Apenas se detectan avances territoriales ucranianos en el frente de guerra, aunque en las últimas jornadas las fuerzas de Ucrania han liberado a Robotine en medio de avances en el óblast (provincia) de Zaporiyia y cerca de Bajmut y, en total, podríamos hablar de que la contraofensiva ucrania ha conseguido liberar alrededor de unos 600 kilómetros cuadrados sobre algo más de 100.000 que podría ocupar Rusia. Los rusos, por su parte, han llevado a cabo "operaciones ofensivas en la línea Kupyansk-Svatove-Kreminna, cerca de Bajmut, a lo largo de la línea de la ciudad de Avdiivka-Donetsk y en el oeste de Donetsk" donde no "no hicieron ningún avance confirmado”, según señalaba el Institute Study of War (ISW), un think tank norteamericano.
En cualquier caso, todas las fuentes señalan que la contraofensiva ucraniana se estanca, el conflicto se ha convertido claramente en una guerra de desgaste y los rusos aguantan a la defensiva mucho más de lo esperado, mostrando, a las claras, que el trabajo realizado en el frente cavando trincheras, colocando minas defensivas, creando obstáculos y fortaleciendo sus defensas está dando resultados inesperados para los dos bandos. Además, muchos observadores señalan que aunque la ofensiva diera algunos resultados territoriales tampoco cambiaría el curso de la guerra ni significaría la retirada de los rusos de la mayor parte de los territorios ahora ocupados.
Así las cosas, mientras unos atacan sin éxito y otros resisten numantinamente, los medios de comunicación norteamericanos, entre los que destacan la CNN, The Washington Post y The New York Times, critican ya abiertamente al alto mando militar ucraniano por su mal desempeño en el manejo de la guerra. La CNN destacaba, en una entrevista con un general norteamericano, que los ucranianos "malgastan munición, repitiendo el mismo error de Rusia al inicio de la invasión”.
Críticas al Alto Mando ucraniano
Por otra parte, según la inteligencia norteamericana, citada por The Washington Post, el problema de los ucranianos es que tienen demasiadas tropas, incluidas algunas de sus mejores unidades de combate, en los lugares equivocados. Los comandantes ucranianos han dividido las tropas y el poder de fuego en partes iguales entre el este y el sur del país, motivo que explicaría en parte por qué Ucrania no puede cortar las líneas de suministro de los rusos.
Tras los recientes ataques contra objetivos civiles, las miles de bajas causadas por la guerra y un creciente hartazgo en la escena internacional ante un conflicto al que no se le ve un final cercano, junto a otros elementos, todo ello está haciendo mella en la moral y la psicología de los ucranianos, que ya no ven la victoria tan al alcance de la mano y vislumbran que la misma de producirse tendrá un alto coste en vidas humanas. Funcionarios estadounidenses, citados por el diario The New York Times, cifraron recientemente el número de muertos ucranianos en 70.000 y el de heridos en 120.000, mientras que fuentes rusas aseguran que las bajas ucranianas podrían superar los 400.000 entre ambos conceptos.
En cualquier caso, la sangría no cesa y la moral ucraniana ya no es la misma que al comienzo de la guerra, sino que entre la opinión pública de este país comienza a cundir el desánimo, la apatía ante una causa minada por la corrupción reinante en el gobierno de su país y las pocas ganas de combatir ante una muerte casi segura. El presidente ucraniano, Volodímir Oleksándrovich Zelenski, ha tenido que cesar recientemente a su ministro de defensa y a los jefes de reclutamiento locales ante el estado de cosas reinante en una administración corrupta y poco valorada por sus ciudadanos.
Moscú, dominada por los ‘halcones’
Pero el principal problema para Zelensky es el tiempo. La ofensiva se estrellará definitivamente en unos meses o semanas si no consigue sus objetivos entre septiembre y octubre porque el implacable general invierno, que llevó a la derrota a Napoleón y Hitler, está a la vuelta de la esquina y favorecerá a los defensores rusos, bien pertrechados, armados y atrincherados. Los rusos tienen todo el tiempo del mundo, Ucrania, no.
