springer, la multimillonaria empresa alemana de medios de comunicación propietaria de Politico, tiene un historial documentado de hostilidad hacia la democracia social. 

Al igual que el artículo de la CNBC, el artículo de 3.400 palabras de Politico no contiene ni una sola frase que informe a los lectores de que el “gasto social” del gobierno alemán ha experimentado un minúsculo aumento (del 25,5% al 26,7%) durante el último cuarto de siglo. Tampoco se dice a los lectores que, aunque el gasto social en países como Francia y Austria representa en torno al 30% del PIB, sus economías gozan de una salud mucho mejor que la alemana.

Estados Unidos no es un paciente modelo

La conclusión es que se recobraría la salud si la enfermiza Alemania adoptara un modelo económico más parecido al de Estados Unidos. Pero el Ministro de Economía alemán no parece estar de acuerdo en que el Estado del bienestar alemán sea una debilidad que enferma a la economía.

“Al mismo tiempo, la economía alemana conserva una serie de puntos fuertes”, escribió Robert Habeck en el Economist (14/9/23) en respuesta a su artículo de portada del 17 de agosto, “¿Es Alemania una vez más el enfermo de Europa?”. 

“Nuestra economía social de mercado mantiene sus tradiciones de cooperación entre empresarios y sindicatos y un poderoso Estado del bienestar”, escribió Habeck. 

¿Se equivoca Habeck al rechazar el modelo estadounidense como cura para el "enfermo de Europa"?

Nein

Tras la pandemia, la esperanza de vida repuntó en muchos otros países de renta alta. Pero la esperanza de vida en EE.UU., ya más baja que en otros países de su entorno, disminuyó. Estados Unidos gasta más en defensa que los 10 países siguientes juntos, incluidos China, Rusia, India y Arabia Saudí. “Entre los países industrializados, Estados Unidos es, con diferencia, el más rico, con una proporción mucho mayor de la riqueza y la renta nacional destinada al 1% más rico que cualquier otro país”, según Inequality.org

Tal vez lo más lamentable para Estados Unidos, un país que se enorgullece del “sueño americano”, sea que ni siquiera figura entre los 25 primeros países de la lista de naciones con mayor movilidad socioeconómica. Alemania ocupa el puesto 11, muy por delante de Estados Unidos. 

Pero la salud de ambos países puede estar más entrelazada de lo que revelan los diagnósticos iniciales. Según un artículo de opinión del canal de televisión estadounidense MSNBC (13/7/23), “Estados Unidos también tiene una tasa de inflación más baja que cualquier otro miembro del G7; no es como si las políticas de Biden estuvieran haciendo subir la inflación en Alemania”. Pero si Estados Unidos, ya sea directamente o a través de terceros, hiciera estallar los gasoductos Nord Stream, tendría una responsabilidad significativa en el deterioro de la condición del “enfermo de Europa”, y va a necesitar un muy buen abogado defensor de negligencia médica, a pesar de lo que los medios del establishment hayan dicho a los lectores. 

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