La estrategia de Alberto Núñez Feijóo frente a los incendios tiene poco de novedosa: culpar al Gobierno central y eximirse a sí mismo, aunque las llamas se extiendan sobre comunidades gobernadas por el PP y afecten a territorios moldeados por sus propias políticas durante más de una década. La fórmula no cambia: irresponsabilidad convertida en relato.
Más de 340.000 hectáreas han ardido en lo que ya es el peor año en tres décadas. Las comunidades más afectadas —Galicia, Castilla y León, Extremadura— están gobernadas por su partido. Y sin embargo, Feijóo prefiere hablar de Sánchez, no de los recortes, privatizaciones y abandono sistemático del medio rural que caracterizó su mandato al frente de la Xunta.
El humo no deja ver los árboles, pero tampoco borra la verdad: Feijóo es parte del problema. Y su papel actual, el de incendiario político mientras otros apagan fuegos reales, es tan obsceno como irresponsable.
De los recortes a la propaganda, 13 años de combustible
Durante tres legislaturas al frente de Galicia, Feijóo convirtió la prevención forestal en un gasto prescindible. Recortó en brigadas, desmanteló recursos públicos y precarizó al personal de extinción, a menudo entregando parte del dispositivo a empresas privadas que hoy siguen gestionando incendios con medios insuficientes.
Cuando los montes ardían bajo su gobierno, nunca asumía responsabilidades. Los culpables eran los “terroristas incendiarios”, una invención propagandística sin base judicial ni policial que servía para tapar su desastrosa gestión ambiental. Se hablaba de “bandas organizadas”, “nocturnidad” y “sabotajes”, pero jamás se investigó en serio. Solo se criminalizaba para no responder políticamente.
Esa fue la doctrina Feijóo: convertir el fuego en relato y la negligencia en dogma. No hubo inversión, ni planificación, ni política pública de prevención. Solo culpables invisibles y campañas de comunicación pagadas con dinero público para encubrir lo evidente: su modelo forestal era tan débil como cínico.
El líder del PP prefiere las cenizas a la verdad
Ahora que los incendios arrasan de nuevo Galicia, Zamora, León o Ávila, Feijóo actúa como si el pasado no existiera. Responsabiliza al Gobierno central de una crisis incubada por años de políticas de tierra quemada. Y lo hace con total impunidad, ignorando que la gestión forestal es competencia autonómica y que su partido gobierna donde el fuego arrasa con más virulencia.
Su hipocresía alcanza niveles insultantes: mientras él exige medios y soluciones, las comunidades del PP han recortado, externalizado y despreciado los avisos científicos sobre el riesgo creciente de grandes incendios. ¿Ahora se acuerda de las brigadas? ¿Ahora pide coordinación?
Feijóo no lidera nada: solo instrumentaliza tragedias para desgastar al Gobierno, incluso cuando esas tragedias son consecuencia directa de sus decisiones. Y lo hace con una frialdad calculada, sin la más mínima autocrítica, como si no tuviera las manos manchadas de ceniza.