Aparte del general invierno, el ciclo electoral norteamericano corre en contra de los ucranianos y apenas queda algo más de un año para que los electores de los Estados Unidos vayan a las urnas para elegir un nuevo presidente. Así advertía del peligro real la CNN en un reciente comentario: “Una ofensiva estancada y un estancamiento invernal, por ejemplo, tendrían ramificaciones particulares en Estados Unidos, ya que podría aumentar las dudas sobre el apoyo de Estados Unidos a la guerra en medio de un enconado año electoral. Los estadounidenses se preparan para un posible enfrentamiento entre el presidente Joe Biden, quien revivió la alianza occidental y es el partidario externo más esencial de Ucrania, y el expresidente Donald Trump, un escéptico de la OTAN que admira a Putin y se comprometió a poner fin a la guerra en 24 horas, probablemente en los términos de Putin”.
En este mismo canal, un informe de Jim Sciutto encapsuló la naturaleza crítica de la capacidad de Ucrania para mostrar el impulso para influir en la política de la guerra en el mundo exterior. Altos funcionarios estadounidenses y occidentales hablaron de evaluaciones cada vez más "aleccionadoras" sobre la capacidad de las fuerzas ucranianas para recuperar un territorio significativo. En la misma línea, seguía informando la CNN, un alto diplomático occidental dijo sombríamente que si bien existe la oportunidad de que Ucrania avance, era "extremadamente, muy poco probable" que cambiaría el equilibrio del conflicto en las próximas semanas.
En lo que respecta a encauzar el conflicto por la vía política, tal como desearían líderes occidentales, pero especialmente una Francia siempre reacia a herir a Rusia, esta posibilidad es cada día que pasa más remota. Al naufragio de la cumbre sobre la guerra en Ucrania de Yedá, en Arabia Saudí, que reunió a decenas de países, se le viene a unir la impotencia de la Unión Europea (UE), incapaz de mostrar un liderazgo autónomo al de los Estados Unidos y de mediar entre las partes.
Ya ni siquiera China y Turquía, dos países con los canales abiertos con Moscú y que no participan de las sanciones contra Rusia, parecen dispuestas a liderar nuevas iniciativas políticas y diplomáticas para destrabar el conflicto. El problema radica en que casi todas estas iniciativas diplomáticas probadas hasta ahora estaban y están condenadas al fracaso si no cuentan con la presencia de Rusia, el país que atacó y ocupó Ucrania. Sin Rusia toda conferencia sobre la guerra de Ucrania está condenada al fracaso y carece de sentido, tal como se ha visto en Yedá recientemente.
El presidente ruso, Vladimir Putin, lejos de moderarse se ha radicalizado y ahora el discurso ultranacionalista aparece adornado hasta con ribetes antisemitas, negando el Holocausto nazi y acusando a los ucranios de las matanzas de los judíos en ese país. Incluso Putin, llevado por su paranoia y delirio nacionalista panruso, ha llegado a afirmar que “la Ucrania moderna fue creada completamente y en su totalidad por Rusia, más específicamente por la Rusia bolchevique y comunista”. Para Putin, simplemente, Ucrania es una entidad nacional artificial que no debería existir en los mapas y ser anexionada por Rusia sin contemplaciones.
Aparte de esta vuelta de tuerca en el discurso del máximo líder ruso, causa especial preocupación en medios occidentales la influencia y ascendencia del actual vicepresidente del Consejo de Seguridad del país, Dimitri Medvedev, quien ha llegado a advertir que la supuesta autorización occidental para los ataques de Ucrania en Crimea llevarán al “apocalipsis" y brindan a Rusia "una oportunidad" para responder contra la OTAN. Medvedev es partidario de la guerra total contra Ucrania, incluso empleando medios nucleares para doblegarla, y un encarnizado enemigo de la OTAN y de todo lo proveniente de Occidente. En estas circunstancias, albergar por ahora alguna esperanza con respecto a una salida negociada a la guerra parece una idea absolutamente descabellada, mientras el tiempo corre en contra de los ucranianos. ¿Estaremos perdiendo la guerra de Ucrania sin saberlo?