El 1 de octubre de 2016 el Partido Socialista Obrero Español estalló y, ahora, seis años después el Partido Popular pretende que eso vuelva a ocurrir. El protagonista es el mismo, Pedro Sánchez, pero con una posición muy diferente a la de aquel año.
En 2016, el actual presidente del Gobierno venía de dos derrotas electorales en las que se superó a sí mismo logrando los peores resultados electorales de la historia del PSOE. Sin embargo, Sánchez no cejaba en su intento por acceder a la Moncloa. En el mes de febrero pretendió ser investido gracias a un acuerdo con Ciudadanos y Podemos. La formación morada, como es lógico, se descolgó de un pacto con el diablo neoliberal.
Tras la repetición electoral y el empeoramiento de resultados, Sánchez pretendió alcanzar un pacto similar al que le llevó a la Moncloa en la moción de censura de 2018 y que le invistió en enero de 2020.
Sin embargo, en 2016 Pedro Sánchez no tenía la mayoría en el Comité Federal y el 1 de octubre se produjo una de las reuniones más tensas de la historia reciente del PSOE que terminó con una moción de censura y con Sánchez despojado de la Secretaría General. En su estilo autoritario, una vez que recuperó el cargo en 2017, Sánchez le quitó atribuciones al Comité Federal para que la historia no se volviera a repetir.
En noviembre de 2022, el Partido Popular está instigando a un nuevo «1 de octubre». Diferentes dirigentes del PP están haciendo llamamientos para que los barones socialistas se rebelen contra Pedro Sánchez.
El motivo que esgrimen es, principalmente, la derogación del delito de sedición y la reforma de la malversación dejándola sólo para los casos en los que existe un lucro personal. Estas medidas del Ejecutivo de Sánchez, evidentemente, beneficiarán a los políticos catalanes condenados (e indultados), algo que al PP le dará mucho rédito político, sobre todo por el perfil trumpista, patriotero y nacionalista de su lideresa real, Isabel Díaz Ayuso.
Los llamamientos, además, están sujetos al mismo argumentario en el que instan a los barones socialistas a que ordenen a los diputados de sus circunscripciones, principalmente Comunidad Valenciana, Aragón, Extremadura y Castilla-La Mancha, voten en contra de estas medidas.
Por ejemplo, el vicesecretario de Organización del Partido Popular, Miguel Tellado, ha afirmado que los dirigentes socialistas deben «pronunciarse: está en su mano parar esta deriva de Sánchez con su peso en las Cortes». Además, en referencia a Ximo Puig, ha señalado que si no lo hiciera «se convertirá en cómplice y copartícipe de la peor cesión de Sánchez» a los condenados por el procés.
Tellado no se ha quedado ahí, sino que ha emplazado a Ximo Puig a que diga públicamente «de qué lado está: o con el independentismo que defiende y promociona Sánchez o con la Comunidad Valenciana».
El envite de Tellado no se ha quedado sólo en el presidente valenciano, sino que ha recordado a los presidentes autonómicos del PSOE que «no se puede estar al mismo tiempo con España y con Sánchez ya que se ha convertido en una amenaza para el Estado de derecho».
En la misma línea se manifestó Cuca Gamarra, secretaria general del PP, en Toledo, donde reclamó a Emiliano García-Page que se rebele con los nueve diputados socialistas en el Congreso contra la supresión del delito de sedición y la reforma de la malversación. «Tienen que decidir si están dispuestos a permitir que el sanchismo devore al socialismo».
Gamarra, en la misma línea que Tellado, afirmó que si los barones socialistas no van a hacer nada y van a permitir que las reformas del Código Penal sigan adelante «serán tan responsables y cómplices como Pedro Sánchez. Es el momento de pasar de las palabras a los hechos», en clara referencia a la oposición que García-Page manifestó respecto a los indultos de los condenados por el procés.
La ofensiva del PP también se ha lanzado sobre Extremadura. donde el vicesecretario de Coordinación Autonómica y Local del PP, Pedro Rollán, ha afirmado que Fernández Vara tiene «la responsabilidad y la oportunidad de convocar a sus cinco diputados en el Congreso para decirle que por encima de los intereses políticos de Sánchez, de una sola persona, deben anteponer los intereses de los extremeños y los españoles, los intereses de la Nación. Pedro Sánchez demuestra ser el caballo de troya y delegado de ERC en Moncloa, porque se pliega a los intereses de los independentistas».
El Partido Popular no podía dejar de lado a Aragón. Hasta Zaragoza se ha desplazado el coordinador general, Elías Bendodo, que no ha dudado decirle al presidente socialista de Aragón, Javier Lambán, que «diga a sus diputados que por coherencia voten en contra de la derogación de la sedición y la modificación de la malversación. Solo así podremos saber si el presidente de Aragón dice la verdad a los ciudadanos o lo que quiere es tomarles el pelo una vez más».
Pedro Sánchez ha conseguido que el Partido Popular esté muy preocupado por el PSOE y por el socialismo, valga la ironía. Sin embargo, lo que está claro es que el PP está instigando a un nuevo «1 de octubre», conocedor de que tanto Ximo Puig como Emiliano García-Page, Guillermo Fernández Vara y Javier Lambán son contrarios a cualquier dádiva hacia el independentismo.
Por otro lado, el PP pretende utilizar el miedo de estos dirigentes a que estas medidas del gobierno de Pedro Sánchez, que son muy impopulares en sus territorios, tengan un grave impacto electoral, sobre todo por la cercanía de las elecciones autonómicas.