Reconocer la llegada de la menopausia, es interpretada de manera personal y entre amigas, como aquello a lo que inevitablemente habrá que llegar. Aquello que para el cuerpo y la psique es desconocido desde lo que me pasará a mí, con relación a cómo la vivió mi madre o mi hermana; y que, a la vez, es conocido por todas las mujeres, por lo que social y culturalmente se dice de ella: será el momento en que aparezcan los sofocos, la irritabilidad, los dolores, el mal dormir, la baja libido y una larga lista de síntomas asociados.
Lo que no sabemos es cómo vivir los años de transición a la menopausia desde una interpretación y vivencia personal y colectiva con mirada positiva, saludable, curiosa e incluso, fascinante.
Metáfora de una mudanza.
1. Tomar consciencia de que habrá que hacerla
Ella sabe que tiene que mudarse. Que donde ha vivido, su casa-cuerpo tiene que evolucionar hacia un lugar desconocido. Hace tiempo ya que no se muda. Digamos que lo hizo sobre los 11, 12,13 años y en su caso, a los 31 volvió a hacerlo con la llegada de un hijo. Pero ahora, cercana a los 46 años, intenta recordar cómo es la sensación, cómo puede prepararse, qué va a necesitar.
En un momento dado, por lo que escucha, por lo que ve de sus amigas o compañeras de trabajo y por reconocerse con una edad propia a la posibilidad de la mudanza, la mujer pasa a sentir los inminentes cambios de la transición de un cuerpo-casa conocidos, a un cuerpo-casa desconocidos.
2. Preparase preguntando, pidiendo ayuda, buscando recursos
La mujer empieza a preguntar quién tiene cajas, quién tiene furgoneta. Siente que debe poner atención plena en lo que está por llegar y prepararse. La conceptualización, la autopercepción de los cambios que supondrá la mudanza en ella, hará que recurra a quien considera tiene la información y las mejores recomendaciones. Como hablamos de la llegada de su menopausia, a quien consultará será a su profesional sanitario de referencia (médico, ginecológ@, enfermera…)
Pide cita y hace sus preguntas desde un lugar tímido, asustado, negativo sobre la mudanza. No le sorprende que el profesional le devuelva comentarios como: “la menopausia es una cruz” o “toma isoflavonas de la farmacia y si estás muy mal ven que te receto hormonas”.
La mujer sale de la consulta médica con estas respuestas y siente que se enfrenta a una mudanza para la que no tiene ni cajas, ni furgoneta, ni nada que pueda prever, tener o hacer para que dicha mudanza le sea amable, cuidada, gozosa.
Su entorno tampoco entiende cómo acompañarle en un cambio tan relevante, sin ni siquiera saber por dónde empezar a ayudar ni a dónde les llevará esa mudanza que es natural en la mujer, pero que, como onda expansiva, también les implica y responsabiliza.
3. Entender que habrá movimiento y cambios antes de la mudanza
Desajustes, desarreglos, desequilibrios… Llega el momento en el que el cuerpo-casa empieza a cambiar hacia lo desconocido. Se lo dice su ciclo alterado, se lo dice su cuerpo, se lo dicen sus emociones. Aparece un innegable ir hacia otro lugar que no es el actual, no es en el que ha vivido cerca de 30-40 años (ciclicidad).
Esta mujer, llamémosle Beatriz, tiene en su mente la idea de la mudanza como algo puntual que pronto tendrá el día marcado en el calendario. Pero aquello lejano, subyacente a la mudanza como malestares del cuerpo y adaptación a la nueva situación, un día toma consciencia de que lo está viviendo poco a poco, antes de que ésta llegue. Siente señales y síntomas que no entiende, pero que indican (a quién tiene la información adecuada), la inequívoca aproximación de que la mudanza será una realidad.
Se siente con miedos, insegura, no sabe qué va a pasar, si va a estar a gusto, si va a estar bien en ese nuevo sitio al que se muda. Puede que de casualidad lea en una publicación de las redes sociales que a la mudanza se llega preparándose, adaptándose poco a poco. Preparando lo que ya no quiere y lo que sí quiere llevar a ese nuevo lugar. Preparándose sí, con ilusión, con creatividad, con curiosidad y fascinación por la poderosa labor bioquímica hormonal femenina cambiante que está experimentando.
En griego, mudanza se dice "metáfora". La metáfora de la mudanza de cuerpo-casa, llevándola a la conceptualización de qué estamos hablando cuando hablamos de los años de transición hacia la menopausia, se llama los años de la Perimenopausia.
Se trata de un largo periodo en el cual acontecen cambios, mensajes del cuerpo de que algo está sucediendo tal y cual fue la primera mudanza, es decir, la pubertad y su hito, la menarquia o primera menstruación.
Una mudanza no deja de ser una gran metáfora de las transformaciones que atravesamos las mujeres en los diversos estadios de nuestra vida.
“Necesitamos muchas cajas, que sean acogedoras y resistentes para estas mudanzas en femenino”
Cristina Asociación AMBA menstruación digna
En el Día Mundial de la Menopausia, las mujeres necesitan información, acompañamiento, y mirada positiva sobre la etapa de la Perimenopausia para llegar a la menopausia con calidad de vida y condiciones óptimas para acoger una nueva etapa llega de renovadas oportunidades.
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Carolina Ackermann Barreiro, divulgadora y activista por la salud de las mujeres @mujersinreglas Cofundadora de la Asociación La Vida en Rojo